CAPITULO XVI

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°●Sin salida●°

Me sentía extremadamente bien en los brazos de Kay, no importaba en qué lugar fuera mientras pudiéramos estar de esta forma. -Pensé acalorada. Fije mi vista en el cielo que estaba lleno de estrellas brillantes, si pudiera parar el tiempo lo haría en este preciso momento.

- ¡Dios! ¡Tenemos que irnos! -Exclame mientras me vestía

Apresuradamente.

- ¿qué pasa Leah? -Me pregunto extrañada.

- es muy tarde, las chicas deben de estar preocupadas. -Explique apresurada.

- quiero quedarme el resto de la noche aquí contigo. -Dijo y mientras me aprisionaba contra él. Acto que no me desagrado en lo absoluto.

- ¡Kay por favor basta... suéltame ya, que tenemos que irnos. -insistí intentando zafarme de él.

- ¡¿acaso no quieres quedarte conmigo?! -Me dijo mientras me dedicaba una increíble y persuasiva sonrisa.

Si no fuera porque sabía a la perfección que Meredith y Nancy estarían muy preocupadas por mí en estos momentos, habría caído en su trampa, pues la oferta de quedarme con él toda la noche extremadamente tentadora.

-sabes a la perfección que eso es lo que más deseo, pero ahora no es el momento tenemos que irnos. -Dije firmemente.

El se dio cuenta que no lograría persuadirme, así que termino diciendo -está bien vámonos. Y me tomo en brazos.

- ¡Kay! ¡Yo puedo correr tan rápido como tú! -decrete.

- ya lose. Pero me encanta tenerte en mis brazos. -Dijo Sonriendo nuevamente.

Ahora no pude objetar nada más porque a mí también me gustaba esto.

Al llegar al apartamento nos dimos cuenta que las chicas no estaban.

- ¿Adónde habrán ido? Regularme ellas no salen tan noche. -Pensé ya que deberían de ser las 3 o 4 de la madrugada.

- tranquila Leah. Seguro que están bien, recuerda que no son tan frágiles como aparentan. -Emitió Kay que seguro se percato de mi preocupación.

Kay tenía razón ellas no eran nada débiles -Pensé.

- porque mejor no nos relajamos. -Me susurro al oído.

Y antes de que pudiera entender el significado de aquellas palabras, Sentí un ligero estirón y en un segundo nos encontrábamos tumbados en el sofá.

- ¡¿pero qué haces?! -Exprese con asombro intentando levantarme de su cuerpo.

Kay me sujeto con fuerza impidiendo que me levantara.

- ¡pues continuar en lo que nos quedamos! -me dijo pícaramente.

- ¡estás loco! ¿Qué tal si llegan las chicas? -Dije alarmada.

El se echo a reír, cosa que me irrito un poco. ¡Que acaso no tiene pudor! -pensé sonrojada.

- ¿de qué te ríes? -Le recrimine.

- de tu carita de espanto, parece que se te ha olvidado que poseo un excelente sentido del oído. -Alardeo.

- pero...

No pude continuar mi objeción porque él me beso y no pude oponerme más. Deslizó sus manos hacia mi cintura y me giro, acto que me dejo ahora a mi aprisionada entre el sofá y su increíble cuerpo. En un instante mis manos estaban agarrando su playera se la arremangue para quietársela, él se enderezo unos centímetros, levanto sus brazos para facilitarme el trabajo. Trabajo que yo hacía con gusto, deje caer su playera. ¡Vaya! Me seguía aturdiendo lo bello que era, deslice mis manos por su cuerpo sintiendo cada uno de sus increíbles músculos, enrede mis manos en su cabellera y lo jale hacia mí, para tenerlo de nuevo sobre mi cuerpo y él me sonrió increíblemente, me beso nuevamente pero con más intensidad, sentí como sus manos se abrían paso entre nuestros cuerpos. En un segundo me quito el vestido, dejándome solo con el camisón negro de seda que traía de bajó. Sentir sus manos sobre mi piel era extraordinario, me deje llevar en ese mar de sensaciones.

ENTRE LAS SOMBRAS©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora