Capítulo 26.

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Fuera del grupo.

—¿Eres tú Alison? —preguntaron desde abajo—. Soy yo, Carlos.

—¡Oh Dios Carlos, no es Alison, corre! —gritó Cindi empujándolo.

Romero sin pensarlo dos veces comenzó a disparar hacia el piso de abajo. Una de las balas rozó a Cindi en la pierna, haciendo que esta cayera al suelo.

—¡Mierda, Cindi! —gritó Carlos mirando a Cindi en el suelo.

—¡Ayúdame Carlos! —gritó ella mirándolo con lágrimas en los ojos.

Carlos se escondió detrás de un sofá y desde allí arrastró a Cindi hasta él, mientras Romero continúo disparando.

—Ven, tenemos que salir —dijo Carlos, ayudando a Cindi, a ponerse de pie.

—¡Ni crean que escaparan malditos! —gritó Romero desde las escaleras y soltó un disparo más.

Carlos y Cindi se tiraron al suelo y regresaron hacia el sofá, estaban asustados, y no podían llegar a la puerta.

—¿Qué hacemos?, tenemos que ayudar a Alison —añadió Cindi, tocando su pierna.

—Mira, traje una navaja —dijo Carlos, mostrando la navaja—. Pero ir allí, sería un suicidio.

Carlos tomó un cojín del sofá, le quito la funda, la cual le colocó a Cindi en la pierna, impidiendo que más sangre saliera de su pierna.

—Lo más inteligente será esperar a que se acabe la munición de ese tipo.

Cindi asintió con la cabeza, luego se quejó del dolor que le causaba la herida en la pierna.

—¿Ya acabaste allá abajo Romero? —se escuchó la voz de Nick en el segundo piso—. ¡Necesito tu ayuda aquí arriba!

—¡Un momento, estoy en eso! —gritó Romero enojado.

—Así que ese es el famoso oficial Romero —dijo Cindi angustiada.

Carlos asintió con la cabeza y corrió hasta las escaleras, aprovechando la distracción de Romero, se colocó junto a ellas.

—¿Saben que lo único que están haciendo es retrasar su muerte verdad? —gritó Romero, refiriéndose a Carlos y Cindi—. ¿Por qué no hacemos esto rápido y se mueren de una vez?

Romero comenzó nuevamente a disparar, cuando de repente su arma se quedó sin balas, en ese momento Carlos corrió escaleras arriba, dirigiéndose a él.

Carlos le dio un golpe a Romero, haciéndolo caer por todas las escalares, luego corrió hasta Nick, quien estaba a punto de entrar a la habitación de Alison.

—Vamos Alison, no hagas esto más... —Nick es interrumpido por una puñalada que le dio Carlos con su navaja, ocasionando que él cayera al suelo inconsciente.

—¡Chicas salgan de prisa! —gritaba Carlos tocando la puerta.

La puerta se abrió de golpe, dejando ver a Alison y Cat observar con confusión a Nick sobre el suelo, en medio de un pequeño charco de sangre.

—¿Qué pasó con Nick? —preguntó Cat confundida.

—Debe estar inconsciente, vámonos rápido —mencionó Carlos, empujando a las chicas hacia las escaleras.

Rápido los tres chicos comenzaron a bajar las escaleras, dándose cuenta que ahora las luces estaban encendidas y que Romero tenía a Cindi de rehén, apuntándole con un arma.

—Ayuda —dijo Cindi en voz baja.

—¡No lo hagas! —gritó Cat asustada.

—Tranquila Cat, esa arma no tiene munición, sólo quiere asustarnos.

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