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Brad era más alto que Liam, y por el carácter que había demostrado al soltar el comentario del Usurpador, y el modo en cómo había tratado a Selina, se notaba que era alguien demasiado modesto, egoísta e incluso nefasto.

—¿El Usurpador está...? —comenzó a murmurar Dianne.

—¡EN EL MALDITO PATIO! —bramó Brad—. Estamos sacando a todos de la Fortaleza por las catacumbas. ¡Muévanse!

El grito que pegó fue suficiente para que todos los Pasajeros se pusieran en marcha. ¿Por qué el ataque de ese tal Usurpador podía ser tan malo?

Cooper ayudó a Scott a salir de la habitación, y en cuanto llegaron al pasillo que daba a los interiores de la Fortaleza, supieron qué estaba sucediendo. Había varios cuerpos inertes a lo largo de todo el Patio, y la entrada principal de la muralla estaba hecha pedazos. En medio del desastre, un humanoide de piel blanca, vestido con tatuajes a lo largo de su cuerpo, así como una bata que colgaba de los hombros, caminaba en dirección al edificio. Este hombre, si se le podía llamar así, no tenía pelo. Estaba calvo, y al parecer le habían desfigurado el rostro.

—¿Qué rayos es eso? —clamó Dianne en cuanto llegó al lado de ellos.

—¿Y cómo es que logro hacer este caos? —preguntó Miranda.

El Usurpador se detuvo y les dirigió la mirada directamente a los Pasajeros.

—¡Oh! —masculló Scott—. Ya nos vio.

—¡A un lado!

El hombre que se llamaba Brad los apartó de un empujón, y alzó el rifle que tenía en las manos. Con un par de disparos, espantó tanto a Cooper como a Scott, y obligó a Dianne y a Miranda a taparse los oídos.

Los impactos de bala golpearon al Usurpador en el pecho. Pareció dar resultado. El tejido del humanoide se abrió y la sangre comenzó a manar como un torrente de agua. Sin embargo, segundos después, las heridas comenzaron a cerrarse.

—¿Qué? —soltó Brad.

—Los Usurpadores no sienten —Selina apareció detrás de ellos, portando un arco en sus manos ya con una flecha en su hilo—. Sus cuerpos pueden destruirse, pero si la criatura sigue viva, de nada servirá.

La chica se detuvo al pie de la escalera y disparó la flecha hacia el humanoide. Al momento de impactar con el suelo, una mecha se encendió y un inmenso fuego se alzó dividiendo la Fortaleza en dos.

—¿Qué...?

—¡Muévanse! —volvió a bramar Brad, haciendo un ademan con el arma, invitando a los Pasajeros a seguir a Selina por la escalera que daba directamente a la parte del Patio que no estaba bajo fuego.

—¿Cómo ocurrió todo esto? —inquirió Cooper, siguiendo a la chica.

—Los Usurpadores tienen una fuerza sobrehumana —explicó Liam, a sus espaldas—; necesitan sangre de cualquier criatura viviente. Eso los impulsa a seguir. Son como una especie extraña de zombi.

—¿Y sus tatuajes? —preguntó Miranda.

—Símbolos en un idioma que nadie puede leer excepto aquellos que han encontrado la Pirámide —dijo Selina—. Esa cosa es un enemigo de la Pirámide.

—Alguien no digno —corroboró Brad, quién iba hasta atrás del grupo—. Tantas veces que lo repetía Dylan cuando la encontramos por primera vez. ¿Cómo no olvidarlo?

—¡Tú no estabas! —le reclamó Liam—. Te quedaste en el puerto para...

—¡Cállense los dos! —los silenció Selina.

Travesia [Pasajeros #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora