-Ven aquí, preciosa - Sebastian me cargó y besó mis labios fugazmente- ¿Cómo has estado? -lo abracé por el cuello -
-¡Vamos a jugar! - le miré con súplica - por favor, recuerda que estoy en mi segunda semana y me duele si no lo hago, y ahora que los tengo a ustedes...
-No no, está castigada - me miró de reojo mientras nos sentabamos en la cama de la habitación - yo he dicho, de dos a tres semanas y el Conde entre una y dos, no estoy de acuerdo, deberíamos darle de ser posible un mes - me apretó los muslos restregandome contra sí - pero ambos sabemos que es imposible ¿no lo cree? - suspiró - de igual manera, belleza - sonrió - la ayudaré un poco, pero no dejaré que culmine - me crucé de brazos -
-Ciel ya lo hizo conmigo anoche ¿por qué no tú? - un poco de leña a un fuego pequeñito no hará nada-
-¿qué? - sus ojos se pusieron rojos- Rose, más te vale que no mientas por que ya sabes cómo de sádicos son mis castigos - miré hacia abajo -
-Lo siento - me abrazó - sólo quiero jugar - fruncí mi ceño - te sigo odiando-
-Usted se fue -
-No me buscaste -
-La busqué, no mienta, pensé que los ángeles la tomaron y busqué un amo para...
-No hace falta que te escuses, yo sé que pasó - bufé - te odio - suspiró -
-¿mi pequeña quiere jugar?- asentí- de acuerdo, lo hablaré con el Conde - me dejó allí mientras se iba hacia la puerta - quieta Rosita, se lo advierto- asentí.
Al irse, comencé a saltar varias veces en la cama.
Quería reír, pero no podía, no quería que me escuchen.
Ciel entró al mismo tiempo que Sebastian, parecían enojados.
-¡Yo no fui! ¡Lo juro! - Suspiraron -
-Rosita, escucha, sé que te duele mucho, lo sé, Sebastian me atormentó con dos horas de clases sobre cómo funciona tu cuerpo - me eché para atrás acostandome- así que, decidimos...
-decidimos que, si soporta esta semana, jugaremos todos los días por la siguiente- sonreí -
-¡Trío! - levanté mis manos -
-¡No! No, claro que no - miré a Ciel- no - negó - definitivamente no- bufé - mañana te llevaré a un paseo por Londres, solos - miró a Sebastian - y te compraré lo que quieras - me crucé de brazos -
-Yo sólo quería un trío - suspiró, negó un buen rato y al final dijo... -
-No- inflé mis mejillas - Veremos - se fue cerrando la puerta.
-¡Sii! - Sebastian rió -
-¿ha visto sus mejillas? Eso fue lo mejor que he visto -
-¿jugarías conmigo y con Ciel?-
-Señorita, sinceramente, no podría hacerlo, soy muy celoso y si lo veo siquiera tocarla en sus partes delicadas, creo y me aseguro explotar-
-No es justo - hice un puchero -
Él se acercó, y besó mi cuello.
-Se ve tan tierna así, le prometo ser el primero en tomarla aquella semana- reí - bien ¿qué le parece jugar un poco? -
-pero no me dejarás... -
-No - lo pensé -
-mejor no, no me gusta eso - asintió-
-Venga, vamos a ver a mis gatos- reí -
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Mi Pequeña Diablilla
Romance¿Sabía que los humanos son más que fáciles de enamorar? Eso sí, sólo si eres un espécimen bastante extraño de Muñeca Demoníaca. Como Rose. Como ella, como mi todo, yo la había conocido hace años y años, milenios incluso, usted ni había nacido, ni ha...