Capítulo 3

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Los chicos miran a Derek mientas éste se encontraba sentado en el sillón de los Stilinski, el ojiverde estaba  ajeno a las miradas curiosas por parte de todos los presentes en aquella sala

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Los chicos miran a Derek mientas éste se encontraba sentado en el sillón de los Stilinski, el ojiverde estaba  ajeno a las miradas curiosas por parte de todos los presentes en aquella sala.

Esto, —mejor dicho este día— era en realidad lo más raro que habían pasado los chicos, pues,  que día —en su sano juicio— se imaginaron volver a ver a Stiles de niño, cuándo imaginaron que Peter y Stiles se conocían de años atrás y que el menor le llamara Papi a Peter. Sí,  sin duda alguna era simplemente insólito, pero lo que en verdad nunca imaginaron ver era la actitud del alfa mayor, aunque nadie lo podía culpar. Ellos tenían y estaban presenciado la digna imagen que daba el alfa con el ya no tan humano de la manada.

Era una imagen entre loca y tierna.

Pues Derek en ese momento tenía recostado en su regazo al niño Stiles dormido mientras le acariciaba el cabello castaño mirandolo con una sonrisa sincera reflejada en su rostro, gesto que era causada por cada uno de los gestos que hacía el niño entre sueños.

Cuándo se imaginaron ver a Derek sonreír y cuándo  pensaron que el causante de eso sería Stiles, —un mini Stiles— exacto nunca, eso para ellos no era lógico, aunque siendo sinceros, ese día, en particular era todo menos lógico.

—Lo que aún no entiendo es el cómo o por qué Stiles volvió a ser niño. —Lydia mira de manera confusa a Stiles, por primera vez en su vida no entendía lo que sucedía, cosa que sólo la frustraba... Ya que... Vamos es Lydia Martin; la chica más linda, la novia del capitán del equipo de lacrosse y sobre todo la banshee más inteligente de toda la escuela, —aunque eso sólo la manada lo supieran—. Por otro lado había algo que preocupaba más que saber el cómo Stiles es un niño y eso lo sabía Isaac quien toma la iniciativa de acercarse al alfa moreno de ojos Jade, dicho hombre  se encontraba absortó en los gestos tan infantiles del niño.

Cuando el ruloso se sienta en el lado contrario al del pelinegro,  —con temor a que el moreno sacará a relucir su lobo— estira un poco su mano hasta poder tocar las pequeñas, pero notables y puntiagudas orejas que tenía Stiles, al ver que Derek no le haría nada malo se ánimo a hacerle mimos al niño, rascándole detrás de la oreja absorto en los ruiditos que emitía en sueños así por fin invitándose hablar —Lo que yo aun no entiendo es cómo  Stiles es un lobo y mucho menos por qué él se ve diferente que todos nosotros.

Silencio...

El silencio es lo único que se escucha después de lo que dice el amante de las bufandas.

Noah podía darse una idea del como se convirtió su hijo hiperactivo en lobo, pero lo que aún no comprendía era como su hijo parecía un niño normal con orejas y  cola de  lobo, raro, pero cierto, aunque siendo sincero se veía tierno y menos temible que los presentes.

—Es porque Stiles es un cambia forma. —Se escucha la voz del jefe de Scott, Deaton; un druida conocido como el veterinario del pueblo, entró sin llamar a la puerta que ahora reposaba gustosa en el suelo y atrajo con su entrada silenciosa la mirada de todos los curiosos, osea de toda la manada, menos del alfa ojiverde, quien sólo tenía ojos para el castaño en su regazo —creo que será mejor llevar a Stiles al loft de Derek a menos de que usted Sheriff quiera que sus vecinos vean a su hijo de cinco años nuevamente rondando por su casa, pero sobre todo con unas orejas y cola de un lobo. —Todos manteniendo el silencio detrás de ellos, se dirigen a sus respectivos vehículos para ir al hogar del alfa.

Un Niño, Una Manada... ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora