Gracias a la fantástica magia de Undertale... Chara y Asriel volvieron a la vida cuando Frisk logró sacar a los monstruos del subsuelo.
Ahora intentarán hacer una vida "normal" en la superficie.
Aunque, al principio, Chara no se lleva muy bien con F...
Ya son las tantas de la noche. La habitación está a oscuras. Solo la luz que entra por la ventana de las farolas de la calle ilumina un poco el interior.
Chara está tirada en el suelo, mirando hacia el techo. Hoy ha dejado a Frisk dormir en su cama. Tal vez por pena? O por compasión? Ni siquiera ella lo sabe. Asriel, en cambio, está estrenando su nueva habitación. Seguramente ya esté dormido...
–Agh... No aguanto más... –se queja Chara mientras se levanta de su cama improvisada.
Al lado de ella, tirado en el suelo, está su móvil. Se agacha a cogerlo y lo enciende. Tiene varios mensajes.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
–Nada interesante... –susurra mientras deja el móvil encima de la mesa.
Abre las puertas del armario y coge unas prendas de ropa nuevas, para cambiárselas por el pijama. No tarda más de dos minutos en vestirse. Agarra las llaves y su móvil, los mete en el bolsillo y se va de la habitación, camino a la salida de casa, intentando no hacer demasiado ruido.
Una vez allí, mete la llave en la rendija y la gira hacia la izquierda, produciendo un pequeño chirrido. Pero eso es todo. Abre la puerta sin ningún problema y sale a la calle, cerrándola tras de si.
–Al fin un poco de aire fresco! –dice mientras respira profundamente.
Las calles están vacías. No hay ni un alma.
–Bueno... Vamos a ver lo que me encuentro...
Chara empieza a caminar, con paso lento y las manos en los bolsillos de sus shorts.
Algunos aullidos de perros se escuchan en la lejanía, junto con el canto de unos grillos.
De repente, Chara se frena en seco. Se queda mirando un grafiti pintado en la pared de un edificio iluminado por la luz amarilla de una farola.
–La superficie es de los humanos. Volved a la sucia cueva de la que habéis venido... –lee lo que hay escrito.
Cuando termina de leer, sigue caminando.
–Vaya... Hace más o menos una semana que los monstruos han salido del UnderGround... Y los humanos ya quieren enviarlos de vuelta a aquel basurero. Qué estúpidos y egoístas que son... –le da una patada a una piedrecita que había en mitad de su camino.
El ruido de un motor se escucha a lo lejos. Al fondo de la carretera se puede ver un coche que se está acercando. Las potentes luces ciegan a Chara.
El coche pasa a toda velocidad, pasando por encima de un charco de agua, salpicandola.
–Pero que! Que haces imbécil! –le grita al conductor.
De repente, el coche se frena a unos metros de distancias de Chara, dejando las marcas de las ruedas en el asfalto.
–Oh, mierda... –empieza a buscar en los bolsillos, para ver si lleva encima su cuchillo. Pero no está–. Espero que no sea alguien muy alto ni fuerte...
La ventanilla del coche se baja. Segundos más tarde, una lata de cerveza sale disparada del interior, cayendo a la acera. La ventanilla se vuelve a cerrar y el coche arranca.
Emmm... Me vuelvo para casa... Suficiente paseo por hoy –dice mientras se da media vuelta.
Minutos más tarde
La puerta de la entrada se abre. Es Chara, que ya volvió de su pequeño paseo por el vecindario. Cierra con llave, se va a la sala, deja el móvil en una mesa y se tumba en el sofá. Por suerte, el coche solo le mojó las piernas, que ya se secaron de camino a casa.
–Menuda porquería de vecindario... Solo hay borrachos y adolescentes idiotas... –susurra mientras cierra los ojos, enfadada. Pero el cabreo se le pasa, y no tarda en quedarse dormida.
Poco tiempo después, la luz de la cocina se enciende. Es Frisk que fue a beber un poco de agua. Tiene las manos, las piernas y la cara llena de pequeñas tiritas. Cuando atraviesa el pasillo, de vuelta a su habitación, se fija en que hay alguien tumbado en el sofá. Se acerca un poquito y ve que es su hermana.
–Te va a coger el frío... –susurra mientras busca una manta.
