🌼Chapter 5🌼

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[...] Pero, no le importaba, mientras la señora hablase de la tarea que antes había de culminado con éxito, todo bien.

-Por cierto, pudieron... Lo lamento, Señorita Rose, está enterada del trabajo que le he dado a sus... Amigos? - sonrió, la chica asintió como respuesta - muy bien, pues, ¿pudieron completarlo? -

Ciel, asintió y dio a mostrar la prueba definitiva, los papeles que le había mostrado eran ni nada menos, lo único que necesitaba aquella mujer para sonreír, ella sabía que le robaban y con esto, podía alejar al periódico y calmar a los ciudadanos de aquella repentina intercesión.

-Listo, esto era todo lo que deseaba, sois libres, muchas gracias y por cierto, me quedaré dos semanas, así que, no rompan nada mis niños - se burló la señora yéndose de la habitación.

Al segundo la chica rió.

-¡Sí! ¡Correré por toda la mansión! - dijo, el Conde, sonrió de lado agachando la cabeza-

-Oh no, lo lamento, pero usted ahora mismo irá a ducharse, ¡mire como está! - la chica se observó y tenía razón aquel mayordomo, tenía las piernas sucias por el hollín que había salido de la casa, al menos la Reina no lo había notado - mi señorito también - lo miró -

-Bien, ya escucharon a la Reinita, no rompas nada niña - el Rubio la miró desde su asiento, dió un salto y caminó para salir de la habitación - ¡Claude! ¡Vamos! ¡Quiero mi baño! -

-Un momento, no sé en qué habitación quedarme - musitó la chica -

-Venga, se lo mostraré, mi señorita-

-Es la cuarta puerta a la izquierda, ve, debo hablar con Sebastian de algo- dijo el peli azul, la chica asintió sonriente y se fue no sin antes darle un beso en la mejilla al chico, el cual, se sonrojó.

-¿Mi Señor? - preguntó Sebastian -

-No la toques, ¿entiendes? - el mayordomo abrió un poco los ojos -

-Señor... Pero ella es mi...

-No me importa - asintió - no quiero que recompongas ninguna relación suya -

-Señor, lamento decirle que ella es de mi propiedad, lamentablemente, no podré cumplir ninguna orden en contra de ella, pero puede tratar de ganársela, aunque será difícil, mi princesa no se enamoraria tan fácil-

-Princesa - gruñó el chico - bien, me la ganaré - el chico caminó con decisión fuera de aquella habitación.

La chica esperaba en la cama de la habitación que "Sebastian" le había asignado, para cuando él entró, ella yacía dormida. Se acercó.

-Rose, hermosa como estás? - preguntó, se puso a su lado en la cama, le acarició la mejilla y besó su nariz suavemente, ella abrió los ojos- A bañarse -

-Cárgame, Sebas - el mayordomo la cargó cuidadosamente, lo abrazó y él la dejó parada en el suelo del baño, prendió la bañera y cerró la puerta para comenzar a quitar la ropa de la chica -

-Señorita, no ha sido bueno lo que ha hecho con el Conde hoy - la reprimió-

-Siempre me gustó sentir la tela de tus guantes, pero créeme, me gustas más sin ellos - se los quitó algo resignado -

-Deje de coquetear para que no la reprenda como es debido - gruñó molesto - no vuelva a hacer tales cosas, se disculpará luego con el Conde -

-Yo... Ciel es muy amable - la chica se sonrojó, al fin, el mayordomo terminó con las prendas y la puso en la bañera, apagó el grifo, tomó una esponja y comenzó a refregar su piel suavemente -

-Usted quiere alejarse de mí, ¿verdad? Por eso hace esto - la castaña giró su cabeza -

-Debes aceptar que me gusta tener mucho amor, soy así, lo lamento -

-Yo puedo darle eso, y lo sabe -

-S-si, pero quiero más, además él es tu amo, pueden... Compartirme - la chica lo miró -

-No, es un definitivo no, se quedará conmigo y punto -

Narra Rose

-P-pero... P-pe-pero... - tartamudeé algo triste -

-hermosa... No... - se acercó y depositó un beso en la comisura de mis labios - Basta, ¿si?-suspiré

-Quiero a Ciel, ¿o prefieres que vaya con Alois? - él negó abriendo los ojos-

-¡Eso sí que no! - reí - bien, silencio, mantenga su boquita cerrada - limpió mi cara - es hermosa, perfecta -

-tengo 15 años, cuidado - rió -

-y yo... 22, hay humanos que ya se casan con personas de su edad- le saqué la lengua -

-No me casaré -

-Como quiera, pero siempre quise ponerle un vestido rosa pastel, peinar su cabello, hacer una larga trenza, y colocar flores blancas - lo miré -

-Me encantan las margaritas - sonrió -

-Lo sé -

Al sacarme de la bañera, me envolvió en una toalla y me llevó hacia la cama, me dejó allí.

-Voy a comprar algo de ropa - sonrió - No pregunte, no pensé que me la encontraría - salió de la habitación luego de una última mirada, a los segundos, escuché la puerta abrirse, era Ciel.

-Y-yo... Disculpa -

-¡Hey! ¿Dónde vas? Quédate - le supliqué, él miró hacia otro lugar y cerró la puerta, se acercó y se sentó a mi lado -

-Eres más blanca luego de un baño - reí -

-Y tú también -

-al menos no hueles a hollín - estaba sonrojado - tienes... Tienes olor a rosas - asentí-

-Si... Se llama... Feromonas - sonrió - expulso Feromonas, lo sabias, ¿no? -negó sorprendido -

-Sabía que eras un... Demonio-

-Soy una muñeca Demoníaca, pero sí, por eso te atraigo - suspiró -

-Sólo me agradas - sonreí -

-eso es muy tierno - apoyé mi cabeza en su hombro -

-Basta de... De eso - Mmmm.

Mi Pequeña DiablillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora