Alice PDV
-¿Sam dónde estás?- le pregunté por celular mientras entraba a un taxi.
-En el Walmart de la novena avenida-contestó-. ¿Ya terminaste de hablar con tú...
-Sí-lo interrumpí-. Voy para allá.
-De acuerdo, estaremos en el pasillo de los tés.
-Vale.
Finalicé la llamada y guardé el Iphone.
Le di las indicaciones al taxista, para luego apoyar mi cabeza en la ventana.
Pasamos por el infernal Times Square y reí levemente al verme a mí misma en una gigantografía promocional de Percy Jackson.
Putas películas.
Me baje del taxi una vez que llegamos a mi destino, le di las gracias al chofer y le pasé treinta dólares.
Caminé hacia el supermercado con una rara sensación en el estómago. Los pies me pesaban cada vez más a medida que caminaba.
Los reconocí en la mitad del pasillo de las hierbas e infusiones. Ambos echaban al pobre carrito cajas y cajas de Twinings de todos los estilos.
Me acerqué hasta ellos, intentando deshacer el nudo en mi garganta.
Levantaron la vista casi al mismo tiempo, y de inmediato unas sonrisas rebosantes de felicidad aparecieron en sus rostros.
Y en ese momento quise llorar.
-Ali-exclamó Sam con alegría
Traté también de sonreír, pero solo conseguí hacer una mueca.
Su expresión cambió en menos de un segundo. Caminó hacia mí cautelosamente, como si pudiera desmoronarme en cualquier momento.
-¿Estás bien? ¿Te hizo daño?
Negué con la cabeza, pero sentí una lagrima resbalar por mi mejilla.
La limpié rápidamente al mismo tiempo que sentía algo deslizarse por mis fosas nasales.
Me llevé la mano a la nariz y casi caigo de espaldas al ver mis dedos llenos de sangre.
-¡Trae unos Kleenex Robert!-gritó Sam corriendo hasta mí.
Pude ver sus ojos teñidos en preocupación mientras tomaba mi rostro en sus manos y examinaba mi nariz.
-¿Qué mierda te está sucediendo?
Tampoco respondí. Sólo me limité a poner ambas manos en mi nariz. Nunca antes me había pasado algo así, pero sabía su causa: stress.
Rob llegó a mi lado y creo que le pasó un paquete de pañuelos a Sam. No lo sé, mi vista estaba completamente cegada por lágrimas.
Gracias al cielo había superado mi fobia a la sangre hace algunos años.
Cinco minutos más tarde ya tenía la hemorragia controlada, y me encontraba en los brazos de Sam, sollozando de vez en cuando. No podía llorar ahí, no en frente de toda la gente que circulaba por el supermercado.
-Tendrás que contarnos todo-exigió Rob.
-Lo haré-respondí en voz baja.
La idea de la barbacoa en la tarde quedó completamente eliminada debido a mi precario estado, por lo que decidimos comprar palomitas de maíz, bebidas energéticas y unos cuantos chocolates para ver películas en el Smart TV de mi hermano.
Una noche tranquila.
Me senté en los asientos traseros del auto, con Sam y Rob a cada lado. Al parecer no nos iríamos hasta haberme desahogado.
-Cuéntanos.
Suspiré, y me preparé mentalmente para unos largos veinte minutos.
Les dije lo que había pasado con Logan, y lo miserable que era mi vida teniendo que verlo siempre. Y siendo sincera, era una verdadera mierda. Inhumano.
¿Cómo vivir y trabajar con tu ex? Sabiendo que aún tienes sentimientos por él, pero has arruinado la relación irremediablemente. ¿Cómo poder vivir con eso? Quizás hay gente que pueda soportarlo, pero a mí me está matando.
Seguí con el tema de que la mitad de Estados Unidos me odia, lo que provoco que mi nariz volviera a sangrar un poco.
-Y Carrie- limpié mis lágrimas-. He estado haciéndome la fuerte y desinteresada sobre el tema, pero duele estar peleada con ella. Es mi mejor amiga, mi persona-volví a sollozar-. Pero somos muy orgullosas para solucionar esto.
-Todo tiene arreglo-dijo Rob tranquilo-. La próxima semana te mudas a mi apartamento en Londres, y créeme que te olvidarás muy rápido del muchacho ese.
-E iré a visitarte todas las semanas-acotó Sam acariciando mi cabello-. Primer problema solucionado.
-Segundo-continuó mi amigo-. La gente olvida, Ali, harás películas nuevas y te amarán, solo sé tú misma.
-Qué poético.
-Cállate Claflin-dijo reprimiendo una risa-. Y tercero, solo basta con que llames a Carrie para solucionar las cosas, todo es muy simple ¿Te das cuenta?
-Tienes razón-dije agradecida-. No sé qué haría sin ustedes.
Y vaya que lo decía enserio.
Nos dimos un abrazo grupal, sintiéndome muchísimo mejor.
Cuatro de la madrugada. Íbamos en nuestra tercera película.
Reímos con The Intership, lloramos -sólo Rob y yo- con One Day, y ahora estábamos prácticamente horrorizados viendo El Conjuro.
-¡Les dije que no me gustaban las películas de terror!-exclamé tapándome los ojos con la mano.
-No seas cobarde-me dijo el valiente de Sam.
-Esto es horrible-comentó Rob con la boca abierta.
Mi ánimo estaba de maravilla. Los chicos sabían cómo despejarme de mis problemas y sacar lo mejor de mí.
Decidí ir al baño y descansar de la tortura que era ver aquella película.
Rocié mi rostro con agua para despertarme.
Me sobresalté un poco al escuchar Heroes de David Bowie en mi celular.
Lo saqué de mi bolsillo y me alegré al ver que Carrie era quien llamaba.
Le contesté más que rápido.
-¿Ali?-escuché música de fondo.
-¿Car?
-Lo siento-dijimos las dos al mismo tiempo.
Reí y una sensación de paz se extendió en mi interior.
-Me comporté como una estúpida al decirte puta-lamentó decepcionada.
-Y yo-dije de inmediato-. No sé qué estaba pensando, soy muy sensible respecto a Sam-confesé.
-No te preocupes por nada, Alice-me aseguró-. Fue todo una estupidez.
-Perdón-adiós orgullo-. Por ser tan idiota.
-Así te conocí, pero soy igual de idiota que tu-rió-. ¿Nos vemos mañana vale? Damon está esperándome para volver a la pista de baile.
-¡Contrólate!-exclamé-. Te veo a las tres acá, adiós
-De acuerdo, cuídate, te amo.
-Yo más Car.
-Empate-agregó antes de cortar.
Respiré tranquilamente. De a poco, todo volvía a la normalidad.
ESTÁS LEYENDO
Midnight Memories [TERMINADA] 1D, Logan Lerman, Ian Somerhalder, Sam Claflin.
FanfictionAlice y Carrie son dos mejores amigas, viviendo el sueño de toda chica. Son famosas, jóvenes y atractivas actrices que están arrasando en la industria Hollywoodense. Sus películas son taquillas en todos los cines del mundo, pero el problema empieza...