CAPÍTULO 19

1 2 0
                                    


Me despierto temprano, extraño mi cama y he dormido bastante mal. No me apetece levantarme, no tengo nada que hacer y si no salgo no molestaré a Einar. A las diez me estoy muriendo de sed y no me queda más remedio que salir a buscar agua. Entro al baño me lavo la cara, recojo mi maraña de pelos y salgo de la habitación.

Escucho ruido en la cocina, hay una mujer de unos cuarenta años limpiando.

- Buenos días – le hablo en inglés.

- Buenos días Sra.

- Carla, llámame Carla – le tiendo la mano.

- Becky encantada – estrecha mi mano.

- El Sr. Knutsen se ha ido.

- No, es imposible salir – la miro raro y parece leer mis pensamientos.

- Vivo en la portería. Einar está en su despacho.- asiento

- Me dices donde está el agua, por favor. – no lo piensa toma un vaso y me lo da.

- ¿Quieres desayunar?

- Gracias Becky, ya preparo yo el desayuno. – Einar aparece en pijama, despeinado y con gafas. Si no fuese por lo prepotente que puede llegar a ser, admitiría que me parece muy guapo.

- Veamos que provisiones tenemos – empieza a rebuscar en los armarios.

- ¿Café, leche, zumo? ¿galletas, bollitos o tarta de fresas?

- Zumo y galletas, por favor.

Le observo mientras prepara los zumos, está tan diferente y no solo por la ropa, parece alegre y es amable.

Desayunamos tranquilos, ninguno de los dos dice nada, pero decido romper el silencio.

- ¿Trabajas los sábados?

- Si, ¿por?

- En la oficina de España no trabajamos los sábados.

- Yo trabajo los sábados, domingos y cuando es necesario pero la oficina está cerrada.

- Olvidaba que estás a cargo de ¿cuatro sucursales? – niega y me corrige.

- Danber, tiene cinco sucursales pero tengo dos empresas más aquí en Copenhague.

- Bueno si Danber cierra y soy buena trabajadora, me queda la esperanza de que te apiades de mí y me des trabajo en alguna de tus otras empresas. – bromeo y le oigo reír.

- Si eres buena trabajadora, Danber no cerrará te lo aseguro – sonríe.

- Vaya sabes sonreír – he vuelto a hablar sin pensar, me mira serio.

- Todo el mundo sabe reír – fuerza una sonrisa – pero si te ríes demasiado te salen arrugas.

- Discúlpame, mi comentario ha estado fuera de lugar, no pretendía molestarte – intento arreglarlo.

Entorna los ojos y me dedica una mirada penetrante, a la vez que aprieta sus labios, no quiero imaginar lo que va a salir por su boca.

- Tranquila, la verdad es que soy un hombre bastante serio – me acuerdo del mote que le puso Celia y me da la risa.

- Por lo que veo soy chistoso – me guiña un ojo.

- No sólo me acorde de algo.

PUNTO Y PRINCIPIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora