/01/NUESTRO CONTRATO

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CAPÍTULO 1: NUESTRO CONTRATO

KIRLYN

—Iré —declaró.

Tuve que recordarme la máxima por la que nos regiamos para no decir una imprudencia: 

No pensarás.

No emitirás juicios.

No necesitas hablar

Y solo obedecerás.

Este era el código por el que los que de mi clase se debían regir —los exclavos, los experimentos creados para cumplir las necesidades de sus amos —pero yo nunca fui el prototipo ideal.

Miré sus ojos violetas que combinaban a la perfección con su cabello blanco, hermosa, y tan contradictoria a mí,  con mi simple cabello y ojos negros, lo único que destacaba en mí  era la marca de unión, que era una sencilla flor roja en mi pómulo derecho, representaba mi servidumbre hacía ella, mi lealtad, mi honor, mi amor.

Tuve derecho a elegir donde la quería, y mi cara me pareció la mayor muestra de todo lo anterior, porque en otro lugar podría ocultarla o disimularla pero teniendo esa marca en mi cara era imposible,la rosa era el símbolo de la familia Khusiant y la rosa invertida era la marca personal de Mila, era un claro “le pertenezco".

—Por favor, permita que la acompañe. —y a pesar de que no tenía permitido pensar o tener deseos propios, se lo pedí, en honor a aquella parte de mi alma que aún existía y expresaba sus deseos libremente.

—Deseo ir sola —ni siquiera parecía estar prestando atención a la conversación, trataba de tomar el pequeño adorno floral que siempre desaparecía intermitentemente y solía aparecer en lugares extraños.

Ella quería irse, no era lo que yo quería, pero lo que yo quisiera no era importante, callé, como tenía que hacer con casi todo, no te vayas, no me dejes, no podía decirle eso, era mi obligación vivir por sus deseos, no al contrario y por más que insistiera no serviría, nunca servía, había estado durante 5 meses tratando de convencer a su ama que lo dejara acompañarla.

—Si esos son sus deseos —dije y me permití soltar un suspiro, de verdad quería acompañarla.

No acostumbrabamos a separarnos y no sabía del porque el empeño en ir sola, yo sabía que no debía hacerlo, lo sentía, ir al sitio donde tenía planeado ir era un error. Pero así es ella, pocas veces daba explicación de sus acciones, era muy correcto el decir que las brujas eran "raras", sí, "raras" era el calificativo perfecto, aunque podría decir que ya estaba "acostumbrado" a que nunca diera explicaciones de lo que hacía o porqué lo hacía.

Dejé mis pensamientos atrás al ver su pálida mano acariciar mis negros cabellos.

—Voy a estar pensando en tí —tenía que decirle, ella no debía ir, era un error.

—Y yo en usted —contesté. ¿Cómo iba afrontar la ausencia de ella? Yo era una pequeña parte insignificante de ella, literalmente, estaba consiente que no iba soportar mucho, me iba dejar aquí quien sabe cuánto tiempo por ir a ver a ver a un humano, pero eso no iba hacer que dañara mi despedida con mi ella, no quiero arrepentirme luego de que se vaya.

—Cuídate, no estés triste voy a volver —mi respuesta solo fue una pequeña afirmación de cabeza —ella chasqueó los dedos y apareció un portal delante mío, te lleva al mundo que desees en el momento, no todos los portales son iguales, hay algunos que solo pueden llevarte a un sitio, otros que pueden conectarte a diferentes mundos.

Mi ama puede transportarse de un lugar a otro dentro del mismo mundo sin necesidad de un portal, a menos que esté protegido por un ente igual o más poderoso que ella, más no puede transportarse de un mundo a otro a menos que sea por medio de portales.
Dio la vuelta para introducirse en el portal.

CONTRATO CON UNA BRUJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora