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5 meses después

Leah

Estaba sentada frente a la caja, mientras le daba el cambio al cliente.

— Disfrute su café — le sonreí.

— Gracias — se giró con su café en mano y salió del negocio.

Eche un vistazo a todo el lugar, sin duda, por las mañanas era cuando más movimiento había, las meseras iban de un lado a otro. El peculiar sonido que hacia la perta cuando era abierta se hizo presente, Joseph entro con el ceño fruncido, sabía de antemano que estaba molesto. Esboce mi mejor sonrisa.

— Buenos días, ¿Qué desea ordenar?

— Leah — siseo — sabes muy bien que se te prohibió venir.

— Y tú sabes que me aburro al estar solo en la casa — me queje.

— Le dije que se fuera a casa pero se negó — los ojos acusatorios de Alina no se hicieron esperar — pero sabes cómo es de terca.

— Gracias amiga, no sabes cuánto aprecio tu apoyo — escupí con burla.

— De nada — sonrío también con burla — pero sabes que nos preocupamos por ti — su rostro ahora reflejaba seriedad — y por ese monstruito.

Pose mis manos en mi hinchado vientre.

— No le digas así — entorne mis ojos en su dirección, alzo sus manos en rendición, regrese la mirada a Joseph — sé que te preocupas por mí, se los agradezco, a ambos — dije — pero no requiero de mucho esfuerzo físico al estar aquí — hice mi cara de perrito, esa siempre funcionaba, al menos la mayoría de las veces.

Escuche como Joseph suspiraba.

— ¿Qué voy hacer contigo Leah? — restregó su cara con cansancio — a veces me cuestiono quien es el mayor y el menor.

— Pues deberías cuestionártelo más seguido — una cuarta voz se unió a la conversación. Y por el gritito que pego Alina no cabía duda de quién era.


Eliot y Alina eran mates, fue poco inusual su encuentro, pero al fin y al cabo, los dos están juntos, disfrutando de su amor.

— Hay menores de edad aquí, malditos exhibicionistas — el peculiar humor de mi hermano hizo que Eliot soltara una risa.

— A mí también me da gusto verte, primito.

— Sí, sí, mucho amor entre primos — la inconfundible voz de Daniel llego hasta mis oídos.

Y las miradas sobre mi queridísimo amigo no se hicieron esperar. Si tan solo supieran...

— De que te ríes, preñada — alzo una ceja — cuéntanos el chiste.

— Oh cállate maldito chupa-sangre.

— Ese es un término demasiado gastado — negó — me decepcionas querida, esperaba más de ti

— ¿Qué no vendrías dentro de 3 días? — pregunto Joseph a Eliot — ¿Qué no se suponía que Daniel se quedaría allá?.

— Yo también te quiero Joseph.

— Hay un tema delicado el cual tratar — nos miró a los dos — entre más rápido mejor.

La seriedad en sus palabras hizo que mi piel se erizara.

— ¿Sobre qué trata?.

— Más bien es sobre quien — su mirada se conectó con la mía — es sobre Ethan.

Traición [1]  [Sin Editar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora