Capítulo 1

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31 de marzo de 2017

Ella era el mejor ejemplo de chica cristiana, era una chica linda, inteligente, singular, era la persona perfecta, para alguien como yo.

Yo era un chico cualquiera, preocupado por la escuela, y despreocupado por las cosas que pasaran a mi alrededor, hasta que la vi, la noté, y algo surgió en mí.

A ella la veía día a día, pasaba frente a mí como si nada, hasta que, de la nada, un día cualquiera, sin esperarlo ni pensarlo, me descubrió mirándola. Me sonrió. Se sonrojó. Y bajó la mirada.

Desde ese día, me di cuenta que nada sería igual, que ella y yo tendríamos ligado poco más que el destino común de las personas que se conocen y dejan de hablarse. Ese día marcaría para mí un nuevo inicio al respecto de cómo la miraría, de cómo miraría el futuro, de cómo, me imaginaría mi futuro.

¿Su nombre? Ella se llama Esmeralda... ¿Mi nombre? Digamos que me llamo Ángel... Por que nada de eso es importante, porque esta historia es sobre ella, no sobre mí. ¿O no es ese el motivo de escribir esto? ¿Acaso tendría algún objetivo escribir sobre mí, si lo que deseo es expresar aquello que me sucedió con ella? Estoy seguro que concuerdas conmigo, querido amigo imaginario.

¿Por qué no me cuentas sobre tí, mi querido confesor?, espero con cariño y ansiedad tu carta.

Con saludos cordiales

Ángel Salazar.

Un amor imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora