Egoísta (1/2)

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Algo se acerca a lo lejos, galopantes caballos gigantes recorren el espacio incomprensible a los ojos.

La oscuridad se apodera de todo y estrepitosas risas se mezclan con el retumbar de pisadas tan fuertes como rayos.

El látigo divide los colores y la luz que provoca su fuerza abre el cielo viciado.

Nubes moradas emergen de la altura y el científico desesperado siente como cada vez está más y más cerca el juicio final.

Se siente desnudo.

Sus pensamientos flotan libres mientras él trata de resguardar en su mente aquellos deseos impuros que supone nadie debe conocer, claramente no tiene éxito.

Todo gira, y los caballos negros cual carbón paran a su lado; ante las estrepitosas pisadas la tierra se abre y el científico cae en un limbo de tierra y putrefacción.

Entre lava que no quema y el más cálido hielo, llega al caos.

Ve a lo lejos un trono aparentemente familiar y el mismo Diablo parece un consuelo a su alma asustada, lo persiguen; al menos así lo siente.

Camina entre deformes cuerpos inertes, su única misión es estar frente a frente con el condenador de su alma, sólo para pedir misericordia en medio de blasfemias.

Al llegar a los pies de su captor sube su rostro para ver esa cara ya tan familiar.

El látigo sigue resonando a lo lejos, el aire lo sofoca al tiempo que más personas entran en el espacio deformado.

Todo son curvas, y en el piso, impotente y furioso, ve como mujeres y hombres se abalanzan a alabar a ese Satanás de fantasía que en algún momento llegó a considerar suyo.

Entre gemidos los odiosos cuerpos sin alma gozan de alabar al rey del caos.

Nota la sonrisa sarcástica de este.

No puede levantarse, reclamar lo que es suyo, no puede hacer nada porque sus propias manos lo detienen.

Su entorno sabe que aquel que ostenta la maldad, jamás fue ni sería suyo.

Un olor a sangre inunda todo, la pesada atmósfera comprime sus pulmones; siente que respira ceniza y gritos a lo lejos acompañan al látigo.

Solo conoce lo que es miedo cuando ve la manera como cuerpos desnudos con bolsas similares a la suya adornando su cabeza se entregan por completo al dueño del trono al cual se sujeta.

Una extraña fuerza no permite que Flug aparte la vista de la desgarradora escena.

El demonio se ve satisfecho, tanto como jamás lo estaría con él.

El mundo se mueve al ritmo de las embestidas; voces lejanas parecen llamarlo.

La tierra se cierra, mientras él, estupefacto, sólo se entrega al sufrimiento de ver su ego herido por quién en algún momento deseó.

El limbo lo condena a vagar en confusión, a estar perdido eternamente.

No quería aquello, pero la tierra se había cerrado y los cuerpos se fundían, todo se rompía y deformaba en falsedad, y peor aún, lo único real: el rey de sus pesadillas, lo rechazaba incansablemente.

*Pausa multimedia :)*


🎩

Tal vez tenía ligeras tendencias a la ansiedad y alucinación, pero reconocia que esa vez su mente se había pasado.

KHAOS •paperhat•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora