Gracias.

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Y ahí estaban, como si se tratara de una especie de broma, mi nombre de usuario, mis mensajes, mis malditos regalos.

Bloquee la pantalla con parsimonia, sin poder quitar la vista del teléfono, estaba desconcertado, absorto a mi al rededor. Salí de la habitación rápidamente y me metí al baño dando un portazo sin pensar en las tres personas restantes que dormía en mi casa.

En ese momento me importaban poco y nada. Aún no podía asimilar lo que acababa de pasar.

Moje mi rostro, respire hondo y mirándome fijamente al espejo decidí una forma de calmar mis nervios.

Volví a la habitación con cuidado, tome mis auriculares y mi teléfono, recostándome nuevamente tratando de no hace mucho ruido ni de mover mucho la cama, y me quede boca arriba observando el techo mientras escuchaba música. Hacerme la cabeza y estresarme en ese momento no solucionarían nada. Cerre mis ojos para tranquilizarme.

No me dormí, mi cabeza no dejaba de dar vueltas en lo mismo, las distracciones a causa de las letras de las canciones eran mínimas, se esfumaban en un santiamén, el simple hecho de que juegue el mismo juego ya era algo que me preocupaba haberme enterado, porque él sabia que yo lo jugaba, se lo conté, y sobre todo le confesé que había alguien que me interesaba en el. 

Pero que sea él ese "sujeto" que me interesaba, empeoraba todo. ¿Acaso sabia y hacia caso omiso? No lo se, no había sido muy claro cuando le comente la situación, pero 2+2 es 4 y estoy seguro que alguna sospecha debía tener, es inteligente.

Pobre de mi, creyendo que todo eso era algo para afligirse, estúpido e inocente, pensando que las cosas no podían empeorar. Mis ojos se abrieron de par en par, como huevos, al mismo tiempo que mi cuerpo volvió a tensarse por completo. Definitivamente al otro día estaría todo contracturado, de pies a cabeza.

¿La causa? Chanhee abalanzo su cuerpo contra el mio, encimando una de sus piernas a mis caderas y pegándose casi por completo. 

Abrazándome como si fuera una especie de peluche. Su respiración estaba tan cerca de mi mejilla que, aunque no podía escucharla por el auricular, podía sentirla con demasiada precisión, me causaba escalofríos, aparte el auricular de ese lado ya que al estar tan cerca tal vez escuchaba el murmullo de la música. 

Volvió a removerse un poco más soltando a través de sus labios una serie de sonidos indescriptibles que me hacían considerar que podría estar soñando, sumándose el calor que me proporcionaba su pierna me estaba desquiciando, si seguía moviéndose y colocándose más pegado a mi, el problema se volvería más grande de lo que debía ser.

Tenia que escabullirme lejos de esta situación.

Para mi suerte, no estaba ejerciendo fuerza, simplemente estaba sobre mi en peso muerto, por lo que no seria muy difícil quitármelo de encima. Pero a la vez, no quería moverlo, temía despertarlo.

Tome aire profundamente y me quite ambos auriculares, para estar mas atento a los ruidos que hacia. Comencé a deslizarme hacia el costado para poder salir de la cama sin cambiar su posición. Pero me había equivocado.

No era su pierna la que ejercía fuerza, pero si sus pequeños y finos dedos, que sostenían gentilmente la manga de mi camiseta. Podía tironear fuerte y tal vez así se zafaría pero ¿Y si hacia que se cayera de la cama o lo lastimaba? 

Quería gritar, quejarme, golpear cosas. No poder dormir, la resaca y la grata sorpresa sobre el juego estaban escalando una por una al punto mas alto del estrés que mi cuerpo podría soportar.

Sin embargo, en medio de toda esa neblina, se había asomado una lucecita en mi cabeza, algo estúpida pero brillante en fin.

Ya estaban por ser las seis de la madrugada, tenia que hacer cualquier idiotez que este a mi alcance para poder al menos dormir quince minutos. 

The letter. {그 편지}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora