Capítulo 13: Todo esta cambiando

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Llevaba un tiempo desvelada, dando vueltas sobre mí costado en la cama, incomoda. Todo se notaba diferente a las cinco de la mañana, todo sale a la luz. Ted roncaba tranquilamente al otro lado de la cama, mientras que yo no podía parar de sentirme como una reverenda estúpida, y a estas horas de la noche estaba demasiado cansada para fingir, mentir o negarme que de verdad estaba comenzando a coger cariño a Ted.

Quería pensar que de verdad no solo era una apuesta sin más, de verdad quería creer que el cumpliría su promesa y me protegería, de veras yo quería hacerme ver que él era una buena persona, sin embargo, el pasado que arrastraba tras mis pisadas, podía notarse presente en el interior de mi alma. No podía evitar la desconfianza que afloraba en mí, aunque me jurase traerme la luna. Podía notarme perdida, sin saber bien a quien creer. Sin saber bien que hacer. En pocos días ha hecho que mi mundo girase a su alrededor, en pocos días me he podido notar más viva desde que me traslade a la ciudad, ni los elegantes y con acento francés de mi antiguo instituto consiguieron hacerme tan tremendamente feliz.

Le veía como el chico bueno, como si no quisiese hacerme daño nunca, como si prefiriese hacerse daño antes a él que a mí misma. Pero yo ya no era la típica niña inocente que se deja llevar por su alrededor, y eso en cierta forma me molestaba. Estaba bien eso de no ser cursi y simpática siempre con la gente, me gustaba ese lado egoísta que había sacado gracias a las experiencias anteriores. Pero había un defecto, no me atrevía a amar. Y no eres capaz de volar si no amas.

De repente escucho un gran ruido detrás mía, y me doy cuenta de que Ted ha caído al suelo desconcertado. Sin poder evitarlo me tapo la boca para no reír fuerte y despertar a mis padres. Ted comienza a reír también conmigo, al final y con bastante torpeza consigue meterse en la cama, y me abraza.

-          Te quiero – Me susurra al oído. Y lo único que consigo hacer es parar de reír. El corazón comienza a bombear más rápido la sangre y me asfixio entre los brazos de Ted.

Con el tiempo conseguí relajar mis músculos y me recosté más cómodamente entre los brazos de Ted sintiéndome la tonta ignorante en una película de malos.

Pienso... pienso, que cuando tu vida se convierte en el mayor contenedor asqueroso del mundo, lo único que esperas y a lo que te acostumbras es a la mierda. Y allá donde mires siempre buscaras el lado malo de una persona, y te llegas a sentir tan a gusto desenvolviéndote en todo aquel mundo que… que cuando alguien te dice algo inesperado o hace algo bueno por ti sientes, miedo. Es bastante raro pero es la misma sensación de cuando algo malo pasa.

La sensación de cobardía, de querer correr y alejarse de todo aquello que funcione distinto. Piensas ¿Me merezco esto?...

Sin duda había sido un día de lo más raro. Me estaba dando cuenta de que estaba cansada siempre de lamentarme por las decisiones que tome en un pasado, por todos aquellos momentos que me marcaron, estaba cansada de estar triste. Necesitaba algo diferente de lo que había vivido, porque quizás, y por mucho quisiese ya no podía volver al pasado. No podía evitar todas aquellas decisiones que me habían llevado a donde ahora me encontraba, entre los confortables brazos de Ted.

¿Pero cómo podía hacerlo sin pensar que estaba dando la espalda a cristina? ¿Cómo podía intentar iniciar una relación con alguien sin sentir que me fallaría?

Suponía que millones y millones de personas, habrían salido airosas después de un tiempo de alguna ruptura o fallecimiento de alguna amistad, pero no sabía cómo hacerlo, como intentar olvidar pero sin olvidar. Como divertirme sin dejar de recordarla, o como amar sin dejar de estar pendiente de que no me hiciesen daño, de no sobrepasar un límite, y… ¿Cuando ese límite podría dejar de estar ahí?

El amor es para tontosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora