No era Halldor, no era al que algún día Beatriz había conocido en su antigua vida, era otra persona.Tras aquel pequeño desvanecimiento en el colegio, Magda la llevó a casa antes de terminar las clases.Una vez allí no pudo parar de pensar en aquel niño, temía haberse confundido pero su instinto le decía que aquel niño era su amigo de infancia, pero que de alguna manera, debía de haber perdido sus recuerdos, quizás del mismo modo que ella los estaba perdiendo poco a poco.Salió al jardín y se sentó en la hierba bajo la sombra del pino que tanto le gustaba, respiró profundamente y cerró sus ojos solo un instante, al volverlos a abrir, en su mente desaparecieron todas las cosas que habían en el jardín y apareció ante ella Overg, su bosque, infinitos pinos uno tras otro, en un día soleado y perfecto, tras unos segundos en aquel idílico lugar empezó a nevar de manera aceleradamente, estaba sumergida en un recuerdo, en su pasado.Tras otros pocos segundos se pudo ver a si misma, era una versión distinta, más pequeña, vestida con su antigua ropa, su traje blanco con la capa de invierno.En la escena entró Halldor también distinto pero ambos tenían algo que ahora ya no tenían, un rostro que desprendía la felicidad que dos niños jugando tienen.Jugaban al novole, un juego que consistía en lanzar un piedra hacía un árbol, si la piedra conseguía golpearlo tenían que ir corriendo a tocar el árbol, entonces gritaban la palabra novole.Beatriz estaba allí en aquel profundo viaje hacia su infancia escuchándose a si misma gritar aquella palabra, iba ganando y, de pronto, los dos niños que jugaban coincidieron al lanzar la piedra al mismo árbol, las reglas establecían que si eso ocurría el juego debía empezar de nuevo pero no hicieron caso a las reglas, siguieron jugando.Finalmente pararon de jugar y apareció Delia, estaba también radiante, Beatriz no contuvo las lágrimas que empezaron a bajar por sus mejillas, se vio a si misma abrazando a su madre y ante la impotencia de no poder hacerlo ella, su versión del presente, empezó a gritar, y casi como respuesta a sus gritos la nieve y su recuerdo desaparecieron lentamente, cuanto el bosque quedó desnudo ante ella, volvió al jardín.No muy lejos de ella había un montoncito de piedras, tentada por el juego que se le había mostrado en su sueño, intentó alcanzar una de ellas y al hacerlo algo irreal sucedió, sintió algo enérgico en su mano que se extendió a todo su cuerpo y la piedrecita huyendo de su mano decidida a cogerla se elevó del suelo, ella giró su mano y la piedra permaneció sobre ella levitando.Aquel increíble suceso era para ella una señal, estaba emocionada aunque un poco asustada, por ello involuntariamente apartó su mano y toda la energía desapareció, volvió a intentar hacer lo que acababa de hacer pero ya no pudo, la energía de había esfumado.El día siguió su rutina como de normal sin más extraños acontecimientos y al despertarse al día siguiente, Beatriz se sintió con fuerzas para volver al colegio.Una ver allí todos sus compañeros la miraban con un poco de desconfianza por lo ocurrido el día anterior, pero en realidad ella solamente se fijaba en el ahora Hank, que tanto se parecía a su antiguo amigo y que tanta confusión, dudas y dolor causaba en ella.Las clases eran algo entretenido para Beatriz, ella tenía ganas de aprender y sus profesores se dieron también cuenta, cosa que llegó a oídos de su madre al igual que los rumores de que no tenía amigos, y es que Beatriz estaba aislada de sus compañeros.En el patio se sentó en un banco apartado y tranquilo, estaba mirando hacia el suelo, un tanto deprimida cuando vio unas zapatillas deportivas, alzó su mirada, era Hank para su sorpresa, hasta ahora Beatriz había tenido la impresión de que aquel niño era bastante popular y tenia muchos amigos pero no entendía porque se acercaría a ella, y más aún le dirigiría la palabra:
—Beatriz—hablaba aceleradamente—, tienes que disimular tu reacción ante los que te voy a decir ya que nos vigilan, soy Halldor, estoy contigo, pero tengo que disimular que recojo la pelota que he lanzado cerca de ti para poder hablarte, quedamos esta noche a las once al final de tu calle junto al semáforo, sabes lo que es un semáforo, ¿no?
Beatriz afirmó con la cabeza y se contuvo, hizo caso a Halldor aunque estaba realmente entusiasmada y emocionada porque su amigo fuera realmente el mismo de antes.Tenía innumerables preguntas que hacerle, pero tendría que esperar a la noche.Una parte de ella estaba muy feliz, otra inquieta ante la noticia de que estaba siendo vigilada.Halldor se alejó de ella con su pelota pero no volvió a sentirse sola como lo estaba antes sentada en aquel banco, nunca estaría sola a partir de aquel momento.
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Never
FantasyEsta es la historia de Beatriz, una niña que vive en un poblado lleno de misterios que se oculta del resto del mundo en un bosque.Desgraciadamente su destino está marcado por una maldición y la huida de esta la llevará a abandonar su hogar. Pero inc...