6. sweet as lemon

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―Toda esta repentina hospitalidad de tu parte se me hace inmensurablemente paradójica. ¿Seguro que no planeas pedirme algo? ―fruncí el ceño, obviando con ese gesto aquel deje aprensivo en mi cuestión.

―¿Es que uno no puede ser solidario al menos una vez en la vida? La biblia dice que ayude al prójimo y eso es exactamente lo que hago. ―Me señaló con el dedo al mismo tiempo de cerrar la puerta detrás de él y pasarle llave.

―Lo creería de otra persona, no de ti. Y no cites a la jodida biblia cuando eres el mismísimo Satanás. ―Me desplomé en el sofá de su casa, agotada y sintiéndome toda pegoteada debido a la gran cantidad el sudor que había transpirado, un poco más y me deshidrataba, mi cerebro comenzaba a pedirme con ansias aquel líquido vital. Además de estar sedienta como un maldito camello, necesitaba una ducha urgente― ¿Y qué? ¿Me darás tu cama para dormir? ―le pregunté después de haberle dado un par de tragos al vaso de agua gélida que me había ofrecido.

―Ni porque estés en tu lecho de vida o muerte te ofrecería mi cama. Dormirás en el sofá y punto―. ¿Qué te esperabas, Heeyeon? Estamos hablando de Min Suga. Chasqueé la lengua y le saque el dedo medio―. ¿Qué te ha dicho Suran de mí? Ahora que son súper amigas ―preguntó un par de minutos después, tomando asiento a mi lado y cruzándose de brazos.

―Que eres una mierda andante y que como te va con Manuela ―mentí, eso era lo que pensaba yo en realidad. Honestamente, Suran no paraba de chillar diciéndome que lo extrañaba, que moría por verle de nuevo, pero que no lo haría porque esa vez dejaría que su orgullo ganara la gran batalla. Si les soy sincera, a veces me sentía mal por ella y me causaba un poquito de pena el hecho de que estaba enamorada de una persona tan agria y seca, su jodido alias no concuerda con su personalidad en lo absoluto. Él, de dulce, sólo tiene el apodo y sin embargo, hace que se vea el azúcar tan acido como un limón.

―Pregunté que ha dicho Suran, no lo que dices tú. ―insistió

―¿Por qué te importa tanto? ―bufé. Ahora, repentinamente le importaba la chica con la que hacía malabares con sus sentimientos, ahora que abrió los ojos.

―Era mi jodida novia, Heeyeon ―se quejó

―Pues eso no fue lo que me dijo ella. Me dejó muy en claro que tú en ningún momento te referías a ella de esa manera y que jamás le pediste que lo fuera.

― Es que... ―chasqueó la lengua―, no lo consideré necesario. ¿Para qué las mujeres se enrollan tanto por una tontería así? Lo miré esperando notar un deje de broma en su semblante, pero no...lo decía muy en serio el desgraciado.

―No es ninguna tontería. ―Me erguí en el asiento para explicarle detalladamente que es lo que el muy zorrón había estado haciendo con la pobre Suran―. Escúchame, si un hombre no le deja en claro a una chica que solo le va a lo causal y se la folla como ella debiese tenerlo en cuenta habiendo tenido cero comunicación y con cero responsabilidad afectiva, y además, la llama sola y únicamente para fines eróticos aun cuando ella ha dado claros indicios de sentir algo sin ni siquiera tomarte la molestia de hablar con ella al respecto, querido enemigo, déjame informarte que eso solamente significa que estás convirtiéndola en tu juguetito sexual personal y eso, cuando el sentimiento no es mutuo sino que esa persona, al contrario, siente por ti algo mucho más allá que un simple faje, es hiriente hasta decir basta. Así de sencillo, Min Suga. Ahora, hazme el gran favor de largarte y déjame dormir en paz. ―No esperé reacción ni respuesta de su parte sino que, sólo me acurruqué en el sofá, colocándome en posición fetal y le empujé con mis pies para que se levantara y se fuera. Sólo necesitaba dormir

***

Me desperté jadeando del calor, aún seguía preguntándome por qué dicen que Inglaterra es un país jodidamente frío, joder estábamos casi en otoño y yo vivía sintiéndome como si vigorosas llamas me abrasaran. Estaba completamente empapada en sudor, pareciendo un maldito pollo a la broaster, incluso mi cabello se sentía húmedo y eso era un muy mal indicio. ¿Por qué tengo tanto calor de repente? Creo que jamás en mi vida me había sentido como una puñetera cerda.

Me levanté silenciosamente del sofá donde dormía y caminé de puntillas hacia lo que supongo, es el baño. Cuando entré, mandé todo a la mierda y me deshice de toda la ropa que traía puesta, no sin antes asegurarme de cerrar la puerta. Para mi infortunio, puedo notar que la cerradura está dañada y no se le puede pasar seguro, recordando que acababa de mudarse aquí y probablemente no se haya tomado el tiempo de arreglarlo al vivir solo. Me preocupé por aquel pequeño inconveniente, pero finalmente llegué a la conclusión de que el imbécil de Suga era tan flojo que eran pocas las posibilidades de que se despertara en plena madrugada de su tan profundo sueño y se le ocurriera la genial e ingeniosa idea de entrar al baño mientras yo estaba en trapos menores. Me urgía una ducha, así que le resté importancia a aquello y me adentré a la regadera cerciorándome antes de que el agua saliera bien fría para poder refrescarme.

Madre mía, qué alivio fue sentir las gotas de agua recorrer los hirvientes poros de mi piel.

Al terminar de bañar mi cuerpo por completo, tomé la primera toalla que encontré... definitivamente me arrepentiría de esto luego si me daba cuenta de que es la toalla que usaba Suga, mientras esté limpia no hay problema y eso parecía. Cerré la llave de la regadera y comencé a secar cada rastro de agua en mí. Estuve dispuesta a salir sin ni siquiera envolverme en la toalla, pero apenas escuché algo afuera...me retracté de abrir la puerta corrediza. Me quedé pegada a la pared por varios segundos hasta que no escuché nada y solo pensé que había sido mi imaginación, que mi subconsciente me estaba jugando una mala pasada...Pero apenas corrí la puerta...

―¡Ah! ―solté un grito agudo al ver a Suga completamente desnudo, quien también abría la puerta corrediza al mismo tiempo que yo para adentrarse a la ducha. No tenía ni una sola prenda para cubrirle las partes nobles.

―¡Mierda, no sabía que estabas aquí! ―Me cubrí con la toalla en el mismo instante en el que seguí su mirada, la cual iba directa a mis senos. ¡El muy hijo de puta ni siquiera hacía nada para taparse! Se quedó de pie mirándome fijamente, como si quisiera arrancarme la toalla usando la vista y como si fuera algo que le pasara todos los días. Enseguida seguí envolviéndome con la tela lo más rápido que pude. Aunque no lo quisiera y tratara de evitarlo, mis ojos se desviaban directamente a su pene... el cual era... anormalmente atractivo. Joder, es el más bonito que había visto en mi vida, todos los penes que había visto eran horribles. Y peludos. El suyo era todo lo contrario. ¡Madre mía, Jeon Heeyeon, deja de mirarle la jodida polla! Cálmate, mujer―. Bonitas tetas ―admitió sonriendo. Él iba a morir, había dictado su sentencia de muerte cuando dijo eso.

―Ay, por el amor a Dios. ¡Eres un maldito depravado, Min Yoongi! Tapate, joder y quítate del medio antes de que te castre con mis propias manos ―me tapé los ojos para no seguir viéndolo

―No me llames Yoongi, no te he dado permiso. ―dijo esto mientras cogía otra toalla y se envolvía sólo la parte de abajo, dejando su inmaculado pecho al descubierto―. ¿Ya terminaste de bañarte? ¿O te quieres bañar otra vez? Conmigo ―sonrió con tono burlesco mientras apoyaba su brazo en el marco de la puerta y alzaba las cejas de manera insinuante. Lo empujé antes de que comenzara a ponerse cachondo de nuevo...por el bien de ambos.

―Nunca pasará, Min Suga, ni lo pienses ―cogí mis pertenencias y me fui a vestir en una habitación vacía que encontré, por suerte, esta si tenía el seguro bueno― Ni en tus más salvajes sueños. 

Sugar and Honey ↔ MYG ff. ✔️(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora