Capítulo 14: Amores de la infancia.

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   Sabía que encerrarse en aquella habitación era infantil, y aunque odiaba el hecho de actuar como un niño en esos momentos, igualmente se sentía herido.

No había pasado mucho tiempo antes de escuchar a la puerta abrirse y sentir la fragancia de Viktor invadiendo sus fosas nasales, y aunque por una parte su omega se regocijara con el hecho de que estuviera allí y no cerca de esa mujer, otra parte de él no dejaba de lloriquear ante todo. Pudo sentir el colchón hundirse a sus espaldas al igual que el tacto de una cálida mano en su cabello.

Las emociones a través de su lazo le golpeaban con fuerza. Podía sentir el arrepentimiento y el dolor de su pareja, pero su propio sufrimiento también estaba haciéndole estragos, por lo que no se sentía capaz de verle aún.

―¿Sabes, Yuuri? ―escuchó tras su espalda―, cada vez que te veo no puedo dejar de pensar en lo afortunado que soy de que me dejaras estar a tu lado.

―Si de verdad te sintieras así, me hubieras dicho la verdad desde un principio.

―Tenía miedo ―confesó―. Y sé que no es excusa, pero sinceramente no sabía cuál sería tu reacción inicial.

―Viktor... te amo muchísimo. ¿Por qué no puedes entenderlo y serme sincero? No soy una muñeca. No voy a romperme.

―Tenía planes de decírtelo, pero no me sentía capaz de hacerlo pronto ―explicó―. Siempre, aunque has mantenido ese porte orgulloso, eres inseguro, y sabía que una vez que lo supieras ocurriría lo mismo. Claro, no estarías de la misma forma que ahora, pero hubiera dado el mismo resultado.

―No voy a negar que me hubiera enojado, pero de igual forma tenía el derecho de saberlo. ―Se pasó la mano por el cabello, sin mirarlo aún―. Diablos, te has de haber burlado mucho de mí.

―¿Cómo puedes pensar algo así? ―preguntó, rodeándole la cintura con un brazo, acostándose a su lado―. Detesto la idea de guardarte secretos, detesto discutir contigo y detesto aún más el hecho de no tenerte cerca.

―Odio verte cerca de esa mujer ―murmuró―. Me hace sentir ansioso, molesto y hasta inseguro; odio esa sensación.

―No tendrías por qué ―susurró en su oído―. Yo te pertenezco, Yuri. Por completo.

―Igual lo odio.

―Si te sirve de consuelo... ni siquiera yo lo soporto. Ella no es alguien a quien le tenga estima.

―Entonces, ¿por qué esta aquí aún? Debería irse.

―Algo me dice que no la deje irse tan fácilmente. Es muy alarmante que aparezca en estos momentos cuando en más peligro de amenaza estamos. Y mucho menos quiero que esa niña sea herida.

―¿Eso significa entonces que va a estar aquí? ―murmuró.

―Lo hará, pero eso no cambia nada, Yuri. ―Apretó su agarre―. Aun si tenemos una hija, eso no significa que te ame menos o le quiera de regreso.

―Mmm...

―Además, ¿debo recordarte que quiero que la madre de mis futuros cachorros seas tú?

―¿Aun quieres tenerlos conmigo? ―Se dio la vuelta para verlo a los ojos.

―Por supuesto. Nunca he cambiado de idea con respecto a eso. ―Depositando un beso en su nariz, le apretó aún más contra él.

―Aún estoy enojado, Viktor.

―Lo sé, pero necesitaba decirte eso. Odio verte triste, Yuri. Lo odio incluso cuando prometí que te haría feliz.

El nipón no volvió a decir ninguna palabra luego de eso, simplemente deslizo sus dedos por aquella piel de porcelana que tanto le desenfrenaba los latidos de su corazón. Aquellos ojos le miraban con una súplica silenciosa y no pudo evitar pensar que el parecido con la pequeña niña era impresionante.

Under The Pain Of The Moon [omegaverse] [Viktuuri] #LoveAndLifeAwards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora