El lado Oscuro de Dante (COMPLETA) (Trilogia II : Las letras del deseo)

Sacrificios

Dante

Siempre habia tenido todo que habia querido en la vida, mujeres, autos, dinero, poder, fama, el miedo de la gente. Todo. Hasta que una hermosa mujer de tatuajes. Piel de porcelana, ojos de un verde intenso y un exuberante cuerpo se cruzo por mi camino, tan desafiante, exasperante. Pero malditamente sensual hasta allí habia tenido todo lo que habia querido. Ella fue ese punto al final de las oraciones, ese obstáculo motivador. Ese dolor de muelas favorito. Titania habia sido el antes y después de mi vida. Salir de su vida, era como quedar huérfano, era mi esposa, era perder un hogar era cambiarlo todo. Era marcar el principio de un final. Pero debía aceptarlo, por su seguridad no la arriesgaría, no la pondría en peligro pero aun así era tan egoísta de retenerla a mi lado, por esa misma razón la perdí.

Dicen que existen varios tipos de amores, ella para mí lo fueron todos, el amor eterno, el amor pasional, el amor único y en esta circunstancia el amor imposible. No podía tenerla, eso significaría tener que salir del negocio familiar, Tita era mi debilidad, mi fortaleza pero mi más preciado premio. Cualquier intentaría matarla para tenerme donde quisieran. Estaba tan sumergido en mis vicios que habia abandonado de una u otra manera a quien más amaba. Todo eso lo entendí aquel día en Las Vegas, cuando la vi derribar a aquella mujer, tan imponente, ruda, pasional por su pelea, tan llena vida y yo solo la estaba consumiendo con mis miedos, problemas, turbulencias y mentiras. Esa mujer en esa arena, era de la tita que me habia enamorado y no de la que yo estaba creando con inseguridades y maltratos.

El sonido seco de cada golpe que daba era similar al sonido de un cajón, o de un bate contra una madera o cuando se golpeaba con la mano una pared con aire. Un, dos, tres golpes más hacia las costillas de aquel sujeto que en ocasiones soltaba un chillido brutal, era de tez morena, bajo y poco agraciado. Este escupía apenas sangre de la boca ante cada golpe que le soltaba Gabriel, tenía una buena derecha y sé que estaba haciendo polvillo las costillas de aquel hombre.

- ¿Crees que hable?- Me pregunto con tono serio Breu, sentado en una silla, junto a sus guardaespaldas que estaban de brazos cruzados alertas.

Este me miro mientras estaba de brazos cruzados recostado a una de las paredes de aquella oscura y sombría habitación, con filtraciones, humedad en sus paredes. Me encogí de hombros. Asintiendo. Todos hablaban.

- A ver... - Gabriel llamo mi atención pero este tipo no soltaba ni una palabra.

- Tráiganme un corta uñas- anuncie con tono imponente y aquel moreno alzo su vista a mí. - estire la mano y vi como uno de los guardaespaldas de Breu se acercaba a dármelo. - Tienes dos opciones: O me dices quien te mando a seguirla, o te empezare por tus dientes, seguiré con las uñas y así iré mutilándote cada parte que mi imaginación diga... Y créeme los tres somos muy ocurrentes - amenace mirando aquel hombre, que apenas podía respirar pero si hablar muy bien.

- Igual me mataras... - escupió.

- así es, pero tú decides, puede ser rápido o algo muy doloroso- explico Gabriel, con tono divertido.

- ¡Púdranse!- soltó aquel tipo con una ira evidente. Mientras que Gabriel le soltaba otro golpe en el pecho haciendo que su cuerpo vibrara y este se ahogara en su propia saliva. Camine hacia él y este pudo notarlo. - ¡Espera!, ¡No!- grito y me detuve- les diré, les diré... - este comenzó a sollozar y llorar como una vil rata y solo pude impacientarme más.

- No me conocen por tener mucha paciencia- amenace perdiendo la paciencia.

- La orden de vigilar a la escritora fue dada de arriba- escupió apenas casi sin aire, sollozando, mientras miraba el piso. - La quieren para una pelea importante... - arrugue la frente y Breu se levanto de la silla- alguien del alto mando la vio peleando en Las Vegas y... - este me miro- Saben que es usted puede convencerla- sentí un escalofrió recorrerme la piel.- Ellos saben que ella es...- sentí el alma caérseme a los pies, me habían descubierto- Que ella es su esposa....