/13/PODREDUMBRE

15 1 10
                                    

CAPÍTULO 13: PODREDUMBRE

HANSSEL

—¿Estás molesto?

—No.

—Mmm que bueno.

  Silencio.

—¿Seguro que no estás molesto?

—Segurísimo —respondo mientras camino rápidamente sin importarme dejar a Millesk atrás, este se me acerca para luego abrazarme.

—¿Qué haces? ¡Suéltame! —me quejo, pero Millesk es Millesk y el jamás hace caso, mis nervios se alteran y siento un pequeño cosquilleo cuando lame mi oreja y le da un pequeño mordisco.

Y he aquí un pequeño secreto.

Porque en esta historia abundaban muchos de ellos, cosas omitidas que no han sido contadas y otras tantas que quizá nunca se contarían.

Ese día en el bosque no hicimos un simple trato de ayudarnos a superar las pruebas, eso era lo que le decíamos al mundo.

Y no era más que una mentira.

Por eso quizá no debas confiar en nada de lo que leas aquí.

Ahh.

Millesk y yo nos conocíamos de antes, y vaya que nos conocíamos.

He aquí otro pequeño secreto.

El trato era muy simple, nada del otro mundo, quizá hasta bastante predecible en realidad. Si, nosotros nos íbamos ayudar a superar las pruebas, pero también dejaríamos tiempo para una pequeña relación conveniente.

Cero romántica.

Nada de compromiso.

Ningún reclamo.

Sonaba perfecto en ese momento.

  Solo sexo.

¿Les sorprende?

Bienvenidos a disfrutar su sexualidad al máximo, muy bueno para la salud.

A menos que contraigas una enfermedad y mueras, pero morirás bien cogido al menos.

Y todo fue gracias a mí, no lo olviden, desde el principio había tenido una terrible y quizá no tan buena atracción hacía Millesk, había sido yo el que había insistido desde el primer momento que nos conocimos.

Sorprendentemente.

Porque quizá yo no tenía la vivacidad de Millesk, pero sin duda cuando quería algo luchaba por ello, características que no sabía si compartía con el, ese era uno de mis secretos, mi atracción obsesiva por él, no es que yo fuera gay, me llamaba a mí mismo “hetero oportuno". No me juzguen, no era mí culpa que los hermanos Khusiand fueran tan terriblemente atractivos, además, solo era un trato conveniente o quizá ya no tan conveniente, en este momento ya no se me hacía tan cautivador.

Puede que yo tratará de no permitirme confíar en él, y que no estuviera enamorado, pero eso no me impedía sentirme dolido.

Y esa es mi motivación para joderle la vida, así que con mi codo lo golpeó en el estómago sacándole el aire, Millesk se inclina adolorido.

—Dejame en paz.

—Muy digno tú cuando te conviene.

—Al menos no soy un mentiroso cuando me conviene.

—Pero si también eres eso ¿Crees que no lo he notado?

No lo soporto, en serio.

Pero sin darme cuenta, está pequeña discusión con él me ayudaba de olvidarme de mis muchos problemas.

CONTRATO CON UNA BRUJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora