Sugar and Honey ↔ MYG ff. ✔️(Terminada)

15. is anyone jealous?

―¡Yo, te ves como toda una estrella del rap, homie! ―fue inevitable chillar aquello como si acabase de salir de una de las ghettos del Bronx al ver a One de pie, apoyado en su auto esperándome como cual doncella para irnos al sitio donde me invitó y en el cual, estará presentándose en unas horas.

Estaba vestido completamente de blanco y ni siquiera la ausencia de color en su urbano atuendo lo hizo ver menos deslumbrante. Joder, que no mentía en lo absoluto cuando decía que lucia como toda una estrella, realmente se ve increíble, me impresiona un poco lo puto apuesto que se ve, tuve que obligarme a dejar de verlo porque no quería parecer una puta acosadora, pero creo que es la primera vez desde que nos conocemos que miro al One artista y era complicado serle fiel a mi intención, obviando por supuesto, a las presentaciones en el show de rap en el que participó el año pasado, ahora mismo estaba viendo a uno más repotenciado, vaya. Que si no fuera creepy, le tomaría una foto y le diría a todo el mundo que soy su fan número uno.

Me recibió con una sonrisa como es de costumbre cada vez que nos vemos, fue difícil quitarme a Kat y a Vee de encima ya que de repente les dio por joderme la existencia cuando vieron el auto de One estacionado fuera del departamento de la primera, por poco no me preguntan que para cuando hay boda, estuve a punto de decirle que en realidad era mi drug dealer trayéndome un pedido pero vamos, que con esa pinta de niño de bien, la mentira se me iba a caer al instante, más pinta de drug dealer tengo yo. Por una parte, es preferible que hayan sido ellas quienes le han visto a que hubiesen sido Jungkook y Hyebin, capaz salen conmigo afuera a recibir a One y hacerme pasar vergüenza porque les fascina verme sufrir.

En especial porque ambos creen que estamos saliendo a pesar de que se los niego cada vez que lo insinúan. Si bien, no los culpo del todo para ser honesta, mi forma de actuar en lo que respecta a él, me hace ver como si estuviese en la fase inicial de una relación que va viento en popa, parezco niñata enamorada de vez en cuando, pero es que la cosa es involuntaria, vaya, no sé ni cómo evitarlo. Conversaciones extensas en plena madrugada, sonrisas ridículas que se me escapan con cualquier comentario tonto que hace, nombrarlo al menos una vez al día y para rematar, una invitación a salir un viernes por la noche. Tal vez creen que nuestra salida es hasta pasional, porque me he puesto labial de larga duración.

Rojo.

Y me he bañado. Dos veces el día de hoy.

Vuelvo y repito, fue involuntario. No tengo ninguna otra intención indecorosa en esta salida.

Además, las intenciones de él nunca han ido más allá de una simple amistad, nunca se ha insinuado, nunca ha soltado un comentario en doble sentido, jamás ha dicho algo que me haya hecho pensar mal. O tal vez así es como lo ha demostrado desde que nos conocemos, de vez en cuando soltaba uno que otro comentario que me hacía sonrojar y pensar: «¿Será este mi ser amado?» pero más bien por lo tiernos que eran. Sin embargo, la mayor parte del tiempo me inclinaba por mi lado sensato, ese lado que se afianzaba a la idea de que: Andar colada por dos tíos al mismo tiempo es sinónimo de un desenlace negativo, así que contrólate, Jeon. De por sí ya me jodía andar tan metida en el lío que tengo con Suga, no creo que clavarme en un lío más, a pesar de que los vínculos que tengo con ambos difieran de principio a fin, sea una buena decisión.

Saldría pésimo. Y sería egoísta de mi parte.

No he hablado con el dichoso desde lo que pasó hace cuatro días entre los dos, en donde nos confesamos y nos despedimos al mismo tiempo, de hecho, tanto él como yo nos hemos estado evitando a toda costa, ha salido satisfactorio porque esta semana estuve hasta la coronilla de deberes y casi no salí de casa, la mayor parte del tiempo cuidaba a Danny en casa de Kat y por nada del mundo me atrevía a mirar al frente para no correr con el gigantesco riesgo que era toparme con él en el vecindario de esta. Las pocas veces que lo vi de reojo en el conservatorio cuando iba a buscar al pequeño, a diferencia de las veces anteriores en las que salía del salón de piano a acercarse y cagarse en mi paciencia con sus comentarios inoportunos, simplemente se despedía de Danny y seguía con sus asuntos.