🌼Chapter 10🌼

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-Cásate conmigo -

-¡Wow wow wow! Esto ha ido muy lejos - Ciel se paró señalandolo con el periódico.

-¡Sí! ¡Ya tengo a tres! - alcé mis brazos - ahora falta mi Tito - él se acercó a acariciar mi cabeza -

-Yo siempre estaré para usted - reí-

-Esto es divertido - comenté - ¿verdad Sebas? - negó -

-No, esto es suficiente, lamento decirle esto, pero deberá elegir, porque el Señorito y yo nos iremos de éste lugar en unas horas, por lo que, o es su Tito y el Señor Alois, o nosotros - se cruzó de brazos -

-Te aseguro que no voy a perdonarte este show que has hecho, Rose - Ciel me miró -

Me crucé de brazos.

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-No es justo -

-Rose, no me obligues a soltar un reproche hacia ti - Ciel siguió peinando mi cabello - Hace apenas unas horas has logrado que Sebastian y yo hiciésemos un pacto para estar contigo, entiendo en la situación en la que te encuentras, pero no es correcto meter a uno de mis enemigos - gruñó al mismo tiempo que jaló un poco mi cabello, estaba enojado.

Su habitación era muy grande y bonita, el azul abundaba su mansión y los sillones eran lo más cómodo que pude presenciar, pero ambos no escuchaban mis palabras, ya que se habían tomado unos minutos para decidir que un día estaría con Sebastian y otro con Ciel, como si yo fuese su hija y ambos se hubieran divorciado.

Al final, hoy tocaba con Ciel.

Y lo que él decidió, fue peinar mi cabello, y quejarse.

-¿has entendido? - asentí con la cabeza gacha, avergonzada, me giré para darle un beso en su mentón - no me conquistas - sonreí - tu... cabello es muy largo - siguió peinandome - me gusta -

-¿piensas sólo hacer esto toda la noche? - asintió -

-Si deseas tener sexo, para eso está Sebastian, a mi me gustas por como eres, no por tu cuerpo- encarné una ceja -

-Ven aquí - me senté a ahorcadas - ¿has tenido novia? - suspiró -

-eres hermosa, Rose, pero no soy bueno y temo que...

-¿Con quién lo probaste? - negó rápidamente-

-Soy un Conde, no tengo tiempo para eso - rodé los ojos - no hagas eso -

-¿qué cosa? ¿Lo de los ojos? - asintió - eso es raro -

-tú eres rara, sólo no lo hagas-

-¿te enojaste? - sonreí - eso es divertido, enójate más - tomé sus manos y las puse en mis glúteos, se sonrrojó - Ciel, eres un hombre, toma tu protagonismo -

-¿qué ocurre? Yo sólo quiero pasar tiempo contigo, no quiero esto - me concentré para poder sentir sus latidos, estaba extasiado, esto le gustaba, pero no podía admitirlo -

-Ciel, Elizabeth - frunció el ceño, me tomó de la cintura- ella es mucho más alta que tú, y un día incluso te defendió, yo lo sé y tú lo sabes, ¿no estás algo cansado de ser así? Vamos Ciel, déjame ser tu damisela en apuros - sonrió y negó -

-estás castigada, Sebastian lo reiteró, nada de este tipo de gustos- abrí los ojos - no vas a ganar Rose, lo que hiciste hoy no te lo perdonaremos tan fácil, cuando decidamos que es el momento, voy a tomarte de todos tus sitios carnosos y voy a jugar a un juego que ni el mismo Sebastian te daría en su eternidad- posó sus manos en mis mejillas - ¿entiendes mi amor? - Tragué en seco, asentí - muy bien-

Ese día, nos dormimos abrazados.

Mi Pequeña DiablillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora