-No puedo creerlo - retrocedi un paso y cerré la puerta lo más rápido que pude, ella se quedó mirándome, parecía enojada y estaba llorando, se quitó unas lágrimas para fijar su mirada en mi -
-¡Vete de aquí! ¡Te odio Sebastian! ¡No puedes hacerme nada, me oyes!-
Tragué en seco, pero al poco rato, al verla tan frágil allí, solo me dió por sonreír de lado.
-Sigues siendo tan hermosa como siempre, Rose - me acerqué, ella se levantó suspirando, llevaba un pijama rosa, tierno como sí misma -
-Vete, no me hables, de igual manera, ya me iba - me miró de reojo - ya has matado a todos, ¿verdad? - encarnó una ceja - Seguro que sí, siempre fuiste servicial - sonreí -
-Claro que sí, pequeña - frunció el ceño, no le gustaba que le hablase de esa manera, tampoco le gustaban los apodos, pero, esto me encantaba- y, está en libertad, me imagino -
-Claro que sí, es como... Libertad condicional, pero sin que se enteren, el problema es que ahora debo escapar, pronto lo único que estará en los diarios será la muerte de la pequeña Lauren quemada - suspiró-
-Me sorprende, ¿no le gustaría venir conmigo?- negó incontables veces -
-No, muchas gracias - cuando iba a pasar por mi lado, sonrió - ¿ese es Tito? - me crucé de brazos -
-Sí, Señorita, es su Tito - rió y corrió fuera de la habitación, la seguí.
Tito, así le decía al Señor Claude.
Lastimosamente, amo a esta pequeña diablilla, como castigo de los ángeles, al ser tan pequeña y hermosa, trataron de transformar su pensamiento, lo que no ocurrió.
Tiene 990 años menos que yo. Eso no es nada en edad demonio.
Sin embargo, tiene el cuerpo de una niña de 15, incluso, ahora que la veo, puedo asegurar que tiene la altura de mi Señorito.
Ay Rose, no te veo hace tanto.
Al llegar al final de las escaleras, vi al señor Claude abrazar a mi pequeña.
A mi... pequeña, a mi hermosa demonio.
Narra Rose
-¡Tito! - me abracé a su cuello, en ese momento reí -
-¿R-Rose...? ¡Rose! - rió y me abrazó para luego dejarme enrollar mis piernas a su cintura - ¿qué hace aquí? ¿Ya lo ha visto el señor Michaelis? - asentí
-Está buscandome - suspiré y volví mi vista hacia las escaleras, allí estaba - Tito, ¿cómo estás? - me sonrió -
-¿Ajam? - pestañeé un par de veces, un chico Rubio se acercó, mirándome algo molesto - ¿Quién eres? - me bajé y me acerqué al chico extendiendo mi mano -
-Me llamo Rose, eres su nuevo amo, ¿verdad? - me tomó la mano, sonrió algo terco, la besó -
-No eres Lauren...
-Emmmm, en principio lo era - me miró extraño - soy como Tito - sonreí -
-Usted es como yo - escuché a Sebastian - Rose, linda, ven - bufé -
-Aceptalo Michaelis, Rose quiere a su Tito - Sebastian frunció el ceño.
El lugar estaba quemándose, algunas cosas ya estaban rompiéndose, vi a un niño bajar rápidamente las escaleras.
Luego vi a Sebastian y a Tito tocar las paredes velozmente para que se quemasen, para que ardiese la casa en la que antes vivía.
-Alois encontré los papeles y... - ahí fue, cuando me miró, pero de igual manera se acercó mirando a los Demonios - ¡qué hacen! ¡Salgan ahora! -
El chico Rubio fue el primero que salió, y yo, fui la última.
Sebastian me tenia en su hombro, nos paramos fuera de la casa, lo miré, las llamas se aproximaban.-Deben irse, hay más guardias en la costa, a este paso ya deben estar de camino - Sebastian sonrió -
-No la dejaré, esta vez -
-Sebastian, te ordené matar a todos, no me importa si es una amiguita tuya - me crucé de brazos-
-Claude, yo te ordené lo mismo - dijo el rubio -
-¡Hey! Estoy aquí - nada.
-Mi Señor, me ha ordenado, matar a todos los humanos que encuentre, humanos, ella no lo es - miré al niño de azul -
-Hola - sonreí - soy una especie de muñeca demoníaca ¿tú eres el amo de Sebas? - asintió -
-Sí - dijo con asco - De Sebas - reí -
-¿Y por qué le dices Tito a Claude? - el rubio se me acercó -
-Claude es mi Tito - me encogí de hombros - y Sebastian es... Sebastian -
-Señorita, por favor - dijo.
-No, te odio - me crucé de brazos -
-Bien, hablaremos de esto en la mansión - respondió mirándome
-Yo iré con Tito -
-Vamos al mismo destino -
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-Comportate, veremos a la Reina antes de que se vaya - dijo Ciel, el que se había presentado hace apenas unos minutos diciendo "soy el Conde Phantomhive, Ciel Phantomhive, me debes respeto muchachita" pero bueno.
Lo importante era que yo estaba en los brazos de Sebastian, quien parecía alegre... Alegre de tenerme, mientras que Tito, lo miraba con desagrado y me sonreía.
Sin embargo, Alois y Ciel parecían molestos.
-¡Baja a la cría de una vez! - gritó el de azul, Sebastian me bajó dando un suspiro - Gracias, ahora, compórtate como la buena niña que pareces o verás - me crucé de brazos -
-Como quiera Condecito, ¿le traigo una corona? - alardé-
-A mi traeme un calmante - dijo Alois, reí -
-¡Esto es tan lindo! - dije dando un pequeño salto -
-voy a ponerte una cuerda, ¿me escuchas? - el rubio se quejó nuevamente, encarné una ceja -
-Tú no me pondrás nada, y el único ser que hizo algo parecido está aquí mismo y ¿sabes? No volvió a retarme en más de un milenio - dije orgullosa, aunque no tenia por qué estarlo, suspiré - yo soy muy simpática con la gente - musité -
-Señorita no... - comenzó Sebastian-
-... -
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Mi Pequeña Diablilla
Romantizm¿Sabía que los humanos son más que fáciles de enamorar? Eso sí, sólo si eres un espécimen bastante extraño de Muñeca Demoníaca. Como Rose. Como ella, como mi todo, yo la había conocido hace años y años, milenios incluso, usted ni había nacido, ni ha...