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Como la vida sigue, la mía claramente seguirá, y por fin llega el día del Festival de Bandas emergentes Chilenas

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Como la vida sigue, la mía claramente seguirá, y por fin llega el día del Festival de Bandas emergentes Chilenas.

Me levanto más temprano de lo normal y llego a la empresa a verificar que todo esté en orden. Poco a poco se va sumando todo el equipo. Hacemos una pequeña reunión para organizarnos y cuarenta minutos después estamos sobre la van, todos. Sí, para este tipo de cosas me gusta que andemos todos juntos. Y así partimos hacia el Estadio Nacional en Ñuñoa.

—¿Todos tienen sus radios sintonizadas? Prefiero usar este método, así nuestros teléfonos no se descargan o por si hay problemas con las señales. Estas no fallan —sonrío.

Todos asienten divertidos. Cada uno tenía su radio negra agarrada a alguna prenda que llevaran puesta.

Llegamos a la gran estructura ovalada de cemento pintada blanca. Era temprano y ya habían unas cuantas personas haciendo fila. Una sonrisa se me escapó. ¿Quién hace fila por un par de bandas emergentes? Estas, son realmente buenas y este evento una gran oportunidad para todas.

Entramos en el recinto y nos recibe el administrador, el que me mira bastante avergonzado. Lo saludo cortés pero sin ningún otro interés.

—Necesito que esté otra persona como representante del lugar trabajando con nosotros. Por favor.

—Es que no hay nadie...

—¿No me escuchó? —lo interrumpo—. No quiero que usted esté cerca de mi equipo, ni de nada que tenga que ver con este evento.

Asiente y se va.

Nosotros que ya estamos instruidos en todo, ingresamos y vemos que todo el trabajo de la semana a dado buenos frutos, el lugar está completamente cambiado.

Nos preocupamos de no dañar el pasto de la cancha. Cada área está dividida por vallas y en el centro está ubicado el escenario.

—¿Mañana podemos tener el día para nosotros, jefa?

Escucho que Tomás me habla en el oído, abrazándome sutilmente. Lo miro y sonrío.

—Sí, creo que puedo darte el día libre. Ahora, no sé si puedes salir con tu jefa.

—Ah, bueno. No, yo tengo novia.

—Sí, no te debes insinuar de esa forma. Puede despedirte.

Reímos. Nos besamos cortito y seguimos cada unos con nuestro trabajo.

Llegué a mi casa a las 4 de la madrugada. Les dí el día libre a la mitad del equipo, la otra mitad se lo tomaría al día siguiente.

Me lancé en la cama feliz. Ya tenía a mi banda favorita. Lo sometería a votación, pero al menos yo tenía claro quiénes quería que fueran los teloneros de Ed, el pelirrojo en su concierto en Chile.

Cerré los ojos y me sumí en un profundo sueño.

Al día siguiente, Tomás llega temprano y lo recibo con un gran abrazo, estoy realmente feliz del resultado del festival en general. Sonreímos y nos besamos.

Cruel corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora