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Corrí más a prisa cuando visualice la puerta de la habitación, la abrí de prisa y la cerré detrás de mi. Con la respiración entrecortada me recargue en la puerta, le puse seguro y fui retrocediendo poco a poco hasta llegar al filo de la cama y sentarme.

No tardaron en escucharse los pasos de Ethan y como empezó a aporrear la puerta.

— ¡Abre la puerta maldita sea! — gruño.

Mis ojos empezaron a picar, el miedo se fue apoderando de mi cuerpo.

¡Seras estúpida Leah!

Me recrimine a mi misma, bajar a la cocina no fue una de mis grandes ideas. Seré idiota.

Un gran ruido se escucho cuando la puerta fue rota brutalmente. Me encogi en mi lugar cuando el cuerpo de Ethan apareció por donde antes estaba la puerta, su sonrisa no tardo en aparecer.

— ¿Por qué huyes mi amor? — dijo — si no te voy a ser daño — se empezó a reír como desquiciado.

— Alejate de mi...— mi voz tembló notoriamente.

— ¿Por qué debería hacerlo? — empecé a retroceder en la cama cuando me di cuenta que el estaba cada vez más cerca — he esperado tanto tiempo por esto gruño.

En un santiamén el ya me tenia acorralada debajo de su cuerpo, el pánico descolocó todo mi sistema, más lágrimas se acumularon en mis ojos.

— N-no po-o-r favor... — le supliqué.

— Mía — su cabeza se hundió en mi cuello — hueles delicioso — ronroneo.

Empecé a forcejear para sacarlo de encima mio, el solo se enojo más y sujeto con una mano mis brazos por encima de mi cabeza.

— Lo disfrutaras mi Luna... — empezó a dar besos desde mi cuello hasta llegar a mi boca — nada me alegra más que saber que seré el primer y último hombre en tu vida — sonrió con arrogancia.

Me empezó a besar salvajemente, sus labios se movían con brutalidad sobre los mios. Cerré con fuerza mis labios pero este no tarde en morder mi labio inferior haciendo que me quejara y aprovechara para volverme a besar, si a eso se le llamaba besar.

Con su otra mano rasgo mi blusa dejando a la vista mi sostén, ahogue un grito. Mis lágrimas no tardaron en ser derramadas, empecé a moverme con la intensión de sacarlo de mi sin embargo todo fue en vano.

Sus labios empezaron un recorrido de mi cuello hasta el valle de mis senos, me sentía asqueada ante su tacto, pronto fue bajando poco a poco hasta detenerse justo donde empezaba la tela de mi short de pijama, lo oí gruñir levemente para después este desapareciera como lo hizo mi blusa. Mis sollozos eran cada vez más fuertes.

— Podemos hacer esto por las buenas — susurro cerca de mi oído con la voz ronca.

Se separo un poco de mi para esperar respuesta.

— Eres un maldito — le dije con todo el coraje que sentía — te odio, te odio, ¡te odio!... — grite a todo pulmón.

— Lástima porque yo no.

Con ambas manos rompió mi sostén, una vez liberadas mis manos le empecé a golpear con toda mi fuerza.

— ¡Sueltame! — grite.

Me ignoro completamente para volver a tomar más manos y retenerlas. Sus ojos volvieron adquirir su habitual color pero esta vez con más espesor, su mirada cayo a mi busto desnudo para seguido empezar a succionar, lamer y chupar.

No lo hagas por favor ...— no podía rendirme tan fácil, empezó a mover mi cuerpo pero en vez de ayudarme simplemente empeore la situación.

Sentí como su entrepierna empezó a crecer, se estaba excitando a sobremanera, esto no podía pasarme a mi.

Me empecé a quejar del dolor pues estaba siendo demasiado bruto, cada vez que iba descendiendo hacia abajo dejaba un gran chupetón, sentía asco ante la situación, me tense cuando sentí su aliento en mi feminidad, sentí como sus dientes bajaban mi braga. Moví mis pies tratando de alejarlo, no estaba dispuesta a entregarme a él, no mi virginidad.

Una vez desnuda frente a el me sentía el ser humano más humillado sobre la faz de la tierra, mis lágrimas no dejaban de salir. De un bruto movimiento se introdujo en mi haciendo que gritara del dolor, se empezó a mover sin una pisca de delicadeza, me dieron arcadas cuando escuche sus gemidos, el dolor que sentía era indescriptible.

Ver su rostro de placer solo hacia que mi odio hacia el incrementará, no se cuantas embestidas dio para después venirse dentro de mi. Una vez que se sintió satisfecho salió de mi. Me sentía tan aturdida en estos momentos, acababa de ser violada.

Sentí como se recostaba a lado mio y me tomaba por la espalda para acercarme a el. No me importo que lo hiciera, ya nada importaba.

Nunca pensé que volvería a tener un gran dolor.
Nunca pensé que pudiera encontrar más dolor del que ya había sentido.
Ahora no solo estaba herida sino también rota.

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¡MARATÓN CUMPLIDO!
¿Qué les pareció?
Les agradecería que votarán en todos los capítulos del maratón y comentarán que piensan al respecto.

¡gracias por leer!

- Liz

Traición [1]  [Sin Editar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora