/02/EL RECUERDO

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CAPÍTULO 2:
El RECUERDO

HANSSEL

—De nuestro contrato —me quedo esperando a que continúe, cuando se escucha el vidrio del ventanal romperse.

—Otra vez no —la escucho quejarse, la lámpara de la oficina explota en mil pedazos dejando todo en oscuridad, siento un muy leve dolor en mi cara por algunos fragmentos de vidrio que me han caído. En medio de la oscuridad veo la silueta de una mujer que me da la espalda. La figura se gira mostrándome a una mujer pelirroja de ojos azules, extremadamente parecida a mí, me sonríe y abre sus brazos invitándome a ir a abrazarla.

—Mamá —me dirijo hacia ella, no soy capaz de pensar con claridad, solo quiero acercarme a ella, cuando una mano tomándome del brazo me saca del trance, volteo la cabeza hacia quien me tiene tomado del brazo y me encuentro con unos intensos ojos morados.

—Suéltame —le pido, dirijo mi mirada a donde estaba antes pero ya no hay nadie.

—Vamos —escucho que me dice con su extraño acento y tira de mi mano para que la siga.

—¡Espera! Esa era mi mamá, quiero volver a verla.

—Tenemos que irnos Hanssel, te aseguro que este ya no es un lugar bueno para ti.

—Por favor déjame hacerlo, solo necesito verla un momento, sólo eso —habló rápido, muy rápido, tratando de convencerla, y la desesperación de mis palabras es tanta que aturdiría a cualquiera.

—Sé que deseas verla, pero no te puedo dejar aquí, porque si lo hago, vas hacerte daño Hanssel —su voz ya no es dura, y ha desaparecido todo rastro de prepotencia de ella, ahora es dulce, tal como si hablara con un niño, como si algo en mi desesperación hubiera abierto una brecha y traspasado sus barreras por un segundo; cedo en mi resistencia y dejo que me guíe, igual entre tanta oscuridad no sé a dónde ir.

Llegamos al ventanal donde la brisa fresca de la noche nos recibe, me freno cuando veo que quiere seguir avanzando —sigue —niego con la cabeza ¿Acaso quiere suicidarse? Estamos en un décimo quinto piso; por alguna razón bajo mi vista al suelo, me encuentro con una cosa peluda del tamaño de un niño con unos enormes ojos completamente negros, no me da tiempo de reaccionar cuando salta hacia mí. La mujer de cabellos blancos lo golpea tirándole lejos con lo que parece ser un palo con grabados con formas y letras en una lengua desconocida, tiene una extraña forma. El brillo amarillo de los grabados desaparece, mientras mi cuerpo se eleva y salgo disparado por la ventana.

Grito cuando siento el aire chocar fuertemente contra mí, mientras voy cayendo sin poder hacer nada para detenerme, el miedo penetra todo mi ser mientras más voy acercándome al suelo, cierro los ojos esperando mi muerte, pero solo siento que dejo de caer ¿Pasa algo contigo gravedad? Sea lo que sea lo agradezco.

— ¿Disfrutando el recorrido? ¿Qué se siente estar a un paso de la muerte? —dice volviendo a su conducta déspota y burlista que tanto me molesta, quiero gritarle, tengo un fuerte presentimiento que ella tiene mucho que ver con mi repentina caída, como si no fuera suficiente se atreve a burlarse, una duda ocupa mis pensamientos, así que me limito a ignorar mi molestia.

— ¿Cómo es posible que estemos así?

— ¿Así como?

—Levitando —respondo.

—Es bastante fácil, adivina —al parecer le divertía mi molestia, pienso en ignorarla, pero aparto la idea sabiendo que no me llevará a nada, tragándome mi orgullo, decido seguirle el juego.

—Algún truco.

—No, no hay truco.

—Un poder.

CONTRATO CON UNA BRUJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora