CAPÍTULO 1: LAS VACACIONES

180 12 0
                                    

CAPÍTULO 1: LAS VACACIONES

Blaine estaba haciendo la maleta malhumorado. Sus padres estaban algo preocupados porque se habían dado cuenta de que Cooper y él estaban muy distanciados, hasta el punto de que eran casi extraños. Por eso había planeado que la familia al completo pasara las vacaciones juntos, aprovechando que Cooper acababa de terminar el rodaje de una película y no empezaba con otro rodaje hasta septiembre.

El único que no podría estar los dos meses con ellos era James, que tenía que trabajar y sólo podría ir una semana. Habían alquilado una cabaña en primera línea de playa en un lugar idílico con la esperanza de estrechar lazos familiares.

Blaine no quería ir. Estaría dos meses alejado de sus amigos, sus queridísimos Warblers, que eran más hermanos para él de lo que nunca llegó a serlo Cooper. Lo habían acogido tras sus problemas en el Westerville High por ser homosexual y no sólo no les importaba que fuera gay, sino que además lo trataban como a un igual.

–Vamos Blaine, o llegaremos tarde. –Pam gritó a su hijo mientras bajaba su propia maleta. El joven pensó que sería una gran ventaja perder el vuelo, pero sabía que a sus padres no les costaría mucho tiempo encontrar otro o, peor aún, irían en coche hasta allí.

El adolescente bajó las escaleras muy serio. Sabía que le esperaban dos meses de Cooper constantemente criticándole, de su madre intentando saber todo de su vida amorosa y sin creerse la mitad, no sabía la de veces que le había dicho que no había besado a ningún chico para obtener esa mirada incrédula de ella.

Era complicado ser gay en una pequeña ciudad de Ohio, donde la mayor parte de la población era conservadora y religiosa, considerando la homosexualidad algo cercano a una enfermedad que había que erradicar.

–¿Tienes todo? –Pam preguntó nada más ver a su hijo bajando con la maleta.

–Sí.

–¿Llevas bañadores?

–Dos.

–¿Llevas crema para el sol?

–Sí.

–Si no llevas, no importa, podemos comprar allí... –La madre comentó sin escuchar realmente las respuestas de su hijo. –¿Has metido calzoncillos?

–Sí.

–¿Y camisetas?

–Sí.

–¿Pantalones?

–Sí.

–¿Calzado cómodo?

–Pam, querida, si sigues enumerando todo lo que tu hijo debería haber metido en la maleta, no llegaremos al aeropuerto a tiempo. Dijiste que confías en él, ¿no? –James comentó, entre divertido hacia la actitud de su mujer y compasivo hacia la vergüenza que estaba pasando su hijo.

Tal vez la relación entre Blaine y su padre no era la mejor en ese momento, pero eso no significaba que no se quisieran. La salida del armario del adolescente había sido una sorpresa para todos, incluido el conservador señor Anderson. Él jamás pensó que tendría un hijo gay y al principio no reaccionó bien. Necesitó semanas hablando con un psicólogo y leyendo cada pedazo de información que podía obtener sobre la homosexualidad para comprender que no era una elección de su hijo en señal de rebeldía.

Cuando comprendió por lo que estaba pasando, intentó aproximarse, pero el joven rechazó esa cercanía porque desconfiaba de las intenciones de su progenitor. James no lo culpaba y confiaba en que el tiempo y su esfuerzo conseguiría reconciliarlos completamente.

Tal vez por eso Pam actuaba de esa manera con Blaine. Ella intentaba ejercer de madre y padre a la vez. Había visto como Cooper hablaba con su padre de como seducir chicas, de los ligues que había tenido, de consejos a la hora de tener sexo... Ella quería que su pequeño también tuviera alguien con quien hablar de esas cosas. Sin embargo, había conseguido el efecto contrario... O al menos, eso creía ella.

James cogió la maleta de su hijo, sonriéndole al joven con cariño. Después agarró la maleta de su esposa y salió por la puerta para dejar los equipajes en el maletero del coche. Blaine fue tras él, sin pararse a mirar a su madre, que lo siguió hasta el coche.

El viaje al aeropuerto fue silencioso, siendo el único sonido el de la radio. No era un silencio tenso, pero tampoco era agradable. Ninguno sabía qué decir, pero se dedicaban a escuchar lo que el locutor narraba.

Cuando ya se encontraron frente al control de seguridad, llego el momento de las despedidas.

–Pórtate bien... –Pam dijo mientras ajustaba la chaqueta del traje de su marido.

–Ni que tuviera cinco años. –James comentó divertido, conocía muy bien a su esposa por lo que sabía que diría algo así.

–Y no trabajes mucho, sabes que te estresas con facilidad y eso afecta a tu salud...

–Sí mamá. –El marido bromeó, sabía que eso enfadaba a su mujer, aunque esos enfados no le duraban mucho.

–Y cocina, tu estómago no soporta la comida de restaurante muchos días. –Ella terminó.

–Me has dejado comida congelada para un año.

–Como si supieras hacer algo tú solo. –Pam lo besó.

–Cuidaos y pasáoslo bien. –James se despidió de su esposa antes de volverse hacia su hijo. –Y no rompas muchos corazones.

Blaine se quedó atónito ante la frase, por lo que no pudo reaccionar al abrazo que su padre le dio, algo que aún lo dejó más sorprendido.

Madre e hijo pasaron el control y se sentaron en una sala para esperar el embarque del avión. Pam tardó cinco minutos en darse cuenta de que había un joven, poco mayor que Blaine, que intentaba mirarlo disimuladamente.

–Tu padre te ha dicho que no rompas muchos corazones... No es bueno que empieces tan pronto. –Ella sonrió.

–¿Qué? –El adolescente la miró con el ceño fruncido.

–A las tres, un chico está mirando hacia aquí cada poco tiempo. –Ella explicó, en esa posición, estaba de espaldas al joven, por lo que movió los ojos hacia allí disimuladamente. Blaine siguió las indicaciones de su madre y se encontró a un apuesto muchacho que lo miraba. Cuando sus ojos se encontraron, el chico sonrió hacia él, haciendo que Anderson se sonrojara. Era muy atractivo, con el pelo algo largo que casi tapaba sus hermosos ojos azules. –Creo que tu padre está muy equivocado... Vas a romper muchos corazones este verano...

–Me conformaría con romper uno...

Pam iba a contestar cuando anunciaron el embarque de su vuelo. Cogieron sus equipajes de mano y caminaron hacia el avión. Una vez dentro, una de las azafatas los ayudó a subir sus mochilas al compartimento.

La chica, muy joven, se mostró muy amable y le dedicó una sonrisa al joven antes de marcharse para ayudar a otros pasajeros.

–Me parece bien que rompas corazones de chicos, pero chicas no... Pobrecitas, se van a hacer ilusiones y jamás tendrán tu corazón...

–¡Mamá! Por favor ella estaba siendo amable mientras hacía su trabajo. No he ligado y no creo que ligue a corto plazo. Relájate y disfruta del viaje.

–Sólo intento conectar contigo... Pero si te molesta, no volveré a hablar de chicos contigo.

Blaine se sintió mal, no quería decepcionar a su madre, pero tenía 15 años y no había conocido ningún chico gay. Estaba siendo muy complicado encontrar a alguien con el que poder ligar y su madre presionándolo no ayudaba mucho.

SOUL MATES (Blam - boyxboy)Where stories live. Discover now