3. an infinite hate

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Heeyeon

―Ay no. ―Pasé mis manos por mi rostro. Mis ojos no podían creer lo que veían. Rogué con todas mis fuerzas que esta mierda que estaba frente a mi fuera una pesadilla, de hecho, hasta pensé en darme un pellizco en el antebrazo, como si con eso fuera a calmar todo, pero desgraciadamente...esta basura era más real que mis nalgas―. No, Suga, en serio... ―Primera fase de una situación como ésta: La negación―. Es que en serio, yo tuve que haber hecho algo malo en la vida pasada para que me ocurran tantas desgracias. ―Segunda fase: Los lamentos. La razón por la que vine aquí fue que, justo apenas cocinaba para darle de comer a Danny, me di cuenta de que se había acabado la sal en casa de Kat y yo necesitaba un poco, es por ello que decidí ir a la casa del vecino de al frente para justamente eso.

Y adivinen a quién me encontré. Exacto.

―Si hiciste algo ¿Sabes qué fue? ―se quedó en silencio unos segundos, fingiendo esperar una respuesta de mi parte. Yo sabía muy bien que iba a decir alguna estupidez luego―. Nacer. ―Tercera y última fase: La aceptación. Ya valió todo.

―No, ya recuerdo qué fue lo que hice.―Chasqueé los dedos como si el recuerdo hubiese sido iluminado de repente―. Lo único malo que hice en mi jodida vida fue no haberte golpeado el rostro con un maldito bloque de cemento el día de la fiesta de mi cumpleaños en vez de darte una simple caricia en el rostro como lo fue la sutil bofetada que te di. ―Recordé tal día como si fuese ayer, cuando aún estábamos en Corea y no pude evitar reaccionar de esa forma, había sido hasta ahora nuestra mayor pelea. No esperó ni un segundo más para hacer ademan de cerrarme la puerta en las narices, pero rápidamente coloqué mi pie para que no lo lograra.

―¡Maldita sea, sólo lárgate de aquí! ―Vociferó entre dientes

―Escúchame imbécil, si hubiese sabido que vivías aquí no me hubiese molestado en ni siquiera mirar. ¿Captas? ―Joder, Heeyeon. Haz lo que venías a hacer y lárgate antes de que te ganes un pase directo a prisión. Terminemos con esta mierda de una vez―, pero ya qué, a la mierda todo...ahora dime ¿Tienes sal?

―¡Lo sabía! ―me señaló con el dedo índice. Fruncí el ceño por su paradójica reacción―. ¡Sabía que eras una maldita bruja! Es que no podías ser humana, demasiada mierda junta está mal para el organismo. ―Gruñí.

―No estoy de humor, Suga, sólo dame la puñetera sal si tienes y ya, Danny tiene hambre y no he podido servirle la cena por eso. ―Dudó unos segundos y luego se apartó a un lado para dejarme pasar. Cuando entré note que había un montón de cajas de cartón y desorden, indicio de que acababa de mudarse. La casa era bastante espaciosa y parecía acogedora a pesar del desastre y de la bazofia que tiene como dueño. Bonita casa para albergar semejante monstruo, el palacio de la bestia.

―¿Quién es, Suga? ―una voz femenina se pudo escuchar desde la parte superior del lugar, aparentemente de lo que era el segundo piso.

―Nadie importante ―respondió él elevando la voz para poder ser escuchado por la chica, quien luego de eso, se asomó por las escaleras, vistiendo una camiseta que puedo deducir, es de Suga ya que le queda gigante, descalza y con la melena verde...si verde, alborotada. Cuando me vio, volvió a esconderse.

― ¿Tu novia? Pobre chica, me compadezco.

―Ése no es tu problema. ―Tenía razón, ignoré aquello y acepté la sal que me tendió con brusquedad, para acto seguido, tomarme de los hombros y empujarme hacia la salida sin demasiada delicadeza.

― Tienes razón. ―dije apartándome de su agarre, girándome para encararlo― Oh y, pobrecilla, dile que tengo el número un doctor que trata las enfermedades de transmisión sexual, probablemente quiera ir luego de haber estado contigo. ―Arremetí, porque Jeon Heeyeon no es ella sin habérmela cobrado antes. Ahora que ya me sentía victoriosa por haberle dicho eso, caminé hacia la salida dispuesta a irme pero el añadió a continuación:

Sugar and Honey ↔ MYG ff. ✔️(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora