Tom estuvo conmigo todo el día pero a la hora de cenar aprovechando que estábamos sentados juntos, Toffee nos dio una sorpresa.
-Tom te ordeno que luches contra Star -dijo sentándose al otro extremo de la mesa.
-¿¡Qué?! -indignado- No pienso hacerlo...
Los sellos en su cuerpo empezaron a brillar.
-¡Toffee detente! -le grité.
Iba ir donde estaba Toffee para obligarle a parar aquello cuando las palabras de Tom me detuvieron.
-Es inútil Star...el dolor no parará hasta que obedezca... -se agarró su tripa.
-¡Entonces luchemos para frenarlo! -exclamé impotente por no poder ayudarle en ese momento.
Tom negó con la cabeza.
-Prefiero morir a dañarte...mi estrella...amada...
Cada segundo que pasaba el dolor en su cuerpo iba aumentando, no me gusta verle sufrir.
-¡¡Tom luchemos por favor!! -se lo pedí casi desesperada pues el brillo de los sellos ahora era de otro color.
-¡¡¡Toffee...no te lo perdonaré!!! -sus ojos empezaron a brillar rojos envolviéndose en la ira.
Se levantó de la silla en dirección hacia Toffee pero Marco apareció metiéndose por su camino.
-¡Te odio! -dijo agarrando a Marco con una mano de la sudadera para elevarle en el aire.
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-*¿Pero qué hace Marco aquí? ¿No había vuelto a la tierra?* -pensé sorprendida al verle.
Tom con su poder hizo un tridente de fuego.
-Espera...solo quiero ayudarte... -dijo Marco tratando de zafarse del agarre.
-¡Mentira!
Los sellos empezaron a hacerle sangre en la piel.
Debía hacer algo antes de que fuera demasiado tarde para Tom.
-¡Viento helado de nieve!
El aire del salón empezó a enfriarse hasta el punto de convertir el suelo en hielo pero Tom no soltó a Marco.
-*¿Qué es esto?* -pensé notando algo extraño entre ellos dos.
Una sensación nueva recorría mi cuerpo, de la nada algo parecido a niebla nos rodeó.
-No quiero hacerlo, -escuché la voz de Tom cerca- entiéndelo ¡amo a Star!
Instintivamente comencé a andar, entre ese gas negro poniendo en alerta mis oídos, para acercarme donde Tom.
-No podrás contenerte mucho tiempo, es ella o nosotros -le contestó una voz diferente.
La voz nueva parecía ser una combinación de sonidos espeluznantes, como si fueran las almas humanas que Tom había estado reuniendo durante tanto tiempo.
-Sabes que tendrás que hacerlo -hablaron aquellas almas.
La niebla enseguida se despejó un poco, lo suficiente como para solo dejarme verle, pero lo del alrededor seguía envuelto en la niebla. Tom estaba de rodillas en el suelo y una sombra negra detrás suya, él tan solo podía oírlo sin mover un músculo como si estuviera paralizado.
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-Star no sabe por lo que pasas, tampoco valora, ni siquiera sabes si esto durara. -la voz hacía que mi corazón junto al de Tom doliera más por momentos- Solo déjanos libres y te aseguramos que nunca más volverás a sufrir por amor.
-¡¡Tom!! -le grité- ¡¡reacciona por favor!!
Pero parecía no poder escucharme. Una especie de campo nos separaba y mantenía a Tom dentro inmovilizado a solas con aquella sombra.
-No por favor -susurré débilmente pues no podía hacer nada, si el campo se rompía aquello saldría.
Había oído hablar sobre eso, si esa sombra lograba salir del interior de su cuerpo causaría un gran desastre.
-No soy estúpido "señor errante", -habló Tom a aquella sombra- olvídate de salir.
-¿Es qué quieres morir a causa de estos sellos?
La sombra llamada "señor errante" no cesaba en su intento. Ante aquella pregunta Tom sonrió.
-Si muero tú lo harás conmigo, estamos unidos ¿recuerdas? Incluso puedes sentir mi dolor...y también detenerlo...
Los ojos de Tom se cerraron durante un momento.
Oh no, eso era malo, si Tom recitaba el escrito correctamente ahora aquello tendría libertad para matarle si quería.
-Vamos, prometo detener esto príncipe Lucifor.
Tom comenzó a recitar algo en una lengua desconocida para mí. Maldición, si no le detenía aquella sombra saldría.
-*Recuerda esto: Los hechizos oscuros más altos solo se pueden hacer poniéndote en el lugar del otro* -pensé recordando lo que Toffee me había dicho.
Si quería salvarle debía hacerlo, me arrodillé tocando con ambas manos aquel campo de fuerza redondo, recordando lo mal que lo pasé cuando Tom y yo rompimos, envolviéndome en mi propia pesadilla.
