El abrigo.

381 39 31
                                    

Era claro que esta noche no iba a dormir, ese enano se las arreglaba siempre para revolverme el mundo y después hacer como si no hubiera pasado nada. Me estaba volviendo loco. ¿Qué es eso de preguntarme si estoy bien, tocarme y desnudarse sin una pizca de arrepentimiento después de haberme besado como lo hizo? Inconcebible, un poco de consideración es lo único que espero de su parte y en cambio recibo puros desconciertos.

Su comportamiento me confundía pero, a pesar de todo eso, seguía sin poder olvidarlo, ese sentimiento hacia él que crecía cada vez más dentro mío, aunque quise apagarlo se encendió más y no podía negarlo. Fue un beso hermoso y quería más, no podía ni ver su rostro sabía que instintivamente iba a saltarle encima. No quería pensar más en cómo evitarlo, quería aceptarlo y entregarme a lo que sea que converja con eso.

Luego de que salió de la habitación, tome el abrigo sin pensarlo, lo lleve a mi rostro y note como se había impregnado su aroma, lo cual intensificaba las ganas de estar con él que me había generado el beso. El tiempo se fue volando y para cuando me di cuenta me había dormido abrazado al abrigo.

Cuando me desperté, sin entender absolutamente nada de lo que pasaba a mí alrededor, ni que día hora año era, frote un poco mis ojos para despabilarme un poco y aclarar mi visión. Al parecer no había pasado mucho tiempo ya que cuando pude ver mejor, tenía a Chanhee mojado, parado con sus bracitos posados como jarra a los costados de su cintura, mirándome fijo con una ceja elevada, un semblante que presentaba una mezcla de curiosidad y fastidio.

-¿Chanhee?- murmure con la voz algo ronca mientras me sentaba en la cama despacio.

-¿Así que por eso no querías que lave tu abrigo? ¿Qué clase de pervertido tengo como compañero de cuarto?- acerco un poco su rostro al mío aun con ese semblante acusador, cruzándose de brazos.

Mientras me perdía en su rostro húmedo y brilloso, sentía como las gotitas que se desprendían de su cabello golpeaban parte de mis piernas y mi cama. Pero se aclaró la garganta exageradamente y me di cuenta a que se refería, sonrojándome rápidamente.

-Eh, no.- me moví un poco para ocultar el abrigo con mi cuerpo, algo absurdo ya que no había remate en esta situación. –Me olvide de guardarlo y me quede dormido encima, no es lo que parece...- seguí murmurando conflictuado y sin fijar mi vista en ningún lugar. –No me molestes, recién me despierto.

-Aja, digamos que te creo esa excusa. ¿Por qué lo estabas abrazando? ¿Estabas soñando conmigo?- cuestiono con un tono de voz que emanaba diversión, ya estaba comenzando a molestarme otra vez, fruncí el ceño por unos segundos pero mi semblante cambio inmediatamente cuando vi cómo se sentó a mi lado en la cama y sin dejarme responder siguió hablando. –Si es así, tengo que reconsiderar dormir con Juyeon.- siguió con un tono aun burlón, pero sin dejar de acercarse a mí. –Porque después de lo que paso, no sé qué tan racional seria que sigamos compartiendo habitación con estas condiciones.- se movía de a poco, pero sin notarlo se colocaba cada vez más cerca.

-No, no, yo...- aparte la mirada algo nervioso, y por inercia comencé a echarme hacia atrás para evitar la cercanía. –En serio no es lo que...

-Sh, basta Hoon, estás hablando muy fuerte.- coloco su índice sobre mis labios, me lo quede mirando intrigado, pude desviar la vista por un segundo y divise la hora, era de madrugada.

De repente se arrodillo en la cama y elevo una de sus piernas para pasarla por encima de mi cuerpo, sentándose sobre mi regazo, sin dejarme asimilarlo. Y siguió hablando.

-A lo que me refiero es que si queremos seguir siendo solo compañeros de trabajo, pero tus ganas de dormir conmigo son las mismas que las mías, debería dormir en la otra habitación ¿No crees?

Mientras decía aquellas palabras que me hacían temblar una a una a medida que entraban por mis oídos, su semblante era relajado, sin ningún signo de burla en él. Apreté el agarre de mis manos apoyadas sobre las sabanas, a cada lado de mi cuerpo, y aparte un poco la vista, tratando de procesarlo.

-No puedo saber si estás jugando conmigo otra vez, no puedo creerte.- la seriedad acompañada de preocupación se apodero de mí, me hacía feliz lo que estaba diciendo pero tenía miedo.

-Tenes razón, y estás en tu derecho de no creer una palabra de lo que estoy diciéndote, pero no estoy bromeando esta vez.- una de sus manos se acercó a mi rostro, por lo que reaccione corriéndome, pero insistió y peino uno de los mechones de mi cabello, sin hesitar.

-¿Por qué no me dijiste esto más temprano? Cuando entraste a buscar ropa, ¿Por qué me lo decís ahora, de la nada?- cuestione mirando sus ojos esta vez aflojando un poco mi agarre, destensionándome.

-Porque soy un cobarde, si te digo que tus reacciones y la ducha hicieron que me decida, ¿Me crees?- ladeo su rostro sonriendo con algo de diversión pero con un deje de temor.

Fruncí el ceño y cubrí su rostro con la palma de mi mano, apartando la vista un poco. –Tal vez pueda creerte, pero si me miras así no me puedo concentrar en lo que me decís.

Cuando ladee mi visión para observarlo, note como sus mejillas se habían puesto coloradas, por lo que intente quitar mi mano para verlo mejor, pero él me detuvo cubriéndose mejor con esta. –Entonces si te lo digo así, ¿Me vas a creer?- sentí el vapor y la suavidad de sus labios cuando hablo contra mi mano, lo cual me estremeció y causo ternura a la vez.

-¿Vas a madurar algún día?- murmure riendo, era más una pregunta retórica que otra cosa, pero la respondió y me perplejo.

-No, si de esta forma logre gustarte, me voy a quedar así.- se veía serio y decidido al decirlo.

Me quede en silencio un rato, solo podía escuchar como su respiración se agitaba, y mis latidos cada vez más fuertes. –Pft, no seas tan tierno de golpe, no puedo manejarlo.- corte el silencio soltando una carcajada, corriendo suavemente mi mano de su rostro hacia su nuca, sosteniéndolo con algo de fuerza para que me mirara. Junte nuestras frentes y cerré los ojos, no quería verlo mientras hablaba. –Si volves a salir corriendo, te voy a perseguir por cielo y tierra hasta lograr cortarte ese lindo cabello que tanto adoras y proteges.- en cuanto abrí mis ojos pude ver como los suyos me miraban fijo, por lo que intente alejarme para verlo mejor pero me tomo del cuello de la camiseta y no me dejo.

Esta vez unió nuestros labios con mucha más suavidad y delicadeza. Su cuerpo se pego al mio como si de gravedad se tratase, empujándome y recostándome, cerré mis ojos para sentir mejor cada tacto que el menor ejercía sobre mi piel, pero tuve que abrirlos al sentir movimientos sobre mi encontrándome con Chanhee tirando por ahí mi abrigo. -Yo huelo mejor.-  fue lo ultimo que escuche antes de volver a tener falta de aire por sus besos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 21, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The letter. {그 편지}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora