Capítulo 19:Frutos de amor.

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No sabía cuánto tiempo había pasado perdido en aquella mirada que, con ese color verde, parecía conformada por gemas de las más finas que pudieran existir, y sintiendo el toque delicado de esos dedos blancos en sus mejillas. Sus ojos estaban cerrados, como si quisiera grabar la dulzura de ese tacto al que había perdido derecho hace tantos años, y le hacía sentir frustrado.

Con un suspiro, dirigió su mano a la del chico para apartarla con delicadeza de su rostro; lo mismo hizo con el brazo que, en algún momento, le había rodeado en un abrazo mudo.

—Será mejor que no hagas eso. Ya le perteneces a alguien más —dijo con desgana, dándose la vuelta para que se fijara en el muro de su espalda.

—Beka, no...

—Lo siento, Yura, pero para un alfa... —empezó a decir, sintiendo su pecho oprimirse.

—Jean no es realmente mi alfa, Otabek. —Su voz sonó tranquila y con cierto toque de humor.

—¿A qué te refieres?

Se había vuelto a verlo rápidamente, con sus mejillas empezando a sonrojarse furiosamente y con los ojos brillando de esperanza, haciendo reír a Yuri por su manía de suponer cosas; incluso de pequeños era algo común en él. Pasó un dedo por la cuadrada mandíbula, deteniéndose finalmente en su labio superior para llevarlo hacia abajo, emocionado por la suavidad de su carne.

—Jean es mi prometido hace seis meses, pero nunca me ha tocado.

—¿Eh?

—Él... ama a una beta que reside como guardia en la ciudadela central, pero tiene prohibido amarla, así que rechazaba a todo omega que le era traído —explicó viéndole fijamente.

—¿Entonces por qué...?

—Porque en una reunión de las manadas a las que ustedes no fueron llamados, padre me llevó a la fuerza y Jean notó el desagrado que le era tenerme allí con él. Le preguntó si yo era un omega libre y padre respondió que si —ladeó la cabeza a un lado, recordando—. Me comprometió con él para salvarme. El destino de los omegas híbridos no acaba bien.

—¿Y no... han hecho nada?

—No. Ninguno de los dos tiene algún sentimiento romántico por el otro.

—¿Por qué no intentaste volver aquí? Sentí que moría buscándote.

—No podía, Otabek. Sigo bajo el control de Yerik, y la única forma de que deje de estar a su favor será cuando Jean me marque. Sin embargo, mi corazón se ha mantenido para ser de tu pertenencia —cogió su mano para llevarla a su pecho, justo encima de su corazón—, ¿no lo sientes?

Él sonrió, mirando cada uno de los sentimientos que expresaban los ojos del morocho. Definitivamente, era adorable ver algún sentimiento reflejado en aquel rostro que solía permanecer estoico. Sin embargo, aquel comunicado de miradas les dejó serios por varios minutos, donde Yuri aprovechó de llevar su mano de vuelta a la mejilla, con el propósito de acariciarla gentilmente, con algo de miedo de ser rechazado, pues quería confirmar que a el otro le gustaba.

Los labios del mayor se entreabrieron, acercándose con mucha lentitud, haciendo que el calor de su boca golpeara con lentitud su nariz, justo donde depositó un pequeño beso que le hizo estremecer de pies a cabeza. Aquella boca empezó a descender para intentar contactar con sus labios.

Pero la felicidad no dura mucho tiempo.

—Lamento interrumpir —exclamó Viktor en voz alta—, pero necesito que me prestes a Yuri un rato, Otabek.

Under The Pain Of The Moon [omegaverse] [Viktuuri] #LoveAndLifeAwards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora