Cuando estaba en quinto grado, a mis 10 años, la escuela nos propuso escribir una carta dirigida a una persona que nos gustaría conocer, sin detallar el remitente; luego colocarla dentro de una botella de vidrio y lanzarla al mar de la costa que deseáramos. Aun no entendía muchas cosas de la vida por lo que mi carta fue sumisa y simple, muy simple.
Le conté a mi desconocido remitente que mi sueño era ser corredor de autos profesional, ese tipo de adrenalina llamaba mucho mi atención, amaba jugar carreras en bici con mis amigos. También le comente como había sido mi vida hasta ese momento y como era mi presente de hijo único, sin madre, un padre trabajador, una madrastra amorosa, un amigo casi hermano, una educación cara, prácticamente tenia la vida comprada y debía estar feliz. Sin embargo siempre me sentí vació, porque a pesar de todo nunca me establecí bien socialmente y la razón era desconocida para mi, por lo cual me habría gustado hacer un amigo o una amiga diferente.
La finalice con mi dirección domiciliaria, mi teléfono y mi nombre, pidiéndole que si gustaba se contactara conmigo o me haga una carta parecida. La coloque dentro de la botella en forma de pergamino y decidí arrojarla cuando viajamos a las costas de california, en ese verano.
Mi carta nunca fue hallada ni respondida, por lo menos no durante el tiempo que la tuve presente en mi memoria, durante cuatro años la espere, todos los días con ansiedad. Supongo que la decepción en cierto punto me afecto, ya que me hubiera gustado tener un nuevo amigo en algún lado del mundo antes de entrar a la secundaria, pero no fue así y simplemente continué solo, respaldado por Juyeon, mi fiel amigo de toda la vida, el único que estuvo siempre y por el único que gastaría todo mi tiempo, por el único que daría mi brazo a torcer y al único que le permitía llamarme Hoonie.
Sin embargo eso cambio cuando termine mis estudios secundarios y una empresa se ofreció a brindarme trabajo como modelo por mi notoria belleza, aseguraron darme estudios universitarios de lo que yo deseara y pagarme adecuadamente. No me negué, muy dentro mio sabia que mi real sueño seria demasiado difícil de conseguir y a pesar de no tener problemas económicos, ser bien pagado era un gran lujo. Por supuesto mi única condición fue que Juyeon trabajara conmigo, en donde sea que sea apto, volviéndose así mi representante luego de estudiar forzosamente para lograrlo. Estaba muy orgulloso, mi vida había tomado un rumbo que nunca espere pero que me agradaba en demasía.
Supongo que aun así esa carta había quedado en mi memoria como una cicatriz ya que a pesar de haberla olvidado por once años, cuando recibí la llamada de mi madrastra entusiasmada, todo mi sistema se altero y mi corazón comenzó a latir con rapidez.
-¿Nana?- cuestione al atender ya que leer ese nombre en la pantalla de mi celular había sido desconcertante. Hacia años no hablaba con mi padre o con ella, luego de mudarme a Seoul con la agencia las cosas se habían dificultado para verlos, mi agenda era muy apretada, lo único que aun mantenía de mis raíces era a mi representante y mejor amigo.
-¡Hijo! ¿Como has estado? Que suerte que pudiste atender tu teléfono, creí que no te encontraría nunca.- suspiro hondo, se notaba agitada y emocionada.
-Bien, ¿Y tu? Por suerte estoy en un pequeño descanso, así que si puedes se breve.- fui amable, la verdad era que estaba en mis días libres sin ganas de hablar con nadie, pero me pareció extraño que me llamara, capas había ocurrido algo grave.
-¡Oh! Por supuesto.- se aclaro la garganta y luego de un gran jadeo habló -¡Llego Younghoon, llego! Luego de tanto, ya no tienes que sentirte decepcionado.- al conocerla supe que estaba sonriendo, de oreja a oreja, su tono era feliz, estaba eufórica. Aun así no comprendí a que se refería. Supongo que lo noto ya que no le respondía -La carta, ¡Te respondieron!- finalizó y mi corazón se detuvo.
Tarde en analizar la situación, no podía asimilarlo fácilmente. A esas alturas de mi vida debía importarme poco, pero no fue así. Como si una deuda estuviera saldada, así me sentí.
-No puedo creerlo.- suspire riendo -¿Donde esta, Nana? ¿La tienes ahí? ¡Ábrela! Y léela, por favor. Léela...- sentí como un nudo en la garganta se formaba, sin embargo no era propio de mi llorar, por lo que simplemente me emocione.
-Tranquilo, ya la mande por correo a tu departamento, supongo que llegará en unas horas. Lamento haberte avisado con tanta anticipación, es que no aguante.- una mala noticia para mi querida y particular ansiedad. Aun así no debía culparla, yo tampoco habría aguantado.
-Gracias Nana, de verdad, me alegraste mucho. Es una gran noticia.- intente calmar mis ansias pero mis nervios estaban descontrolados -Debo dejarte, pero me gusto mucho hablar contigo, ya les avisare cuando puedo visitarlos. Saluda a papá.- y luego de su cordial saludo, finalice la llamada, apoye mi celular sobre la mesa y me lo quede viendo por unos segundos, en shock prácticamente.
Espere durante una semana a que llegara la carta, por alguna razón el envío se había atrasado, lo cual me estaba aniquilando. Ser muy impaciente en estas situaciones era sumamente estresante, Juyeon siempre trataba de calmarme diciendo que ya llegaría, porque me estaba afectando en mi trabajo y eso tampoco lo ayudaba a él.
Muy dentro mio deseaba que fuera una chica, no es que necesitara amor de ese estilo desesperadamente, pero si lo era, seria obra del destino y tal vez mi alma gemela. Imaginar no me haría daño, ya me había decepcionado una vez, estaba preparado para otra. Sin embargo, si era un hombre tampoco me disgustaba, un buen amigo o colega en esos momentos me habría ido de maravilla.
Y al parecer el cosmos me había escuchado porque recibí ambas cosas ¿Creo?
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The letter. {그 편지}
Fanfiction[BbangNyu] ¨Sentirse decepcionado toda una vida por la nula devolución de un mensaje que no tenia remitente, era algo verdaderamente innecesario. Por eso fue inexplicable la satisfacción internalizada al recibir la noticia de su llegada, todo lo que...