21.Los artistas unidos

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Marinette

Probé el trozo de chocolate que tenía en la mano. Cuando de la nada Nathaniel tomó mi mejilla y empezó a acariciarla. Me sonroje un poco agachando mi cabeza, cuando de repente tomó mi mentón y levanto la cabeza haciendo que le mirar. Mis ojos color cielo se encontrarían con los suyos color turquesa. Acercó un poco su rostro al mío, no precia ser el mismo Nathaniel vergonzoso de siempre, sin embargo, yo, estaba sonrojadisima.

De repente el sé detuvo y se puso más rojo que yo. Me envolvió en sus cálidos brazos mientras entre risas nerviosa y entrecortadamente decía "Tranquila... nunca haría algo que no quisieras". Suspire sonrojada y nerviosa, mientras que dejaba que sus brazos me envolvieran transmitiéndome cariño y amor. Recordé a Adrien y Chat Noir. No iba a deprimirme, por un par de tontos, así que inmediatamente sacudí mi cabeza para alejar esos pensamiento y mire a Nathaniel sonriente. "¿V-vamos?" El me miró y sonrió asintiendo.

Caminamos en silencio y algo sonrojados hasta un parque algo escondido, donde estábamos los dos solos. Había un gran y hermoso árbol, del cual colgaba un columpio. Los dos nos sentamos a la sombra, de vez en cuando nos mirábamos a la vez y nuestras miradas coincidían provocando que nos sonrojáramos más. Al final el se armo de valor y empezó a hablar. Hablamos de varios temas, sin relación alguna.

Por lo que pudimos darnos cuenta teníamos más cosas en común de lo que pensábamos, no eran solo las cosas artísticas. Teníamos gustos parecidos, en comida y colores, por muy raro que sonara. Al final acabamos riendo y más reflejados. Entonces pareció recordar algo y sacando una caja de una bolsa que tenía, la puso entre las dos sonriendo. "Un regalo dulce para una chica dulce" dijo con una gran sonrisa en el rostro provocando en mi un sonrojo.

Tome la caja poniéndola sobre mis rodillas y vi unos adorables pastelillos de chocolate decorados con las flores que suelo llevar en mi chaqueta. "Que precioso..." me quede anonadada ante las detalladas y hermosas flores del pastel. El parecía mirarme con una sonrisa tierna y recordé el chocolate de antes. "¿Lo hiciste tú mismo?" "Sip" me contestó y rasco un poco su nuca. Entonces saco un pequeño cuchillo y corto un trozo. Agarre el trozo y lo tome saboreándolo lentamente comprobando cada detalle del gusto, me comportaba como si fuera una panadera, y reí un poco ante esta idea.

"¡Está muy bueno!" Exclamé feliz y sorprendida "Cocinas realmente muy bien"  le sonreí mientras iba probando el rico pastel.

Al cabo de un rato de hablar, reír y comer pastel nos dimos cuenta de que ambos llevábamos libretas y colores/lápices. "Y... ¿qué sueles dibujar?" le pregunte con una sonrisa en mi rostro mientras me acercaba un poco a el. Rápidamente vi como sus mejillas se tornaban de un rojo intenso, al igual que su cabello. Reí suavemente y le revolví el pelo. "Tranquilo, no te voy a morder". El suspiro y me sonrió suavemente, entonces abrió su libreta mientras parecía buscar algún dibujo en especial. Mientras pasaba las páginas me pareció ver el rostro de cierta chica. Hasta que de repente dejo de buscar y tímidamente me enseñó un boceto.

Al principio no reconocí a la que me parecía una linda chica, pero después me fijé más en los detalles hasta darme cuenta de que era yo. Mis mejillas se pusieron de un tono más rosado al normal y el me hablo con una amable sonrisa. "D-disculpa que te haya estado dibujando sin tu permiso. Pero siempre me e-embelesaban tus ojos color cielo y tú cabello como el cielo nocturno..." ante sus palabras ambos nos sonrojamos y apartamos un poco el rostro el uno del otro. "G-gracias Nath" dije su diminutivo sin pensar y el pareció sorprenderse. "Entonces... ¿Tú qué sueles dibujar?" Me pregunto él con una sonrisa parecida a la mía de cuando le pregunté. Reí un poco y le enseñe mis bocetos de ropa. El se sorprendió y admiro cada uno, provocando un sonrojo en mi.

Después de eso ambos entramos en un silencio algo incómodo. Se supone que estábamos en una cita pero ninguno de los dos tenía ni la más remota idea de que se debía decir en situaciones como esta. "Y... ¿De que deberíamos hablar?" Pregunté algo incomoda. El me miró y sonrió de manera un poco extraña creando una confusión en mi. "¿Y si hablamos... de lo que se hace en una cita?" después de escuchar esas palabras, entonces si que me confundí del todo. Justamente, estando en una cita sin saber qué hacer ¿como íbamos hablar de lo que se hace en una cita? Entonces el rió al ver mi cara y mis expresiones. Yo infle un poco mis mejillas, parecía ser la única que no entendía nada. Entonces el hablo. "Me refería a que habláramos, de que clase de citas creemos que tienen las otras personas según como eran. Una vez dijo eso, todo cobro sentido en mi interior.

"A ver... conversación entre los falsos canis y falsas chonis, ¿tú que piensas de lo que hablarían?" Lo mire curiosa, no estaba segura de que significaba eso, entonces simplemente me explico que se refería a todas esas chicas de nuestro instituto, que con solo 12 o 13 años ya iban con esos short que enseñaban medio culo, pretendiendo parecer más mayores de lo que eran y a los chicos que les gustaban esa clase de chicas. Entonces reí un poco, es verdad que a mí parecer era un moda poco adecuada para niñas tan jóvenes, pero haya ellas. Entonces empezamos hablar sobre cómo serían sus citas, siempre saltándonos el final que no queríamos nombrar.

"Entonces... Creo que quizás hablan de lo corto que llevan los pantalones, es un tema de conversación que ellas se saben bien, no?" Reí suavemente después de decir aquella estupidez y el me miró riendo igual. "Yo creo que esa pregunta no la podrían hacer" entonces me sorprendí y lo mire diciendo como: ¿Por que?, y él respondió. "Porque llevan pantalones tan cortos que ni siquiera vale la pena medirlos" dijo de manera seria y entonces los dos nos pusimos a reír de nuevo.

Así pasó el rato y entonces empezó a llegar el atardecer. Las nubes se empezaron a teñir de color naranja y rojo, al igual que el cabello y las mejillas de Nathaniel. Bostece y cerré levemente mis ojos. Estaba algo cansada, el comer pastelillos me daba sueño. Así que apoye mi cabeza en el hombro de Nathaniel. Notaba como una leve brisa chocaba contra nuestros cuerpos y rostros, mientras Nathaniel pasaba una mano en mi espalda acariciándola lentamente.

<Quizás... no sería tan malo pasar una temporada con Nathaniel... es dulce... cariñoso... amable... g-guapo... talentoso... tenemos cosas en común... casi como si fuera un hermano! No, no, no, no, no> dije en mi cabeza mientras negaba un poco con la cabeza. ¿Como decía que era como un hermano si estaba pensando en el como pareja? Suspire de nuevo y alce un poco mi mirada para ver a Nathaniel, y justo cuando hice eso me topé con sus ojos turquesas.

El también me estaba mirando. Nuestras respiraciones se encontraban y chocaban unas con las otras. Nuestra proximidad provoco un notable rubor en las mejillas de ambos. Debía probar, ahora era el momento <perrerfecto> y una vez pensé eso, se me vino a la mente Chat, así que sacudí mi cabeza y volví a mirar a Nathaniel. Este cerro lentamente sus ojos.

Suspire antes de tomar la decisión. Lo contemple durante unos pocos segundos que para mí fueron eternos. Lentamente pose mi mano en su mejilla, acariciándola  delicadamente, pasando mis dedos por sus pecas. Me apegué un poco más a él, haciendo nuestra poca distancia aún más corta. Entonces pase mi lengua por mi rosados labios y...

Junte mis labios con los de Nathaniel. El correspondió sin pensarlo dos veces, puso sus manos en mis mejillas acercándome más a él mientras el beso era entre tierno y ansiado por su parte. Mis mejillas se sonrojaron un poco más al sentir la intensidad, aunque en verdad era cálido y tierno, todo por su parte.Yo no estaba tan segura de mis sentimientos, pero sin miedo seguí con aquel beso.

Al final, cuando ya casi no nos quedaba aire, ambos nos separamos. Sus manos pasaron de mis mejillas a detrás de mis orejas mientras me colocaba el pelo tras estas y me acariciaba un poco. "Marinette..." dijo mi nombre con una dulce sonrisa en el rostro, con el viento moviendo sus rojizos cabellos como el amanecer, mientras mis mejillas, seguían igual de rojas.

No se describir bien ese beso, pero sé que era uno muy tierno.

Venga, venga. No me matéis por favor XD

Un suceso inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora