La noche iluminaba mi rostro mientras observaba por la ventana. La tenue luz de la luna entraba en mi habitación discretamente, se deslizaba con una elegancia digna de mencionar y me acariciaba como la mano de una madre acaricia a su hijo antes de dormir.
Poco a poco fui cediendo ante la seducción del cansancio, mis párpados de plomo me dejaban observar una vez más la luz, antes de todo se obscureciera. Mi mente divagaba en el día, recordado los sabores y texturas de mi desayuno, recordando el amargo sabor del café y los perfumes de la cuidad al salir de mis aposentos, recordé el calor que recorría mi cuerpo, la forma que este me envolvía y no me soltaba y así con el recuerdo del bochorno del verano caí en las manos de un sueño.
Caminaba por la calle de una ciudad desconocida, edificios gigantes se erigían ante mis ojos que observaban cada detalle de estos, eran de colores claros y pulcros, con vidrio por doquier, eran hermosos de una forma que no comprendía, pero hermosos al final. Seguí caminando por las desiertas calles de esta extraña ciudad. Camine por lo que parecieron horas aunque tal vez fueron solo unos minutos hasta que algo me hizo detener.
-Hola, mi código es Robb45e ¿Cuál es tu código ciudadano?- un maniquí con rostro era el que me hablaba con una voz humana, una figura no más alta que yo, pero con unos ojos que sólo mostraban un vacío.
-Me llamó Eiden, si eso es lo que te preguntas- la voz que esa cosa había emitido le causó escalofríos - ¿Qué eres?
- Código E-I-D-E-N no reconocido, por favor repite tu código, puedo realizar una evaluación y decirte tu código si así lo quieres -.
Fuese lo que fuese esa cosa comenzaba a incomodarme, parecía humano, tenía los rasgos que cualquier otra persona, sin embargo su piel era de un color amarillento, sus ojos no tenía expresión y sus labios formaban algo similar a una sonrisa pero sin llegar a serlo.
-Ya te lo dije, Eiden, no necesito ninguna evaluación- está vez lo dije de una forma un poco más lenta y tranquila - ¿Puedes decirme qué eres?-
-Yo soy una unidad HUMANO76, la especie más avanzada hasta el momento-
Esa cosa no podía ser un humano, tenía un cuerpo pero no tenía vida, emitía sonidos pero no era una voz. Una máquina. Pasó por su cabeza, pero era imposible no vio algún escape para que saliera el vapor o algún lugar para depositar el carbón, tampoco vio ninguna clase de manivela o palanca.
- Pero ¿Dónde están las personas? Las de carne y hueso-
-¿Carne y hueso?-
Si los sonidos hubieran demostrado algún sentimiento, Eiden hubiera apostado a que sería confusión.
-Como yo, mir... - no pude terminar. Al ver mi piel note que está no estaba, en cambio tenía un material del mismo tono que Robb45e.
Dejé la conversación y corrí al edifico más cercano, al mirar en uno de los vidrios me encontré con una mirada vacía, un intento de sonrisa, una piel amarillenta y un rostro que no era el mío.
"Pero yo soy un humano, uno de carne y hueso" pensé para mis adentros, todavía recordaba la luna esa noche, la tenue luz que emitía, recordaba el frío que envolvió mi cuerpo en la ducha que tomé antes de ir a la fábrica, recordaba decidir no afeitarme esa mañana, todavía podía ver esos ojos negros con devolviéndome la mirada en el espejo.
El terror fue recorriendo lentamente mi cuerpo y junto con este, una punzante angustia.
¿Qué tal si está era la realidad? ¿Si mi casa, la fábrica e incluso mi rostro eran solo un falso recuerdo? Ahí tenía enfrente esa cosa y esa ciudad, rodeándoles, esa era la verdad ¿no es así? Era solo un maniquí sin rostroSe volvió y se encontró con Robb45e, o tal vez fuera solo otro HUMANO76, no sabía si existía alguna forma de diferenciar a estos.
-¿Tú tienes sentimientos?- le preguntó Eiden con una voz desconocida, eléctrica y monótona
-Claro, yo soy un HUMANO76, la especie más avanzada hasta el momento. Puedo procesar hasta 3027 emociones diferentes-
Tal vez esa cosa si era una máquina, uno de esos autómatas con la que la ciencia y la ficción soñaban y probablemente Eiden era uno de ellos, con cada palabra del autómata se convencía más de esto, 3027 emociones eran muchas, quien decía que ya había sentido todo, lo más probable es que su vida entera fuera una confusión una maraña de recuerdos que estaba desenvolviendo en estos momentos.
-Disculpa ¿podrías decirme cuál es mi código?-
-Sería un placer, tu código es, Eidenn1a-
-Much...- estaba por agradecerle, resignado a esa vida, pero la máquina continuo
-Eres un modelo único, eres la única especie hasta el momento con una tecnología insuperable, procesas un número infinito de emociones, generas ideas y pensamientos autónomos y buscas él progreso , tienes un procesador y sistema orgánicos de alta calidad y una tecnología nunca antes vista, se llama piel, puedes sentir los cambios de temperatura de forma rápida y eficaz, tienes una estructura ósea de materiales muy resistentes, puedes desarrollar la empatía una función a la cual por cierto yo no le veo utilidad, tu eres un modelo llamado humano. -
Entonces lo sentí, sentí mi piel de vuelta, mi rostro, mi cuerpo, volví a mirarme en el espejo y ahí estaba, mi mirada.
Poco a poco la Hermosa Ciudad fue desapareciendo, como polvo en una tormenta y me encontré otra vez en mi habitación, en la ventana se observaba el amanecer, nunca estuve más feliz de sentir los abrazadores rayos del sol quemado mi piel.
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Sueños Del Alma De Un Hombre
Short StoryUna hisotoria de un hombre, que, mediante sueños entendera a su forma la naturaleza humana y los problemas que la aquejan