ENTRE LAS SOMBRAS©

CAPITULO XI

°●Visitas inesperadas●°

Esa mañana nos encontrábamos desayunando, bueno para ser exacta yo estaba desayunando, pero no pude terminar por qué me sorprendió mucho lo que Kay me estaba revelando.

- ¡¿es enserio?! -Dije abruptamente.

- ¡claro que es enserio! ¡¿Porque te sorprendes tanto?!

- ¡es que... me resulta increíble! -respondí.

- es normal que mis hermanos te quieran conocer. -Emitió.

- sinceramente no sé si es lo correcto. -agregue pensativa.

- ¿por qué no sería correcto? -pregunto pero no respuesta pues agrego inmediatamente. - ¡claro que es lo correcto!

- ¡pero! ¿y si algo sale mal? -Dije afligida.

- nada va a salir mal Leah. ¡Te lo prometo! -emitió dulcemente.

Me quedé reflexionando en lo que dijo él tenía razón tarde o temprano tenía que conocerlos. -está bien ¿cuándo vamos a ir?

- ¡¿qué tal mañana?! -Respondió como si nada.

- ¡mañana?! -Dije ahogada.

- ¡venga Leah! No te pongas nerviosa, ya te dije que todo va a estar bien. -agrego intentando.

Pues como dicen al mal paso darle prisa, así que no debería importarme si era mañana o la semana que viene. -Pensé.

- ¡está bien! -Le dije.

Ese día paso increíblemente rápido, de pronto ya era de día. Kay todavía no regresaba de cazar y yo me estaba destrozando los sesos para elegir que ropa podría ponerme, para ir a ver a los hermanos de Kay. Sabía que era algo estúpido, pero por alguna extraña razón quería agradarles.

Si alguien de mi familia o mis amigas me vieran por lo que me estoy preocupando, no podrían creerlo. Ya que a mí también me resultaba difícil de creer. Escogí un vestido azul en cuello V con una abertura delantera en la pierna izquierda, escogí unas zapatillas negras, y me deje el pelo suelto. Al verme en el espejo me sorprendí ya que jamás había visto mi cuerpo de esa manera, Ese vestido era toda una obra de arte, pues enmarcaba extraordinariamente cada curva de mi cuerpo.

Cuando Kay llego, se quedo impresionado al verme. Tanto que ya no quería que fuéramos a ver a sus hermanos para quedarnos a solas en la cabaña.

- ¡no seas tonto! -Le dije.

El se rió con ganas. Y un par de segundos después vi como se acercaba a mí por la espalda pues yo todavía estaba frente al espejo, me tomo por los hombros y me susurro al oído. - ¡voy a estar esperando ansioso que termine nuestra visita! ¡Para estar de vuelta en casa! Y ¡quitarte ese vestido cariño! y esbozo una sonrisa pícara.

Sentí la electricidad correr por mi cuerpo, rápidamente me zafe de sus manos y salí del cuarto rápidamente. Pues sabía que si me quedaba un segundo más allí, la visita a sus hermanos no ocurriría ese día.

Mientras bajaba las escaleras escuche como se reía.

- ¡apresúrate o no vamos a llegar! -Le grite.

Y en un segundo ya estaba junto a mí.

- no me importaría llegar un poco tarde. -emitió sugerentemente.