01 de septiembre de 2017
Muy estimado amigo imaginario:
Nuevamente le ví, mi corazón se llenó de alegría, y dulcemente me sonrió, la miré unos segundos, pero mi mente no pudo más, bajé la mirada ante tal encanto. Y sin embargo, me atreví a saludarle, ante su gran lindura, y ella con dulzura me devolvió el saludo.
Mi alegría fue inmensa, pero no tanto como hace algunos días, en que ella aceptara ir a por un café (que nunca me atreví a hacerlo formalmente), y un helado, aunque esa felicidad sólo duraría unos minutos. Me atreví a sugerir:
-¿Qué tal este viernes?
-El viernes trabajaré...
-Comprendo, ¿Y qué opinas del jueves?
Ella no respondió... No contestó mi mensaje y después tampoco lo hizo... Tuve miedo, lo acepto, miedo a perderla, miedo a sentir que todo había sido en vano, sentí miedo, porque esta vez estoy convencido de que quiero algo más con ella que una simple amistad.
Sentí que el mundo se había caído, y que ella me había odiado, y todo ello, por precipitarme en mi acción... O al menos eso sentí yo...
¿Consideras que hice bien? ¿O debí esperar para sugerirlo?
Con cariño...
Ángel Salazar.
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Un amor imposible
RomanceElla era el mejor ejemplo de chica cristiana, era una chica linda, inteligente, singular, era la persona perfecta... para alguien como yo.