Capítulo 2- Secuestro

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Abrí los ojos como platos al oír aquel disparo.
Al oír el segundo, cerré mis ojos fuertemente, para después sentir como la gente pasaba corriendo y me chocaba casi tirándome al suelo.
Cada vez se oían más disparos, por lo que lo vi como una buena oportunidad para salir corriendo, pero la multitud no me lo permitía.
Quise salir como pude, no me iba a quedar ahí.
Mientras intentaba salir, quise observar quienes causaban tanto lío. Eran tres, estaban de espaldas, por lo que no podía ver sus rostros.
Me adentre entre la gente y logré acelerar mi paso, cuando choqué con alguien y me caí al suelo, nuevamente.
Todos por alguna razón se alejaron de mi desesperados, otros gritando...
Uno de ellos estaba frente a mi, no podía ver su rostro, ya que se la cubría con algo similar a un pasamontañas. Solo podía ver sus ojos, los cuales eran de un muy bonito color esmeralda. Sentí un frío por todo mi cuerpo.
Me tomó del brazo bruscamente y solté un grito de susto, mientras me llevaba a prisas a una camioneta estacionada no tan lejos de donde estábamos.
Abrió la puerta del vehículo y me tiró allí, para después entrar él, sacar una soga y atar mis manos para luego pasar a mis pies.

-¡Dejame!-Grite con lágrimas en mis ojos.
Él solo me miró con una mirada asesina, mientras lentamente se quitaba el pasamontañas.
Cuando se lo quitó por completo, pude ver mejor su rostro.

-Callate, o te pondré una cinta en la boca y te la quitaré cuando se me de la gana.- Me dijo de una forma muy fría y amenazadora.

Sentí escalofríos y me largué otra vez al llanto.

-¿No me oíste?-Dijo elevando el tono de voz.

Traté de calmar mi llanto. Este erizo me daba mucho miedo.
Sentí un portazo, proveniente de la puerta del conductor y luego otro del acompañante.

-¿La tienes?- Dijo uno, también quitándose el pasamontañas.

-Si.- Respondió mi secuestrador.

El vehículo arranco lo más rápido que pudo, nunca había sentido tanto temor como lo sentía ahora ¿Y si chocabamos?

-¿Que quieren de mi?- Pregunté tratando de sonar firme, pero era imposible, se notaba mi miedo.

-Shh, por ahora solo diversión...- Me dijo el que estaba en el asiento del acompañante.

¿Me iban a violar? No lo pude evitar y comencé a gritar y a intentar zafarme de las sogas, pero solo logré que mi secuestrador se enfadara más.

-¿¡Por qué no te callas!?- Me gritó.

Me quedé callada y con mucha rabia. Tenía ganas de gritarle mil cosas, de escupirlo o de patearlo en donde más le duele.
Decidí quedarme callada, cuando lleguemos a donde tengamos que llegar, iba a tratar de hacer lo que pueda, si es que se les ocurría desatarme.

Al cabo de 10 minutos llegamos a una pequeña casa, que estaba muy bien oculta entre unos arbustos muy grandes, lejos de la ciudad. La zona se veía muy abandonada. Sabían esconderse bien.
Mi secuestrador salió primero, luego los otros dos.
Me desató las piernas y me cargo en brazos.

-Sueltame.- Dije en vano, pues tenía la vista puesta en la entrada de la casa.

Al entrar me dejo en un gran sofá. La casa estaba en un no muy buen estado, algunos muebles estaban gastados, y el piso algo roto, mientras que las paredes casi tenían pintura.
Me quede ahí en silencio, mi secuestrador estaba al lado mio, era de esperarse.
¿Y ahora qué?

-Escucha.- Me habló de repente y yo lo miré de inmediato.-Vas a hacer todo lo que te pidan aquí ¿Oiste? Incluyendo lo que yo te diga.-

Asenti rápidamente y el sonrió levemente.

-Genial.-Dijo.-Ven.- Me tomó del brazo y me llevó a una habitación. Había una cama, un armario y una ventana cerrada.
Me asusté y llegué a pensar lo peor y comencé a mirarlo de forma suplicante.

-No, por favor...- Dije a punto de llorar.

-¿Qué?- Me miró con seriedad.- Yo no soy así, aquí vas a dormir.

Solté un suspiro algo aliviado aunque aún estaba desesperada. Acababa de ser secuestrada.
Me dejó sentada en la cama y se acercó a mi para desatarme las manos, podía sentir su respiración en mi cuello.
Terminó y se alejó lentamente.

-Muy bien.- Dijo uno de sus compañeros, que había entrado en la habitación.-¿Ya vamos?- Le preguntó de forma impaciente a mi secuestrador.

-Si.- Dijo y se fue hasta la puerta.- No hagas una locura.-Me miró y cerró la puerta de un portazo. También oí como le ponía llave...

Comencé a buscar una salida.

Continuará...

Ojos Esmeralda (Sonamy) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora