VII

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Aquella noche Black Hat no fue más allá de los húmedos besos y unas cuantas caricias algo subidas de tono.

Él no quería poseer al científico en aquel estado, si quería hacer caer a su ángel necesitaba que estuviera en sus cinco sentidos, pues no era igual la chispa de confusión que la de deseo, aunque viniendo del menor, cualquiera de las dos era igual de provocativa.

A la mañana siguiente Flug despertó en su cama, había descansado demasiado bien.

Mientras tomaba un vaso de agua y una pastilla que estaban en la mesa de noche, vinieron a su mente algunas imágenes del día anterior.

No supo si aquellos besos lascivos habían sido algo más que una ilusión.
Sin embargo se sentían muy reales.

Se levantó con pereza dirigiéndose a la cocina. Su torso estaba descubierto pero no le importaba, el día era un poco caluroso y aún no había notado el juego de marcas de todo tipo que resaltaba en su piel.

Dejó en la cocina el vaso, tomó una manzana y comenzó a cortarla en trozos, tenía más hambre que siempre.

No fue conciente de la presencia del mayor en el lugar hasta que este se pegó por completo a su espalda, asustandolo levemente mientras buscaba algo en la alacena un poco más alta.

- Buen día, doctor.

- Bu-buen día jefe.

A kilómetros se podía sentir la incomodidad de Flug, pero parecía no importarle en lo más mínimo a su jefe, quien seguía buscando quién sabe qué.

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- S-señor podría...

- ¿Qué Flug?

Tan burlón como siempre sólo lo miró irónico al chico, aún tenía sus brazos elevados a la alacena y su presa lucía más débil que nunca.

- Darme permiso.

Trató de evidenciar su incomodidad y esperaba la usual caballerosidad de su jefe.

Pero en su lugar solo obtuvo que lo arrinconara más al mesón de la cocina y sujetara sus muñecas.

Se sentía en medio de sus fantasías, siendo dominado y sufriendo placenteramente en manos del mayor.

- Y si no quiero, ¿Qué pasa eh?

El aliento cálido chocando con su oído le obligó a reprimir un ligero suspiro.

- Esto no es para nada profesional.

- Lo de anoche tampoco lo era y no te vi quejarte.

Dicho esto dió una embestida suave con su cadera hacía el chico. Aprisionándolo más si eso era posible.

- No bromee así conmigo, por favor.

El pobre chico estaba entre caer en una extraña euforia o un mar de lágrimas, ambas emociones igual de inexplicables.

- Así que en verdad lo olvidaste.

Sería un gusto recordárselo.

Condujo al menor en la misma posición hacia la sala.

🎩

Flug sintió una pequeña lágrima bajar por su mejilla bajo su característica bolsa.

Estaba ante un espejo de cuerpo completo, su jefe estaba tras él sujetándolo de la cintura con su cabeza en su hombro.

- No son bromas doctor, ¿lo ve ahora?

KHAOS •paperhat•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora