Gracias a la fantástica magia de Undertale... Chara y Asriel volvieron a la vida cuando Frisk logró sacar a los monstruos del subsuelo.
Ahora intentarán hacer una vida "normal" en la superficie.
Aunque, al principio, Chara no se lleva muy bien con F...
La sala está en silencio. Frisk, Asriel y Sans comparten un mismo sofá, mientras que Chara ocupa ella sola un sillón bastante grande y cómodo. Sin duda el mejor de la casa.
Las dos chicas más jóvenes de la casa, Chara y Frisk, están con su nuevo móvil. La de los ojos color rubí está buscando en Internet fotos de chocolates y otros dulces, mientras que, la otra, prefiere pasar el rato chateando con Alphys y Undyne, que también se han pasado a este mundillo del móvil.
En cambio, Sans, que no tiene dinero suficiente para comprarse un móvil, sólo se limita a mirar a Frisk de arriba a abajo, intentado disimular para que sus amigos no se den de cuenta. Y Asriel... Él prefiere la compañía de un buen libro.
–Frisk! Puedes hacerme un pequeño favor cielito? –dice Toriel desde la cocina.
–Cielitooo... –se burla Chara mientras la mira con una sonrisa malvada.
–Claro que si mami –responde Frisk mientras se levanta del sofá.
–Ten –le da una pequeña lista de la compra y dinero–. Vete a la tienda y compra eso para la cena, por favor.
–Vale! –contesta con su típica y tierna sonrisa.
–Ey... afuera está oscureciendo, y ya empieza a hacer frío –advierte Sans mientras se levanta del sofá–. Así que, toma, mi chaqueta.
–Gracias Sans... –susurra mientras se la pone–. Adiós chicos!
–No te entretengas por el camino... Que tengo hambre –dice Chara a modo de despedida.
Frisk abre la puerta, dejando entrar una pequeña brisa fría. Pero no tarda más de diez segundos en salir y cerrarla.
–Vaya Sans, ahora que Frisk se ha ido... A quien vas a comer con la mirada ahora...? A Asriel?
–Qué has dicho...? –pregunta la cabritilla mientras levanta la vista de su libro.
45 minutos más tarde
El pomo de la puerta se gira y esta se abre, produciendo un leve chirrido.
–Hola... Ya estoy en casa... –dice Frisk con un hilillo de voz.
–Vaya, nos tenías preocupa... –pero Sans se detiene cuando la mira–. Que te ha pasado!
Asriel, sorprendido, se levanta del sillón y va a junto ella, para coger las bolsas de la compra, dejarlas en el suelo y agarrarla de la mano con delicadeza.
–Que te ha pasado? –pregunta su hermano, preocupado.
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Los brazos, las piernas e incluso la cara están llenas de arañazos, moratones y algún pequeño corte. Su ropa tampoco está mucho mejor.
–M- Me he... Caído dentro de un arbusto –responde Frisk, mientras baja la mirada, avergonzada.
Chara aparta la vista de su móvil y evalúa el estado de Frisk. Se levanta del cómodo sillón, da unos pasos hacia su hermana menor, agarra la parte inferior de su suéter y lo levanta un poquito. Aparecen otros cortes y magulladuras.
–Con que te has caído eh... –dice Chara, poco convencida.
Vuelve a colocar el suéter en su sitio y la mira a los ojos.
–Vaya... Pues que arbusto tan... peculiar...
Chara deja a Frisk y sale afuera de la casa, con las manos dentro de los bolsillos de sus shorts. Las farolas están encendidas e iluminan las calles, que están en casi completa oscuridad. Allá, hacia el fondo de la calle, se pueden ver a unas tres siluetas masculinas que se están alejando, lentamente. Incluso se puede escuchar como hablar y ríen.
–Habrá que vengarse de ese arbusto... No? –dice con ironía la de los ojos rubíes, ya que parece que sabe quien, o más bien, quienes fueron los culpables.
Toriel llega a la sala, con una bandeja de plástico cargada con 4 vasos llenos de agua. Pero, cuando ve el estado de su pequeña niñita, se lleva las manos a la boca, dejando así caer la bandeja y su contenido.
–Frisk! Mi vida, pero que te ha pasado! –grita Toriel mientras corre hacia ella, para abrazarla y asegurarse de que está bien.
–No es nada... Solo fue una caída tonta... –intenta quitarle importancia al asunto.
Chara echa una última mirada a la calle antes de volver adentro. Esas siluetas y esas voces, le resultan familiares.
