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Leah

Mire la persona frente a mi, el espejo podía engañar a los demás menos a mi. Físicamente estaba bien, mentalmente no lo creo y emocionalmente dudaba a sobre manera. Un suspiro cansado broto de mis labios.

Un pequeño cuerpo yacía recostado en la gran cama, su vestido rosado destacaba sobre las sabanas blancas.

Marisol.

Así se llama la pequeña que dormía en mi cama. Su nombre me la había dicho Andrew, el mayor de todos los niños que vivían en la casa que Damian -por ordenes de Ethan- había conseguido para ellos. Alguno de esos niños ya habían encontrado un hogar, en la manada había parejas que querían hijos, lobas adultas que todavía no encuentran a su mate y tienen su instinto maternal más que dispuesto.

Yo me había ofrecido en cuidar de Marisol mientras encontramos una familia para ella.

La puerta del cuarto fue abierta.

— ¿Ya estas lista? — no evite que una mueca se deslizara por mis labios.

— ¿Todavía hay más? — Melissa asintió.

— Ya son pocas — dijo Melissa — pero es importante que sepas de todas ellas, tranquila ya casi acabamos.

No había pasado ni una día cuando ya tenía a Melissa pegada a mi diciendo todos los deberes de una Luna. Mi cabeza quería explotar de tanta información, no pensé que esto de ser Luna fuera tan atareado. Y eso que solo lleva tres días enseñándome las obligaciones y ya me quiero tirar por la ventana.

— Esto es mucho — me queje.

— Entre más rápido mejor Leah — me señalo la salida — ahorita viene Ana para cuidar de Marisol, así que andando.







(...)



Melissa no había dejado de hablar desde que nos habíamos sentado, estábamos en el jardín trasero de la mansión y ni la gran vista me hacia distraerme de tanta palabrería de la rubia.

— Mel... — la llame pero ella seguía hablando — Mel... Melissa...mel...¡MELISSA! — brinco del susto.

— No vuelvas hacer eso Leah — se agarro el pecho.

— Tu no me hacías caso — me encogí de hombros — además, no hemos parado desde hace rato, ¿nos podemos tomar un descanso? — su mirada me examinó.

— Esta bien — acepto — vamos adentro.

Ambas caminamos para adentrarnos a la casa. Ya hacia tiempo que había desayunado, de seguro ya era cerca de la hora de comida, una idea cruzo por mi mente.

— Tengo una idea — la mirada de la rubia se dirigió hacia mi — ¿qué tal si vamos a comer con los niños?.

— Es buena idea — concordó — pero...

Nuestra mirada se dirigió a los tres hombres que charlaban al pie de la escalera, su platica ceso y su atención fue directa hasta nosotras.

Ethan y Aaron se tensaron, empezaron a oler con su olfato como si fueran perros y sus ojos se obscurecieron más de lo normal.

— ¿Qué sucede? — la preocupación estaba plasmada en el rostro de Melissa.

— Silencio — ordeno Ethan — ¿escuchan eso? — estaba vez se dirigió a los dos hombres que estaban a lado suyo.

— Es muy leve pero se escucha — contesto Damian — además de que poseen un olor diferente, a de ser porque ambas han estado juntas o quizás porque las dos...

— ¿De qué carajos estas hablando Damian? — pregunto con poca paciencia la rubia.

— Embarazada — se escuchó decir la voz de Ethan — alguna de las dos esta embarazada.

Inconscientemente lleve mi mano a mi vientre, mi mente quedo en blanco, podría decir que inclusive mi corazón dejo de latir. El miedo se incrustó debajo de mi piel y amenazaba con desgarrar todo a su paso.

Esto simplemente no podía estar pasando, yo no debería  -ni debía- estar embarazada.

Traición [1]  [Sin Editar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora