Capitulo 13 Sello Roto

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Ya habían pasado unas cuantas horas desde que Terry se fue corriendo hacia el bosque Leean no lograba localizarlo por ningún lado era como si se lo hubiera tragado la tierra, Nathan intentaba animar los ánimos de todos pero era casi difícil teniendo en cuenta todo los acontecimiento recientemente que había ocurrido.
—¿Estás bien? —le pregunta Nathan a Sam mientras caminaban mas por aquel espeso bosque.
—Sí, es solo que no logro entender donde se metió Terry—dice Sam tratando de parecer tranquilo pero la verdad era que no estaba tranquilo estaba preocupado y sus poderes al parecer le estaban indicando en hacer algo pero no sabía qué hacer era todo confuso y necesitaba respuesta pronto o iba a explotar—quiero ir a donde la anciana que nos dijo Cody.
—¿A qué viene eso? —le pregunta Nathan con un suspiro mientras caminaban mas era extraño que no hayan encontrado ya una salida de aquel bosque que según Leean ya había conocido antes.
—Creo que esa anciana nos podría ayudar—le dice Sam sin saber bien el porqué lo decía pero algo en su interior se lo decía casi a gritos que fuera a ese lugar solo que no sabía perfectamente donde era—mira allí que es eso.
Los tres se detuvieron en seco al ver a lo lejos salir un humo negro a lo lejos, con un poco de duda se fueron acercando aquella torre de humo negro, podría ser una señal de salida de aquel bosque frio y seco o bien podría ser una trampa de cualquier manera no se iban a rendir sin pelear si era necesario mas era lo que menos querían en ese momento.
Al caminar e ir acercándose aquella nube Nathan y Leean  se detienen pero Sam no, seguía caminando entre las ramas como si le llamaran desde aquellas penumbras era extraño pero se sentía seguro, la voz de sus amigos llamándolo a lo lejos no lo hizo detener, después de unos cuantos metros salió a un prado enorme una pequeña cabaña en el centro de color gris con una chimenea enorme se veía, esta era la causante de aquella humarada negra, el suelo de aquel prado era de un amarillo claro con ciertas flores de colores extrañas nunca las había visto, una verja de color gris estaba rodeando el perímetro de aquella cabaña al ir caminado con cautela una brisa empezó a mover las flores era un brisa fría como si la muerte estaba allí, el cielo era claro pero no entraban los rayos del sol era extrañas aquellas nubes parecían planas, Sam camino a la puerta de la cabaña sus sentidos estaban activos como si fuera que alguien lo llamaba, aquella cabaña de lejos se veía abandonada pero de cerca sus ventanas estaba limpias y el pórtico tenía unas mecedoras muy cómodas de color blanca la puerta marrón estaba entre abierta y por instinto Sam ingreso aquel lugar con mucho temor pero seguridad a la vez.
—Hola—llama Sam tocando la puerta, el interior de la cabaña era todo de madera muy bien decorado existían ciertos adornos con telas muy llamativos y unos espejos en ciertos lugares de color plata, había unas escaleras que llevaba a la segunda planta, nunca pensó que era de dos pisos no lo parecía, mientras caminaba alrededor buscando las personas de ese lugar muchas fotos de diferentes jóvenes y hombres adornaban el lugar hasta que una le llamo más la atención y al verlo de cerca era un joven Cody y un joven Terry abrazados sonriendo cerca de un lago no pareciera que tuvieran más de catorce o quince años, al ver aquella foto mejor imágenes de ese día en el lago cuando celebraban el cumpleaños de su padre toda la manada estaba muy contenta de haber terminado con sus enemigos de otras tribus y celebraban alegremente, Cody estaba nervioso de hablar con sus padres sobre lo que era y mas con su mejor amigo Terry que sería futuramente su mano derecha en todo, aquel día sin embargo jugaban en ese hermoso rio escuchando las alegres risas de todos.
Aquellas imágenes lo rodeaban como si él, Sam, hubiera estado allí sus poderes estaban creciendo más de lo que creía ver ese tipo de recuerdo no era fácil y menos sentir que estaba en ese lugar sintiendo todo y cada uno de las emociones de los presente en especial las de Cody no era nada sencillo de explicar.
—Había escuchado de ustedes mas nunca creí que llegaría a conocer a uno en persona—una voz suave pero agotada saco a Sam de sus pensamiento al dejar la foto enel lugar se dio la vuelta para observar a una mujer bastante anciana con su cabello largo plateado adornado con varias telas de colores llevaba una bata rosa muy linda con pequeños estampados de flores, sus parpados estaban caídos pero en su mirada en aquellos ojos de color celeste denotaba vida aun aquella mujer a pesar de su cuerpo su espiritad era fuerte internamente, llevaba un collar con un lobo plateado muy llamativo que por un momento Sam pensó que los ojos de aquel colgante brillaban.
—Los siento—se disculpa Sam un poco nervioso—no creí que había alguien en este lugar…y la puerta estaba abierta.
—Tranquilo—le dice la anciana levantando una mano y haciendo señas que la siguiera a la cocina. Al llegar la cocina era algo pequeña pero muy reconfortante en la mesa estaban varias revistas y periódicos y en la entrada de la puerta trasera colgaba un casa sueño era extraño ya que ellos solo se ponen en los topes de las camas para cuidarte de las pesadillas—siéntate ¿quieres te?
—Si por favor—dice Sam sentándose tranquilamente como si conociera aquella mujer, aquel lugar era como su hogar de alguna manera extraña—¿Quién es usted? —no podía evitar preguntar aquello después de todo estaba en su casa y entro sin su permiso.
—Tranquilo chico—le dice mientras ella termina de preparar el té—digamos que somos viejos amigos, aunque no creí verte en este tiempo.
—¿A que se refiere?
—Eres insistente con saber, es extraños que tus poderes no estén aun desarrollado bien—ella saca dos tazas de té, le da una a Sam y la otra la coloca donde ella se iba a sentar fue a unos de los gabinetes que estaban a su derecha y saco unas galletas de vainilla y chocolate ofreciéndole a unas a Sam quien acepto gratamente—soy la anciana de los lobos, guardiana de todo sus conocimientos y secretos que solo los Alfas deben saber, además de una buena amiga de tus antepasado de Gharmin.
Sam quedo en silencio mientras tomaba su té no sabía que responde algo no le cuadraba en aquella historia, ¿como esa mujer conoce a Gharmin y son buenos amigos? ¿Por qué sus amigos no sabían la verdadera historia de que paso en aquella guerra si ella es la guardiana de los secretos? ¿Cómo es posible físicamente que ella viva tantos siglos?
—¿Cómo…?
—He tenido mis antepasadas que pasan de generación en generación nuestros poderes no creas que he vivido tanto el cuerpo no lo permite—le dice con una sonrisa mientras ve la cara de estupefacto de Sam—la cuestión es que al nacer la siguiente anciana mis memorias y recuerdos pasan a la joven criatura cuando nace en un ritual sencillo, cuando ella llega a la adolescencia es enviada a una prueba para llegar aquí, al hacerlo yo le enseño todo lo que se hasta mi lecho de muerte ella es una mujer fuerte capaz de proteger este lugar hasta que aparezca la siguiente generación.
Su explicación dejo algo perturbado a Sam pero no podía decir nada respecto aquellas tradiciones raras de los lobos.
—Los Alfas al ser nombrados vienen a este lugar y solo ellos pueden entrar ya que son los únicos que tendrán los secretos y poderes correspondientes de su manada—aquella explicación explicaba la razón por la cual Cody menciono que solo ellos podían entrar pero ¿Por qué él pudo entrar si no era un lobo Alfa? —las demás creaturas o razas no entran aquí excepto ustedes los videntes puros la barrera que protege este lugar no permite que nadie pase.
—Por eso mis amigos quedaron atrás, no me parece justo—le dice Sam algo exaltado.
—Tus amigos estarán bien no te preocupes por ellos, antes de llegar a este lugar hay varios hechizos y sellos, pero el que nos rodea aquí es el más poderoso de todos—sus palabras no lo calmaron mucho pero tenía que confiar en aquella mujer—tu presencia aquí no es casualidad y creo que ya debes saber el porqué.
—La verdad no entiendo que sucede—Sam reflexiona respecto aquello por un momento—se que tengo una misión pero no es clara y mis poderes son inútiles en este momento.
—No son inútiles, solo que no están desarrollado como deben ser—le dice con una sonrisa tan amable y cálida—los poderes si no se usan no se desarrollan, no serás lo que debes ser si no creces.
—¿Cómo lo hago?
—Mi viejo amigo me dijo que esto pasaría o al menos a una de mis antepasadas se lo dijo—una risa suave después de aquellas palabras contagio de alegría a Sam—mi niño, no todo es malo o bueno— poso una mano sobre la de Sam su tacto era áspero y suave a la vez—tus poderes son más grandes que cualquier vidente que allá existido en esta tierra, solo deja que te guíen—hubo un silencio en el que Sam analizaba cada palabra aun sentía inseguridad por todo aquello pero esa mujer le daba tranquilidad—eres el único que puede cambiar la historia que está escrita.
Aquellas palabras llegaron muy adentro de Sam como si un velo en su interior se corriera a un lado mientras una energía muy en su interior lo invadía aunque no entendía nada sentía que la duda lo invadía.
—¿Por qué estoy aquí? —le pegunta Sam con suma curiosidad.
—Debes dejar que tus poderes se desarrollen pronto llegara a la vida algo que solo tu podrás detener porque tienes el poder de hacer—la anciana le sonreía como si fuera su nieto en ese momento una joven mujer entro a la cocina, era una chica ruda pero con un cuerpo definido era una joven hermosa sus cabellos eran dorados y largos, su piel blanca y sus ojos de un azul celeste parecía a una muñeca de porcelana iba con un vestido largo color blanco y un cuenco en una de sus manos de madera aquella chica a pesar de su cuerpo era fuerte pero a la vez se veía la delicadeza—querida llegaste, ¿está todo listo?
—Si está listo pronto atravesara el portal, el Alfa Cody está por llegar— su voz era suave como carisma sin embargo aquella chica no parecía notar la presencia de Sam—mi señor—se inclina levemente ante Sam como si fuera alguien importante este se sonrojo un poco mas no sabía que decir o hacer en ese momento.
—Hola…no te inclines ante mí—le dice Sam con algo de pena en su voz y su rostro rojo—soy Sam un placer.
—Nimeria, aprendiz de la antigua—le dice la chica aun inclinada—soy la sucesora y es un honor tenerlo aquí.
—Gracias—le dice Sam con una sonrisa, la anciana solo reía por lo bajo y entonces recordó algo que la chica le acababa de decir—¿Cómo sabes de Cody?
—Es el nuevo Alfa y está por llegar—le responde la anciana colocándose de pie y caminando junto a su aprendiz, Sam se coloco de pie y las siguió por una puerta pequeña que llevaba hacia unas escaleras en medio de la oscuridad bajando aquellas escaleras se podía ver al final una pequeña luz.
—Pero se sacrifico por nosotros la muerte se lo llevo—le dice Sam sin entender que pasaba en ese momento.
—Veras la muerte tenia cierto cariño a ese chico—le dice la anciana habían llegado a una habitación amplia con suelo de madera era un sótano muy cálido con una chimenea al final de donde salía la luz que iluminaba el lugar, eso explicaba el humo que habían visto antes, en el suelo estaba dibujado ciertos símbolos raros que tenían un brillo azulado muy suave que apenas se lograba percibir—por eso nunca se fue como tal, su sacrificio estaba bajo ciertas condiciones que la misma muerte rompió, el destino es extraño muchacho.
Entonces de la chimenea un humo negro salía a borbotones inundando el lugar y entonces un lobo negro apareció rodando pero aquel lobo no era el mismo que conocía Sam de Cody cuando lo vio transformado ahora era un lobo más grande de  color negro con pelos purpuras sus ojos eran diferentes de color negros penumbra con una línea perla y amarilla. Aquello no lo podía creer Sam con mucho cuidado mientras aquellas mujeres se iban hacia una mesa con el cuenco hacer quien sabe que, Sam se fue acercando y a medida que lo hacia aquellos símbolos empezaron a brillar pero no se detuvo tenía que asegurarse de que aquel perro gigante era Cody.
—¡No! —le grito la anciana cuando se dio la vuelta, ya era muy tarde Sam sintió como si algo lo hubiera envuelto una luz blanca lo cegó aquel lobo abrió los ojos y lo miro directamente y lo último que pudo ver fueron aquellos ojos de aquel perro antes de perderse en aquella luz.

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