Capítulo 10

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Kyle me queda viendo con una de sus miradas juguetonas que solo él sabe hacer, ahora entiendo porque Camila había caído tan rápido por este chico.

—Me apunté a una salida con unos amigos.

No le conozco del todo, más bien nada, pero por una extraña razón ese chico me da confianza -aunque varias veces me hizo sentir incomoda, pero ahora entiendo que solo estaba tratando de ser buena onda- y es que su manera tan alegre y liberal de ser es lo que lo hace único en comparación con sus hermanos.

—¿Te ha dejado el taxi? ¿Quieres que te lleve? —dice intentando mirarme a través del vidrio del copiloto.

—No, está bien, mi amigo ha quedado de venir por mí. —le regalo una pequeña y rápida sonrisa en agradecimiento a su oferta.

—Está bien, pero cualquier cosa no hace falta más que un llamado para que venga por ti, ¿vale? —su sonrisa sobresale entre la oscuridad de la noche y su coche.

—Vale. —asiento con la cabeza.

—Bien, nos vemos al rato, Ana. Cuídate y pásalo bien. —y sin esperar una respuesta de mi parte puso en marcha su coche y arranco por la salida para desaparecer por las calles.

Un sonido proveniente del bolsillo de mi pantalón capta mi atención y nada mas al momento de sacarlo de mis jeans comprendo que se trata de un mensaje de Ethan.

"Ethan

Me había perdido pero ya voy por buen camino, en cinco estoy ahí."

No puedo evitar reír al imaginarlo intentar encontrar y preguntar por la dirección que le había enviado esta tarde. Se que en un principio si le hubiera enviado la de la mansión no habría tenido tanto problema con encontrar el lugar, pero eso solo significaba una cosa, explicaciones.

Y hoy es viernes; viernes de fiesta así que no hay lugar para explicaciones sino para un buen momento con mis amigos y música a todo volumen.

Como lo había dicho, más bien escrito, pero no importa, en cinco minutos Ethan se encontraba en su lujoso auto el cual se estacionó a centímetros de la acera permitiéndome entrar perfectamente en el coche. Nos saludamos y hablamos sobre cosas al azar incluido el lugar donde nos llevaría pero que nunca reveló porque según el sería una grata sorpresa.

Y por su bien, es mejor que así sea.

Quince minutos después estábamos estacionados afuera de la casa de Olivia esperando a que se dignara en salir, quien salió al tercer bocinazo junto con su madre quien me saludo desde la puerta de su casa con una grande y cálida sonrisa, la cual respondí al instante.

Una vez todos listos, Ethan apretó el acelerador introduciéndose por las transcurridas calles de Denver.

—¿Dónde iremos? —pregunta Olivia desde el asiento de atrás captando la atención de ambos.

—Ni idea, esté geniecillo no quiere decir nada, pero según él amaremos el lugar. —comentó con cierto sarcasmo inofensivo.

—¡Habla ahora hombre! —Oliv atraviesa la mano por el hueco de ambos asientos delanteros para golpear el hombro de nuestro amigo.

—¡Hey! —se queja frunciendo el ceño— golpeas como un chico —se ríe sobándose el hombro golpeado.

—Y tú te quejas como una chica. —contraataca mi amiga.

Luego de varios semáforos en rojo y de algo de tráfico al fin llegamos al local que Ethan se esmeró en traernos y del cual se siente orgulloso.

Y eso que aún no hemos entrado.

Las vueltas de la vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora