Abrió sus alas de fuego y fue por mí. Salvó el agonizante destino que me esperó. Rescató a esta indefensa y extraviada ave que aguardó por la oportunidad de volar junto a él.
...
Atrapada como una mosca en la telaraña mortal y tramposa, se sentía impotente ante la situación. Quiso zafarse de esas cuerdas que le ataban a una silla de madera.
Deseó emitir alguna palabra, sin embargo su boca amordazada no se lo permitía.
Estaba furiosa por dentro, Maxwell era un traidor en definitiva y, para su suerte Alucard debía estar en una misión. De pronto, las luces le cegaron los ojos claros, cerrandolos con molestia e irritación.Escuchó los pasos de aquel calzado reconocible y mentiroso. Enrico se detuvo en frente de la dama de hierro, esbozando una sonrisa cínica y orgullosa.
-Lamento mucho si las condiciones en las que se encuentra no son cómodas, Sir Hellsing- se disculpó el líder con falso pesar.
La opuesta le fulminó con la azulada mirada, el sudor perlaba su frente y el corazón le temblaba insistentes veces, como la réplica de un terremoto.
-Oh, señor mío. Pero, ¿dónde están mis modales?- retiró el pedazo de tela que cubría la boca de la mujer.
-¡Maldito! ¡¿Cómo te atreves a traicionar a Hellsing después de aceptar ser aliados de Iscariote?!- gritó lanzando espadas de ira contra él.
Maxwell soltó una risa lacónica y burlesca. La gran Sir Integra Hellsing, ¡cayó en una trampa absurda y predecible! Esto merecía una celebración digna de los dioses.
Negó con la cabeza para articular sin borrar esa aberrante sonrisa.-No pensé que usted, fuera tan ingenua para ser arrastrada en una trampa típica- bufó.
Aproximó su rostro al de ella, otorgándole una vista de desprecio y repulsión. Sustituyó su sonrisa por una mueca de odio.
-¿De verdad piensas que Iscariote haría un trato con ustedes, patéticos protestantes? No son más que niños pequeños, inútiles que deberían ser eliminados de este mundo que nuestro benévolo dios creó.- espetó, apretando los dientes levemente.
Integra estaba enfadada consigo misma por haber hecho un trato con ellos, también se sintió patética al pensar que Enrico le veía de manera especial. El interior se le revolvió, gritando por un plan de inmediato para salir de ese gran problema, coger una pistola y disparar en el diminuto cerebro que poseía su enemigo. Justo ahora necesitaba al psicópata nosferatu que tenía como sirviente.
-Entonces, supongo que dios perdonará cuando Alucard te desprenda la cabeza y la clave en una estaca- ironizó elevando ambas cejas.
Maxwell chasqueó los dientes.
-Integra, Integra, Integra- se irguió e inspiró hondo.- ¿Acaso no lo ves? Dudo que tu amado monstruo logre rescatar a un cadáver.
La joven Hellsing se echó a reír.
-Tal vez tengas razón, pero lo que sí es verdad, es que no mostrará piedad de ti- respondió simple.
-Estoy seguro que Millenium te hará perder más de lo que quieres, querida. Les he prometido que serás su pequeña espectadora en la caída de Inglaterra entera.
La reina estará decepcionada de ti- informó, al tiempo que pasaba una mano por el cabello de Integra.-No me toques, tu sola presencia me asquea- escupió con ira.
Maxwell apartó la mano de su cabello, recorrió aquel cuartucho con las manos entrelazadas detrás de la espalda.
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© El plan maestro
FanfictionEfímero y mortífero como un beso de la misma muerte que se mofa de quienes sufren en vida.Hermoso y seductor le definen. Caballero que despide fuego en sus ojos. Príncipe que ama el elixir de la sangre. Conde cautivo de la belleza de su ama. Inclus...