Capítulo 20: Secretos a la luz

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¡Hola! espero que no quieran matarme por todo este tiempo sin dar señales de vida, lo siento, me quede bastante estancada en este punto de la historia y no sabía muy bien como llegar al final, necesita ordenar las ideas que tenía revoloteando por mi cabeza, y necesitaba hacer el camino hacia el final. Creo que este es mejor punto por él que puedo seguir avanzando después de todo. Espero que les guste, empezare a subir seguido de nuevo. Besos!

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Capítulo 20: Secretos a la luz

Fruncí el ceño sin saber a que se refería Rub, él me iba a contar un sucio secreto, ¿Debía de agarrarme con los pies al suelo para no caer? Miré la tierra mojada que pisaban mis pies, yo también tenía un miserable secreto, pero a diferencia de Rub, yo sería incapaz de contarlo, era una maldita cobarde. 

Rub se echo encima de la tumba de Cristina, y prosiguió llorando desconsoladamente. No sabía que grande era ese secreto, pero él se aferraba al suelo con ansia. Giró su rostro, y penetro mis ojos con su mirada.

- Todo fue por culpa de los celos - Hablo al fin después de un largo silencio - No me odies 

Mi desconcierto aumentó ¿De que sería capaz Rub? Yo había sido capaz de esconder lo que no me gustaba de mi durante mucho tiempo.

- Me gustabas mucho - Dijo levantándose al fin deprisa. Como sin querer mezclar las cosas, ella allí y yo aquí. Guardando el secreto en el aire, sin que ella pudiese escuchar. - Pero mucho - Agregó antes de que pudiese tomarme lo a broma - Te quería, o bueno, quizás llegué a amarte - No supe por que pero di un paso atrás, y algo dentro de mi me dijo que esto no me iba a gustar - Cuando te ví en la fiesta de mi cumpleaños... bueno, en verdad no pensé que te pasarías por allí. Era un idiota y se me ocurrió intentar darte celos con tu amiga, Sandra. Un día me enteré de que un tío te perseguía, te mandaba notas con la reseña de su inicial. Y yo... yo también soy A Elsa.

Me quede petrificada, dudaba mucho sobre ser capaz de mantenerme de pie, pero al fin y al cabo ni me deshice ni corrí lejos de él. Aquella información me rebasaba. Él no podía ser esa persona que me hacia sentir tan mal. Me negaba a creerlo

- Lo siento. Supongo que esta conversación tuvo que darse antes, pero no me atrevía...

- ¿Qué me estas intentando decir? - Le interrumpí mordaz - ¿Acaso la persona que debe estar entre rejas eres tú y no quien está alí? Porque si me estas queriendo decir eso... - Dejé la frase en el aire, estrujando mi mano en un puño.

- No, no no - Respondió rápidamente, nervioso - Yo sería incapaz Elsa, créeme. Yo la quiero - Dijo desasosegado - Mi último mensaje era para acabar con todo - ¿Era él el que intento estrangularme en la cafetería de la universidad?

- ¡Quisiste acabar conmigo y eres capaz de confesarlo tan tranquilo! - Le chillé. Él frunció el ceño.

- Yo no quise acabar con nadie Elsa, sólo quería acabar con el asunto.

- Bien, pues te salió mal la jugada 

- Sólo quería saber si tu me querías.

- ¿Y era necesario intentar matarme? - Pregunté con sarcasmo

- No entiendo - Dijo - ¿Matarte?

- No te hagas el estúpido, esta marca es por tu culpa - Me desenredé el pañuelo de mi cuello, mostrando todavía unas pequeñas huellas rojas 

Miró mi cuello horrorizado, dio unos cuantos pasos para atrás, y después hacia delante, intentando colaborar que se viese de la misma horrorosa forma en diferentes puntos de vista. Él se acerco a mí, sin quitar su vista de mis marcas. No me atrevía a hablar, mi maldito acosador estaba a tan solo unos pasos de mí. 

El amor es para tontosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora