Capitulo 6: Susan

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Al parecer lo único que puedo hacer desde que desperté en este maldito lugar, aparte de mantener un dialogo interno bastante extraño conmigo misma, es medio dormir y tener pesadillas. 

No hace mucho me desperté en mi colchón gritando dolorosamente. Y quiero decir, realmente dolorosamente, pues mi garganta parece arder en toda su longitud. No es la primera noche que despierto gritando, y desgraciadamente, a lo largo de la misma, no despierto solo una vez. Hasta ahora, han sido al menos como cuatro veces, y en cada una de ellas desperté gritando a la oscuridad, aferrando mis puños a la precaria sabana que cubre mi cuerpo en esta cama.

Puede parecer extraño, pero el tiempo parece transcurrir de forma extraña. Si me pongo a pensar, el tiempo se ralentiza, y me encuentro la mayor parte del tiempo pensando en todas las cosas que justo ahora me doy cuenta, extraño demasiado. Como mis plantas, que aunque pocas, tenía la esperanza de poder ver florecer esta primavera, me había esforzado por hacerles un pequeño espacio en mi pequeño departamento. O como extrañaba a mi gato peludo, con sus ojos verdes y su pelaje gris. O de mi café a primera hora de la mañana en esa cafetería de mierda. O de los donuts glaseados a la hora de la comida. Y aunque paso un tiempo impresionante pensando en mi vida antes de estas paredes, aun siento como que hay algo que estoy olvidando, simplemente no logro identificar que es.

Por otro lado, también me encuentro dejando a mi mente completamente en blanco. Quiero dejar de pensar y lo hago. Me sorprendo a mí misma mirando un punto fijo de la habitación, y solo sé que ha transcurrido el tiempo suficiente, cuando alguna parte del cuerpo se me entumece por la falta de movimiento. El frio o la suciedad en mi cuerpo, hacen que quiera rogar por una ducha, pero sé que no será posible. Estoy consciente de que tendré que cumplir mi castigo. Pero de verdad me hayo a punto de gritar cuando la piel comienza a darme comezón. Sé que probablemente es algo mental, pero no puedo evitar sentir el picor en mi piel. Necesito ducharme pronto. Oh Dios.

Silencio.

Silencio.

Silencio.

Cállate mente, cállate.

Silencio.

Silencio.

Silencio...


***

Pasa algún tiempo, entre mis pensamientos aleatorios, y el frío dejando doloridos mis huesos y mis músculos, antes de que la puerta sea abierta nuevamente.

—Buenos días. — Dice la mujer mientras entra en "Mi habitación". —Supongo que tendrás hambre, así que te traje el almuerzo.

Lo primero que noto, es que la mujer está tranquila con atender a una mujer que esta Privada de su libertad. Lo segundo que observo, es que de hecho estoy famélica. Realmente podría consumir cualquier cosa en este momento. Y lo tercero que viene a mi cabeza, es que dijo almuerzo, y no desayuno, por lo que asumo que es más de medio día. Lo que significa que ha paso otro día, lo cuál sería útil para mi cerebro pensar en esto, si de hecho supiera cuantos malditos días llevo aquí. Me encuentro a punto de preguntarle a esta mujer, pero en el último instante me rindo y solo sale de mi boca un gruñido.

La Captura de AlderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora