Capítulo 4

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Emilia no le ha quitado un ojo al pobre Ethan desde que lo traje conmigo al árbol que ayer ambas habíamos asignado como lugar de encuentro en tiempos libres. Si bien mi amiga nunca ha sido muy buena disimulando, pero esta vez se está pasando.

En parte la entiendo, no hemos visto a Ethan desde los seis años. Pero eso no quita lo incómodo que está siendo este momento...

Aunque pensándolo bien, es gracioso.

Sacudo mi cabeza y vuelvo a prestar atención a la notica que nuestro amigo nos está contando.

—Eso no puede ser verdad.

—Lo es —reafirma Ethan.

—Pero ¿cómo? Me refiero a que John siempre presumía sus cosas y la cantidad de dinero que su familia poseía. —dice mi amiga tan sorprendida como yo— ¿Cómo es que la empresa de su familia quebró?

—Demasiados préstamos, pocas ganancias y mala reputación. —dice desinteresado— Si pides muchos préstamos y no ganas mucho como para devolver el dinero eso solo hará que tu reputación o la de tu empresa caiga por los suelos. Es obvio.

—Ya veo... y ¿sabes qué es de él ahora? —Emilia sonríe y yo también lo hago.

No es que me alegre de la desgracia ajena, pero John –un chico de primer grado– siempre lo hizo con la nuestra. Emilia y yo siempre éramos su objetivo de burla solo por no tener lo mismo que él o por como solíamos ir vestidas a clases. Siempre se alumbrada de las cosas que sus padres le obsequiaban para cada festividad o en un día común y corriente.

A él no le importaban los sentimientos de los demás o si alguien tenía problemas, él solo iba a clases para hacer sentir mal al resto y luego cuando sus padres venían a buscarlo, se iba con una sonrisa de victoria en su rostro.

Pero eso solo le duró hasta segundo semestre de primer grado. Cuando Ethan se unió a la clase.

A principios Ethan era un clon de John, solo que él no presumía su dinero (que en ese entonces no tenía), ni sus juguetes. Él solo presumía lo fuerte que era.

Los primeros días Ethan comenzó a juntarse con John, ya que a él le gustó la actitud de mi amigo quien le servía como escudo, pero su amistad solo duro unos días.

El día que tuvimos actividades con la mayoría del colegio, John nos molesto casi todo el día solo porque con Emilia no pudimos ir vestidas como se debía ir ese día para el baile escolar (con un vestido blanco). Recuerdo que mi amiga/hermana colapso y estuvo a centímetros de darle una paliza al niño ricachón cuando Ethan se interpuso entre ambos. Con Emilia nos miramos y esperamos lo peor, pero nunca nos imaginamos que de un solo golpe le quitaría la sonrisa arrogante del rostro al chico tirado en el suelo que no dejaba de agarrase la cara y llorar como una nena. Le advirtió que si seguía molestándonos, la próxima vez sería incluso peor.

Gracias a Dios no hubo una "próxima vez"

—Mi padre me contó que él y toda su familia se fueron a vivir donde sus abuelos. Al otro lado de la ciudad.

—¿Lo ves, Ana? —Emilia me mira— La justicia tardó en hacer de las suyas, pero lo hizo —sonríe ampliamente, dejándome ver sus perfectos dientes.

Luego se acerca a mi y me abraza al mismo tiempo en que Ethan nos avisa que es hora de volver a clases. Nos despedimos una vez de mi amiga, quién es la única que no comparte clases con nosotros porque pertenece a otra facultad.

Las vueltas de la vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora