II

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Toda aquella semana fue insufrible para el científico, no había un solo día en el que no pensara como huir de aquella insensatez.
Pensó excusa tras excusa, pero sabía que su mejor amiga le obligaría, era tan obstinada que se presentase la situación que se presentase no desistiría de su plan.

Esa era la última semana antes de salir a unas cortas vacaciones, en las que su vida usualmente perdía sentido, la ansiedad le carcomía y sin familia ni amigos sólo se encerraba en sí mismo, en algún par de químicos o en una buena película mientras el tiempo parecía no avanzar.

Terminó de anotar un par de fórmulas en su cuaderno y se dispuso a salir lo más rápido posible, tal vez así se libraría de ese maldito plan.
Todo ubiera salido bien, pero demencia le esperaba ansiosa en la puerta de aquel bloque.
Quiso sacar alguna excusa, pero su vida no era lo suficientemente interesante y fuese cual fuese su mentira, Demencia no le creería.

En el camino hacia su apartamento con la chica al lado, se permitió perderse en sus pensamientos; ya se había resignado a su destino de ir a aquel bar, así que solo buscaba un lado positivo de esta desventura, no halló ninguno; pero decidió planear qué hacer cuando la chica lo abandonara, porque conociéndola como él lo hacía aquello era algo seguro, pensó que cuando eso ocurriera él volvería a la calma de su apartamento y olvidaría cualquier cosa que llegara a ver en aquella realidad tan distinta de la suya.

🎩

*Play a multimedia ❤*

Un letrero de neón rosa se alzaba con el nombre del establecimiento, esto era casi una burla para aquel muchacho que se perdía en medio de su inexperiencia.

A medida que se acercaban, flug sujetaba con mayor fuerza las mangas de la camisa a cuadros que le había obligado a usar la pelirroja, al parecer no podía ir a una fiesta usando su bata, ya llamaba demasiado la atención con la bolsa que cubría su rostro.

Al entrar en el negocio entendió por qué se llamaba "khaos"
Todo era un mar de alcohol, drogas y sexo.
Los empleados trabajaban semi desnudos y al parecer su contrato incluía aguantar toda clase de obscenidades por parte de los clientes.
Una persuasiva melodía dominaba el ambiente, acompañando los espectaculares shows de pole dance.

Flug estaba impresionado por el lugar, un altar dedicado exclusivamente al pecado era algo nuevo para él.
Pero el infierno no terminaba ahí, aquel no era un bar común, este estaba ubicado en un edificio entero, con demasiadas habitaciones, tantas que casi parecía magia el que jugaran de esa manera con los espacios.

Cuando estaban por pasar al segundo piso, tal como lo había predicho Flug su amiga desapareció en la multitud.
Entonces él, viéndose sólo prestó un poco más de atención al hostil entorno que se le presentaba, la música no estaba mal y pese a que no conocía la canción que sonaba en ese momento sentía un rara atracción hacia esta, algo en aquel infierno le llamaba y su curiosidad no le permitiría volver a casa sin saber qué era esa extraña fuerza que casi lo encadenaba a las eróticas melodías del averno.
El plan de huir a la calma de su hogar fue reemplazado por una fuerza tras de sí que lo empujaba a seguir explorando, guardando en su mente cuantas cosas podía.

En el segundo piso había un casino, dotado de todos los juegos de azar que el científico conocía y muchos más que escapaban de su entendimiento.
Las mesas de billar se alzaban entre la pretenciosa decoración. Quienes allí se encontraban concordaban bien con su entorno, la naturaleza de la aviricia se sentía en el aire y la ambición adornaba perfectamente aquellos ojos que parecían no parpadear.

Se sorprendió por una pelea que comenzaba cerca suyo, alguien había hecho trampa, asustado decidió seguir con su recorrido.

Al subir había un bar normal a primera vista, pero al fijarse bien pudo notar que en este no se vendía licor...
Las vitrinas ostentaban infinidad de drogas, y su clientes estaban tumbados en sillones de cuero rojo. La música se escuchaba un tanto más distante.
Aquí notó un patrón común en la decoración de los pisos en los que había estado, era persistente el uso de colores negros y rojos, también en ocasiones como complementarios se podían observar violetas y grises.

En el cuarto piso también existían esas constantes de color.
Este era más bien un prostíbulo, tanto de hombres como de mujeres.
Allí era más notorio el atuendo de los trabajadores, usualmente era negro y tenían corbata roja, prenda que resaltaba llamativamente con ligera desnudez antes mencionada.
A flug lo incomodó el lugar, así que pasó más rápidamente al siguiente piso.
Este constaba de un largo pasillo lleno de habitaciones, supuso por los gritos que en aquel lugar se desarrollaban fantasías más sangrientas y sádicas. La idea le repugno, así que sólo siguió de largo tratando de borrar dichos gritos disfrazados con el alto volumen de la música.
Para su suerte el siguiente piso fue más festivo, los eufóricos gritos adornaban a la perfección el bar gay, donde hombres y mujeres se divertían, aquí también había pole dance, se podía ver un escenario para las drag queens. Y en el fondo una pequeña serie de habitaciones, el ambiente alegre logró relajar un poco al científico quien se disponía a subir al último piso.
El séptimo piso era una ova a los fetiches, y al parecer era la zona más grande, habían habitaciones y vitrinas donde se resaltaban desde los gustos sexuales más comunes, hasta fetiches tan enfermos que dudabas que alguien llegara realmente a disfrutarlos.
En este último piso la música resaltaba más, era más intensa, más erótica si esto era posible, cerró sus ojos intentando entender el efecto que ese lugar tenía en él, trataba de descifrar los mensajes que esa música enviaba a su cerebro.

Ubiera seguido en su ensoñación de no haber sido interrumpido por una rasposa voz justo detrás suyo.
- Buenas noches caballero.

Flug sólo atinó a voltearse, quedando estupefacto por aquel particular personaje

- Me presento, Black Hat, dueño de este paraíso - Sus palabras fueron acompañadas por una socarrona y siniestra sonrisa mientras ofrecía su mano al muchacho.

- Flug, encantado señor- estrechó dudoso la mano del mayor, sintiéndose aún más inseguro que de costumbre.

-¿Qué lo trae por acá doctor? No me diga que le interesan estas parafilias.

¿Doctor? ¿Cómo había averiguado aquello?

-ah no por supuesto que no, solo quise conocer el lugar.

-Que lástima! Se pierde de mucho - Aquel gesto coqueto y característico tono de voz seductor que usó hicieron estragos en la mente del científico.

Se sentía expuesto al lado de aquel extraño, comenzaba a entender el por qué de los rumores a su alrededor.

Con cada fortaleza que le mostraba el mayor sus debilidades salían a flote, como presas anhelando ser devoradas.

En un imperio de efímeros y vanos placeres, aquella sombra finalmente había encontrado un digno adversario a quien derribar.

~

Buenas 🌚
Espero les haya gustado este capítulo, voten comenten y nos leemos pronto mis queridos bastarditos ❤
Aio.

KHAOS •paperhat•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora