Lejos

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Era de noche, la hora había llegado, Beatriz saldría por la puerta del jardín para evitar ser vista por algún vecino, daría la vuelta a la manzana para llegar al semáforo.Lo único que estropeaba aquella noche era intensa niebla, la cual a pesar de asugurarles privacidad en su encuentro, hizo que Beatriz se desorientara un poco, hasta que de pronto alguien la abrazó, tras darse cuenta de que era Halldor, ella lo abrazó a él también.Había llegado el momento tan esperado por Beatriz, su reencuentro con su amigo de la infancia despertaba tanta emoción como dudas e inquietudes en ella, no sabía como era que él estuviera allí.Beatriz habló primero:
—Creo que nunca me había alegrado tanto de ver alguien—dijo sonriente.
—Yo también me alegro de verte, tengo mucho que contarte.
—Y yo estoy deseando escucharte, lo cierto es que empezaba a pensar que estaba loca.
—¿Porque ibas a estarlo?
—Nadie creyó mi historia, nadie cree que Overg sea un lugar real, pero ahora los dos podríamos demostrarlo.
—Ahí quería llegar, resulta que, como te dije en el colegio, nos vigilan, ahora que creo que los he despistado pero lo cierto es que hay gente mala que quiere llegar a Overg y dudo que sus intenciones sean buenas.
—¿Y cómo iban a llegar a través de nosotros si ni siquiera nosotros sabemos llegar?
—Puede que tú no, pero yo tengo una ligera idea de cómo hacerlo.
—¿En serio?Eso es genial—expresó entusiasmada.
—No te entusiasmes, no podemos ir, nos seguirían.
Las esperanzas de Beatriz habían estado en su punto más alto durante unos instantes pero en cuestión de segundos se vieron frustradas por la realidad, que como siempre iba en su contra.Pero su decepción no acabó con su sed de información, tenía tantas preguntas.
—¿Halldor,cómo has acabado aquí?—preguntó preocupada por su amigo.
—Desperté en la carretera, al norte junto al bosque, allí es desde donde creo que se puede acceder a Overg.Cuando alguien me encontró, me llevaron a un centro de acogida, dónde permanecí hasta que una familia me acogió, fue difícil, pero me tratan bien.He estado un tanto decaído, pero cuando te vi en clase, todo cambió.
Aquella pequeña revelación hizo que Beatriz se sintiera afortunada de su suerte, ella no tuvo que permanecer en un centro de acogida, algo que por lo que había escuchado no era muy agradable.
—A mí me acogió la misma mujer que me encontró en la carretera, lo cierto es que la gente de este mundo, en general, es bastante amable.
—No te creas...—corrigió Halldor—Pero, ¿porque estamos aquí?
—Oh, si no te lo he contado aún, yo salí voluntariamente de Overg.—dijo titubeante.
—¿Por qué ibas a hacer algo así?
—¿Acaso no recuerdas lo que pasó, el incendió y—hizo una pausa, recordar era doloroso—lo de mi padre?
—Si, lo siento mucho.
—Aquel día mi madre me llevó con mi abuelo, fuimos al bosque, primero a una cabaña, no recuerdo demasiado, más tarde llegamos a lugar extraño, muy adentrado en el bosque, había una gran estatua, mi madre me dijo que estaba en peligro y que si tocaba aquella estatua saldría de Overg y estaría a salvo.Pero si tú no has salido voluntariamente, ¿por qué estás aquí?
—No lo sé.
—Quizás es el destino.
—El destino no existe en Overg, eso es algo de este mundo.Pero pronto descubriremos porque estoy aquí.
–¿Cómo?
—¿Te has dado cuenta de que eres especial?
—Creo que si.Ayer sentí algo extraño en mi.
—¿Era como una fuerza en tu interior que te hacía sentir capaz de hacer cualquier cosa?
—Si, pero no sé cómo controlarla.
—Iremos a un lugar donde te enseñar a hacerlo.
—¿Dónde?
—¿Creías que este mundo no existía la magia?
—La verdad es que eso pensaba.
—Hay lugares pero solo las personas indicadas como nosotros podemos acceder.
—¿No tendremos que coger un tren para llegar?—bromeó.
—No se a que te refieres, pero no.Están en muchos lugares, son los que luchan contra esa gente que te digo que nos vigila.
—¿Como sabes tantas cosas?
—Un día recibí una llamada en la casa de acogida, los que preguntaron por mi me dijeron que eran agentes del SEID, una organización secreta, me advirtieron de que estaba siendo monitorizado por una entidad privada que lleva años en busca de Overg y me ofrecieron ayuda.
—¿Como estás tan seguro de que no son los malos?
—Me dijeron que ellos ya conocen Overg por lo que no buscan que los llevemos allí, solo quieren ayudarnos.
De pronto ambos amigos vieron unas luces acercarse, al acercarse vieron una furgoneta negra, se asustaron pero finalmente el vehículo pasó de largo.Halldor rápidamente se dirigió a Beatriz:
—Tienes que volver a casa, podrían habernos visto.Nos veremos en el colegio.
—Está bien, ten mucho cuidado—concluyó Beatriz y acto seguido volvió a abrazar a Halldor.
Entre aquella espesa niebla la conversación entre ambos se perdió y ellos se alejaron, pero al día siguiente se encontrarían de nuevo y aunque supieran que no podían hablar entre ellos sabían que se tenían el uno al otro.Una vez en su cama, Beatriz reflexionó sobre todo lo que ahora sabía, existían un grupo de personas en aquel mundo que los querían utilizar y otras que querían ayudarlos pero ella no sentía confianza en ninguna de las dos partes, aquella misma noche se hubiera escapado al norte de la ciudad, hubiera caminaría durante horas hasta el bosque y seguiría haciendolo hasta encontrar su hogar, lo único que se lo impedía era Halldor, no podía dejarlo solo.

NeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora