-y entonces me besó - dije tratando de sonar sensual, tratando en una forma sarcastica, Ciel se puso encima de mi en aquel momento.
-No besaste al Faustus... ¿Verdad? inquirió enojado
-¡Claro que no!- reí - ahora quítate, me estorbas la vista - encarnó una ceja -
-¿De qué? -
-Mmm, no te lo diré - reímos justo cuando la puerta se abrió, Ciel volteó cambiando su expresión -
-Tal vez deba de enseñarte modales de nuevo Sebastian, se toca la puerta antes de entrar -
-Toqué, mi señor, tal vez yo deba limpiar sus oídos-
-Sí, claro - se puso a mi lado y se sentó mejor -
-Está lista su cena, mi señor, venga, acompáñeme -
-No tengo hambre - dijo -
-Ciel, anda ve - me miró - oh perdón, Conde Phantomhive - rió -
-Llámame como gustes -
-Mmm, pensaré en un sobrenombre- sonrió y salió de la habitación -
Sebastian volvió unos minutos más tarde, me sonrió.
-¿Cómo está mi princesa? - puse los ojos en blanco -
-Quiero dormir - protesté -
-Le hice su comida favorita, recuerde que debe comer, así no la vendrán a buscar -
-Me recuerdas mi comida favorita?- inquerí sonriente, se acercó a sentarse a mi lado, me tomó de la cintura y me puso en sus piernas -
-Pues... Su comida favorita es harina hervida, más conocida como la polenta gialla, una comida italiana, con salsa y queso - me miró, levanté mi cabeza para verlo -
-Mmmm, tal vez, tal vez no, debería ir a probarlo - sonrió -
-Siempre me pareció hermosa, muy hermosa, tan delicada -
-Cómo qué - pregunté -
-¿Me pone a prueba? -
-Claro que sí - sonreí, se acercó a mis labios -
-Como una margarita, le encantan las margaritas, se las regalaré a montones, lo prometo - reí -
-las margaritas sirven para quitar sus hojas, para decidir si la quieren o no- se separó un poco -
-Yo ya decidí que la quiero -
-Pero no preguntaste si yo gusto de... De ti - sonrió triste -
-Sé que me quiere, lo sé - besó mi mejilla, sentí su calor y cariño - comerá un poco y a dormir o a tratar- reí disimulada - la acariciaré hasta que sus hermosos ojos se cierren -
-Y luego se abrirán porque no podré dormir -
-Mi princesa siempre tendrá todo -
-Suenas como... Un padre, no recuerdo al mío -
-Yo tampoco - noté como sus ojos se humedecieron, sin embargo él lo soportó, pero yo derrame unas cuantas, lo que hizo que me abrazase, se levantó conmigo en brazos y salimos de la habitación, lo abracé aún más fuerte, aferrándome a su cuello, me había cubierto con una manta antes de salir, dijo que no quería que me enfermase.
¿Cómo sabía que podía enfermarme?
No lo sé.
-¿sigue llorando? -
-N-no - esnifé -
-Buen intento, ¿quiere jugo de frutas? -
-S-sí... Sí por favor -
Me dejó en un sillón blanco, el salón era enorme, pero no miré mucho, solo me cubrí y me quedé allí hasta que Sebastian trajo mi comida.
Se sentó a mi lado y acercó la comida a mi boca.
-Abrala - susurró -
-Ya no... Ya no tengo hambre - lamenté - solo... Me gustaría no haber hablado del tema - asintió-
-Solo un poco, le aseguro que le gustará -
Cuando terminé, él levantó mi barbilla y me besó, lo sentí tenso y supe que había alguien más en la habitación, pero luego solo se relajó, y bajó sus besos por mi cuello.
-N-no creo que debas de hacer esto aquí - dije -
-Tranquilicese, ¿la llevo a la habitación? - asentí -
Me tomó en brazos de nuevo, fue ahí cuando volví a acurrucarme, me sentí segura.
Entró a la habitación, tenue, me dejó en la cama, me cubrió mejor y fue del otro lado, sonrió cuando se acostó a mi lado, reí por un beso en la nariz.
-Quiero... Yo - suspiré - quiero explicárselo a Ciel - bufó y se levantó - P-por... Por favor Sebas-
-Señorita, por favor no trate de encantarme -
-Sabes que nunca te mentiría -
-Tampoco puede -
-L-lo sé, pero... Yo también... - me miró algo enojado - yo... eso - me cubrí con la manta -
-No haga un berrinche por lo que no sucederá, créame -
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Mi Pequeña Diablilla
Romance¿Sabía que los humanos son más que fáciles de enamorar? Eso sí, sólo si eres un espécimen bastante extraño de Muñeca Demoníaca. Como Rose. Como ella, como mi todo, yo la había conocido hace años y años, milenios incluso, usted ni había nacido, ni ha...