Capítulo 12: Algo fogoso

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Nota de autora: mil perdones por no haber publicado una nota sobre la cancelación de la subida del anterior Martes, pero estaba súper liada con cosas de la universidad y la fiesta de Halloween. Explicando lo sucedido, me compre una Tablet y siempre os escribo desde aquí los capítulos, ya que como Dije en notas pasadas tengo un ordenador viejísimo, pero la Tablet el jueveces se me bloqueo. Intente con el ordenador y con tan mala suerte que el cargador se estropeo y al final no publique, así que he echo este capítulo más especial debido a que esta contado por la perspectiva de Ted, eso si RECOMIENDO NO LEERLO HASTA EL PRÓXIMO VIERNES. lo e subido, pero mas por cumplimiento que por otra cosa, para mi gusto no ha quedado como yo quería así que seguramente será un pelín modificado. En cuanto a los mensajes que publique, como no me iba bien la Tablet ya el martes intente publicar la nota y no quería publicarla, y al pacer de darle tantas veces a publicar, se publico el triple de veces XD. Lo siento por eso aunque serán borradas todas las entradas de notas. Con respecto a que pasara con el capítulo perdido de la semana anterior, publicaré antes del próximo martes otro capítulo que será como el capítulo de este martes, y el que hoy publico sustituye al del martes de la semana anterior. Pues nada más espero que si lo lean les guste y...

BESITOS, BYE, COMENTARIOS , VOTOS, ESTRELLITAS Y UN NUEVO CAPÍTULO EL PRÓXIMO MARTES QUÉ NO SE OS OLVIDE (Y OTRO ENTRE HOY Y EL PRÓXIMO MARTES)

Capítulo 12: Algo fogoso.

Arrugó la nariz olisqueando el fajo de billetes que le restregué en frente de los ojos. Era por fin el primer hombre de toda la universidad que había conseguido un beso voluntario suyo, y del algún modo me sentía orgulloso. No estaba seguro sobre si era porque demostraba que mis trucos de seductor seguían haciendo efecto en el mercado, o porque de verdad Elsa me gustase. Pero de algún modo estaba contento. Tenía unas ganas terribles de ganarme un beso más suyo, tenía ganas de hacer lo impensable. Lo que nadie podría hacer con ella. Lo que ella no dejaría que nadie la hiciese. Quería sin alguna duda que fuese completamente mía, en todos los aspectos posibles. Quería sus besos, sus buenos días y sus caricias.

Carcajee sonoramente al ver el desconcierto reflejado en su cara. Me rogo que silenciara mi risa, pero sentía el pecho tan lleno de aire que temía que en cualquier momento saliese volando hacia el cielo de la noche. Estaba siendo terriblemente cursi, pero con ella.

 La lámpara de la mesilla de noche se apagó y el despertador dejo de funcionar.

-          Creo que ha habido un apagón – Dijo Elsa tosca.

-          Aquí tienes a un fontanero – Dije sonriendo pícaramente.

-          Estas tan borracho que ya confundes términos – Me respondió mientras se despojaba de las sábanas y dejaba a simple vista un camisón negro de encaje con el que claramente podía ver la aureola de sus pezones. Agarro su bata de satén negra, y se cubrió con ella haciendo una lazo contorneando su cintura.

Me acerque a Elsa con los claros propósitos de recostarme encima de ella en la cama. Las manos picoteaban de las ganas que tenían de acariciar su terso cuello. De hacerla mía.

-          Quita – Me dijo, o más bien me escupió cabreada. Ella era igual de fría e insensible que siempre, y su rechazado me dolió. Pero de nuevo, no sabía a qué venía ese extraño dolor. ¿Acaso de verdad me podría gustar una persona como ella? ¿Metida en tantos escombros misteriosos?

-          Te acompaño - La propuse.

-          No hace falta – Contestó ruda, áspera, y con su peculiar carácter autónomo.

-          ¿No se supone que los hombres son los encargados de ese tipo de tareas? – Pregunté mientras iba detrás de su culo como un perrito faldero, aquello no me gustaba. Yo no soy ningún pringado.

El amor es para tontosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora